ҒᏞᏆᏀᎻͲᏴϴႮΝᎠ ᎻᎬᎪᎡͲ ˊˎ-

Start from the beginning
                                        

🗝️﹌· ˚ THYRA RAGNARSSON siempre supo que su vida sería de acero y fuego, forjada para la guerra y protección, entrenada para cazar dragones, marcada por la sombra implacable, fría y despiadada de su madre, pero muchas veces deseó que su vida nunca hubiera sido así.

Herdis Ragnarsson le había dicho desde muy pequeña que la espada, aquella arma que todos sus antepasados habían usado con orgullo le traería seguridad, que si aprendía a blandir este objeto no habría nadie que pudiera igualarla, porque ella estaba destinada a más que cualquier niño en la aldea.

Thyra solía ser una niña llena de curiosidad, quería explorar el mundo y descubrir lo que había debajo de cada piedra, se consideraba una amante de la naturaleza en su totalidad, amaba sentir la brisa fría en su rostro, ver el cielo con nubes y con estrellas al anochecer, amaba el mar que rodeaba su isla y sobre todo el bosque, uno que ni siquiera había podido recorrer en su totalidad. Solía tener libros sobre plantas, dividido en cada categoría dependiendo su criterio, todos escritos y dibujados por ella, solía pegar hojas o flores que recogía para investigar en otros libros, sentía que ese conocimiento era más valioso y su mejor arma, deseaba poder crear su propia medicina y ocuparlo cuando su madre se lastimaba al pelear contra esas feroces bestias.

Pero esa misma mujer, su amada madre, le arrebató el sueño de cruzar los mares, explorar bosques y saber sobre plantas, para Hedis todo eso era una pérdida de tiempo, su hija no era alguien destinada a ser curandera, tenía que ser igual de implacable que ella y su linaje, una familia de puros guerreros cazadores de dragones y protectores, desde que el padre de Thyra había muerto defendiendo Berk, Herdis se había vuelto estricta, fría, cruel, pero su hija podía jurar que siempre fue así.

Thyra todavía podía recordar su primer entrenamiento, uno donde ni siquiera podía levantar aquella arma de hierro ardiente con sus manitas apenas cumpliendo ocho años, desde ahí odiaba sus cumpleaños. Ese día había terminado en el suelo llorando, con las rodillas magulladas y un corte sangrante en su brazo, Herdis le había gritado hasta el cansancio que se levantara, que no podía llorar y demostrar lo débil que era, al no conseguir nada simplemente se fue con su espada sin antes recalcar que ella a su edad ya había matado a su primer dragón.

Ese recuerdo, esa primera marca en su piel que acompañaba su antebrazo la hacía sentir patética, humillada y sobre todo, débil, se había prometido a sí misma nunca más llorar frente a alguien, nunca más ser considerada una cobarde o débil. Entrenó hasta el cansancio, solo para complacer las expectativas de la mayor y de su linaje, porque sabía que por mucho que intentará razonar o huir los golpes nunca pararían.

La niña con sonrisa inocente que todo el pueblo veía junto al hijo del jefe de la aldea había desaparecido, ahora solo veían una guerrera, pero nadie se sorprendió, pues claro, todos pensaban que era la naturaleza talentosa y el destino de los Ragnarsson, guerreros destinados a portar el legado del dios del trueno. Pero Thyra no era talentosa, jamás lo había sido y jamás lo sería, todo era esfuerzo, sudor y lágrimas, ella odiaba luchar, odiaba blandir la espada pesada que hacía doler sus hombros, odiaba cargar con un legado que no quería cumplir.

¿Alguna vez sintieron que las personas pueden cambiar si te quedas lo suficiente y les das otras oportunidades?

Eso le pasaba a Thyra.
A pesar de las órdenes frías, del entrenamiento brutal y de las palabras cortantes que le dejaban más cicatrices que los dragones, en el fondo de su alma, ella albergaba una esperanza silenciosa. Una parte suya, pequeña, terca, casi infantil creía que si se esforzaba lo suficiente, si era lo bastante fuerte, valiente, obediente, su madre cambiaría. Que alguna noche, al volver herida y con las manos temblando por la sangre y las lágrimas cayendo, Herdis la miraría con otra luz, tal vez con compasión, tal vez con culpa, tal vez con amor.

FLIGHTBOUND HEART ━ Hiccup Haddock Where stories live. Discover now