Pues uno como yo, sin duda.

Cuando se levantó sola con su hermoso rostro demasiado bronceado para ser Inglesa o para zarpar al barco en vez de bajar de él, el aliento en mi pecho quedó extrañamente estancado.

Era una joven con un hermoso cabello castaño oscuro suelto y salvaje. Sus cejas eran tupidas e igual de oscuras y bajo un manto espeso de pestañas largas, unos grandes y penetrantes ojos plateados me miraban de un modo inescrutable. Una nariz respingona y unos labios gruesos se burlaron de mi.

Toda ella era una belleza exótica.

El modo en el que el pelo le caía suelto por los hombros le haría a cualquier hombre tener pensamientos que la involucraran en una cama y desnuda.

Era casi un pecado mantener el cuerpo de aquella chica tapado hasta los topes con aquella capa de viaje. Debía sentirse muy fuera de lugar en la Inglaterra helada y oscura.

¿Qué haría allí?

Kate. Su nombre era Kate y sí, venía de América, pues aquél acento la delató.
Y aunque había escuchado a algunos hombres hablar de aquél modo arrastrado, en ella sonaba bien. Muy bien.

Casi no había podido ni hablar. Casi no estaba ni pensando. Solo sentía mi cuerpo entero endurecerse como el de un niño descubriendo la sexualidad. Y eso era patético. Yo era un patético.

La estaba mirando con descaro, sin decoro, sin modales. Pero no podía parar.

Por más que obligase a mis ojos a mirar en otra dirección, una fuerza que no era capaz de derribar me mantenía viéndola con deleite. Como si bajase a la cocina en plena noche, escondido de las sirvientas.

Era, sin duda, la mujer más ardiente que había visto en mis veintitrés años de edad.

-Si no se apresura su barco se irá sin usted -dijo ella con un tono monótono mientras miraba algo detrás de mí con una perfecta ceja elevada.

Y de repente todo pasó muy rápido, el barco se estaba marchando y la señorita Kate Ford había desaparecido en la calesa sin que tuviese la oportunidad de escuchar las indicaciones que le había dado al cochero.

Mordí mi labio fuertemente, sintiendo el acuoso gusto de mi sangre antes de soltar el agarre y suspirar de un modo extraño y frustrado.

-Señor Benworth.

Al girar sobre mis talones descubrí a la Baronesa de Yorkshire avanzar hacia mí con una sonrisa enigmática.

Agatha Pennick era una viuda que tenía su puesto en la alta sociedad de Londres desde que nació. Pero lo curioso era que Pennick odiaba el título y las tierras y se negaba a ser llamada Baronesa.

-Señora Pennick, -dije sin embargo con los ojos clavados en la calle vacía por la que supuse desapareció la calesa. - ¿Qué hace usted por aquí?

¿Y la chica? Sentía que se había ido demasiado rápido. Debería haberla retenido de algún modo, saber algo más de ella. Saber cómo encontrarla.

-La pregunta es, qué hace usted por aquí. -Miré a la anciana mujer con sus guantes puestos y su eterno vestido negro y arrugué el ceño comprendiendo cuán comprometido era que me hubiese visto allí. Escapando. - ¿Va usted a algún lugar?

-No. -espeté. -Si. -ella arqueó una ceja. -Estaba esperando a alguien.

Una helada brisa invernal cruzó el puerto dejándonos a ambos sin aliento. Ni el sol podría calentar aquél horroroso día.

- ¿A la Señorita Ford? -dijo Pennick con una sonrisa enigmática. Volví a mirar rápidamente hacia la calle vacía.

-No. Claro que no. No la conozco. -me excusé después de carraspear.

¿La conocía? ¿Agatha Pennick conocía a Kate Ford? ¿Era una joven de alta cuna? ¿Quién sería su familia? ¿Eso significaba que iba a volver a verla en algún baile o celebración?

- ¡Oh! -exclamó. -Veo que no tiene duda sobre quién hablo, sin embargo. -la miré sorprendido. No me había siquiera molestado en fingir que no sabía nada sobre Kate. ¿Qué podía decir ahora? Pero ella asintió antes de añadir: -No tema, su secreto está a salvo conmigo.

Y entonces se dio la vuelta y se marchó.

Me tomé un momento más viendo al barco escapar lejos de mí e intenté sentirme triste o derrotado. Pero no sentí nada.

Tal vez, chocar con aquella joven, era el modo que tenía el destino de frenarme de cometer un error.

Pudiera ser.

Suspiré ofuscado y regresépor donde venía, dispuesto a pedirle a William que me sacara de copas.

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Hola amiguis,
Aquí tenéis el segundo cap de hoy.

¿Qué tal? ¿Como llevan la lectura? Díganme que opinan, que creen, si les gusta el modo en el que han topado nuestros dos protagonistas y qué imaginan puede pasar.

Es pronto para especulaciones, pues Kate y su oscuro pasado aún están bien lejos de ser resueltos. Pero de todos modos, déjenme saber.

¿Les gustó el cap? Dejen comentarios y estrellitas. Manténganse al día con las actualizaciones agregando mi novela a sus listas de lectura o a su biblioteca, y recuerden que esta es la SEGUNDA parte de la Serie Benworth.

Si todavía no leíste el primer libro (que esta completo) entra en mi blog y búscalo bajo el nombre Luchar por mi.

Gracias por seguirme, gracias por sus lecturas.

Miles de besos y mil amor.

MRMarttin.

Un invierno en Marble House [Benworth Series II] Romantic EdicionesWhere stories live. Discover now