John: *alza la mano* Profesor, ¿puedo ir al baño?

Profesor: Hazlo rápido, por favor. No tardes. *sigue con la clase*

Salí con paso apurado del aula, cruzando los pasillos medio vacíos. El ambiente estaba en silencio, con solo unas pocas voces lejanas. Mientras caminaba, el celular vibró en mi bolsillo.

John: *murmurando* ¿Otra vez tú...?

Miré la pantalla y ahí estaba abierta la app Re:Loaded, como siempre, haciendo destacar ese botón de Re:change con como si me invitara a presionarlo. Pero ahora sin saber como, la casilla de la nueva opción Re:make estaba marcada.

John: *parando en seco* ¿Y esto cuándo apareció activado? ¡Si la dejé desactivada! 

Hifumi no respondía, ni un mensaje, ni una burla, solo silencio total. Sospechoso, muy sospechoso. Intenté cerrar la app. Le di al botón para volver atrás varias veces, pero no respondía. Justo cuando estaba por bloquear el celular, tropecé con la puerta del baño de chicos. Mi dedo, torpemente, presionó la pantalla al mismo tiempo que empujaba la puerta.

*Click* Un pequeño sonido sonó desde el teléfono. Miré hacia abajo. La pantalla había cambiado. "Re:change activado." "Complemento adicional habilitado: Re:make"

John: *pálido* ...¿Qué...?

Sentí el ya familiar hormigueo recorrerme desde los pies hasta la cabeza, esa mezcla entre electricidad suave y presión interna. El cuerpo comenzó a encogerse levemente, mis facciones a suavizarse, la cintura a estrecharse, el pecho a empujar hacia adelante con fuerza repentina. Todo sucedía demasiado rápido.

John: *aferrándose al lavabo* ¡No otra vez...!

Mis brazos eran más delgados, mi piel más suave. Y mi voz... sí, se había elevado unos cuantos tonos. Ahí estaba de nuevo. Mi cuerpo femenino. Más ligero, más pequeño, más delicado. Pero aún no había terminado toda esta locura

Mi uniforme comenzó a deformarse ante mis ojos. La camisa se encogió mientras se ajustaba a mi nueva figura, transformándose en una blusa blanca más ceñida, con cuello redondeado y un lazo rojo en el centro. 

Mi pantalón se encogió rápidamente, subiendo por mis piernas hasta convertirse en una falda plisada, corta, que apenas llegaba a la mitad de los muslos. Y justo cuando pensé que todo había terminado... lo sentí. Un nuevo roce interno.

John: *murmurando y sonrojado* No puede ser... también la ropa interior...

Sentí como mi bóxer... se encogía. Primero una leve presión, luego un cosquilleo extraño. El elástico se reajustó, la tela cambió de textura contra mi piel, volviéndose más suave, más fina... y ajustada. El bóxer masculino fue poco a poco encogiéndose, la tela ondulándose hasta adoptar la forma de unas bragas.

John (Mujer): *sonrojado* ¡¿No... no puede ser?!

No tuve que mirar. Lo sentía todo. El contorno, el ajuste, el nuevo roce. Y como si no fuera suficiente, sentí cómo se formaban los tirantes del sostén, subiendo por mis hombros, mientras mis pechos quedaban acomodados de forma incómodamente natural dentro de la nueva prenda interior. Pude sentir el ligero peso del busto ahora bien sostenido.

Me vi reflejado en el espejo completamente transformado. Cuerpo y ropa incluidos.

John (Mujer): *temblando* Estoy... vestido. ¿Con el uniforme escolar femenino?.

La puerta del baño se abrió. Un estudiante de primer año asomó la cabeza.

Chico: *mirada fija* Eeeh... ¿este no era el baño de chicos?

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