»siete«

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El mar es azulado y el cielo es a su lado.

-Acción poética


-¡Mira, Lou!-señaló Lesly con su dedo índice en dirección a una niña que le obsequiaba una flor a su amigo que lloraba.

En ese momento Louis sintió esperanza, más bien, se llenó de esperanza, al parecer todavía existía el amor en el mundo. En pequeños detalles, claro, pero aún así las personas entregaban sus corazones con palabras y flores. Desde que se convirtió en ángel Louis empezó a pensar que los niños eran la fuente más grande de vida que el mundo podía poseer ¡Qué suerte tan grande tenían los humanos! Podían disfrutar de la felicidad de esos hermosos seres, de verlos sonreír sinceramente, de verlos soñar con los ojos y el corazón abierto, de verlos vivir solo con una sonrisa sin esperar nada más que otras de vuelta.

Las emociones que se contenían en el cuerpo del Ángel se estaban desbordando como un vaso lleno de agua, hacía mucho que Louis no se sentía de esa manera tan plena, él simplemente estaba disfrutando de existir junto a esa pequeña pelirroja que desde el instante en que llegó al cielo le dio sentido a su pequeño mundo. Sin darse cuenta, Louis admiraba la grandeza que habitaba en la pequeñez de Lesly. Estaba tan concentrado observándola que no se dio cuenta de que ella también lo hacía y que poco a poco sus rostros buscaban la cercanía del ajeno sin permiso de sus dueños, pero como todos los momentos suaves y sutiles del mundo ellos fueron interrumpidos por un huracán mas grande que sus sentimientos, un temblor.

Los ojos de la pelirroja se abrieron y su boca produjo un pequeño chillido, eso asustó a Louis aún más que el extraño comportamiento del sitio en el que se encontraban. El instinto de protección que Louis sentía por la pequeña de cabellos naranjas amantes del viento pudo con él haciendo que sus fuertes y suaves brazos la envolvieran y sobre éstos, sus alas. Lesly tomó la cintura del ángel que la estaba protegiendo de la mejor forma, ella sólo podía concentrarse en que estando en los brazos del ángel no le ocurriría nada malo nunca.

Los dos jóvenes estaban tan perdidos en aquel abrazo que no importaba si el infierno, el cielo y el mundo se sumaban en una guerra. Ellos se protegerían a pesar de todo, a pesar de la mayor catástrofe. Sus almas eran una sola, repartidas en distintos cuerpos. Justo como Dios siempre quiso.





Una pluma llena de tinta y un papel, no sabía cómo redactaría aquella nota. Cerró sus ojos y lo pensó durante un segundo, tal vez lo mejor era empezar a escribir y dejarse llevar por las palabras.

"Ser el superior de la corte de los ángeles ha sido un trabajo..."

Ni siquiera llevaba una línea completa y ya se había trancado, no quería decir difícil, pero tampoco fácil. Así que siguió escribiendo:

Importante.

Al darse cuenta de que aquella palabra no iba acorde y ni siquiera tomaba sentido decidió arrugar el papel y volver a empezar.

Esta vez, cuando intentó escribir su nombre en el principio de la hoja la tinta de su pluma empezó a regarse y las nubes se movieron ligeramente.

Un pequeño temblor se apoderó del lugar.

Liam sabía que las cosas no estaban bien, pero no tenía idea de que se manifestarían tan rápido.

Debía ver a Niall.




Un fuerte dolor y algunos destellos de luz se encontraban presentes en el momento en el que Niall despertó. Su alma de ángel había sido destrozada por aquellos demonios sin escrúpulos, condenados a la oscuridad y a la maldad, tan marchitos como flores abandonadas en verano. Tal vez sólo querían un poco de atención, tal vez sólo querían que los notaran, tal vez los demonios estaban sedientos de un abrazo o alguna caricia.

Él no podía saber eso.

Sus azulados ojos semejantes al mar notaron la desgracia que descansaba bajo sus pies: Una bonita guitarra hecha pedazos. Él tuvo que verla por un largo instante para poder creerse lo que implicaba el hecho de que su mejor amiga se haya convertido en unos simples trozos de madera. Fríos, secos, tristes.

En el cielo, los objetos no estaban hechos de materia, estaban creados por energía simbólica que hacía que cada uno de ellos tomara un significado.

Para Niall, su guitarra tenía el significado más fuerte que cualquier objeto pudiera tomar. Aquel instrumento le daba a su trabajo como guardián de las puertas un sentido mucho más grande y sólido. En esos instantes en los que se sentía solo y aburrido esa hermosa guitarra color café iluminaba el momento, haciendo al joven caer en un mar de calma y alegría.

Alegría de la verdadera.

Pero ahora, en ese justo momento, el instrumento estaba hecho pedazos, destruido e inservible ¿Qué haría?

Cerró sus ojos y se imaginó tocando aquella hermosa guitarra mientras cantaba una de sus canciones favoritas "Ahora mismo." podría declarar que sus mejores recuerdos en aquel cielo infinito iban acompañados por el choque de sus dedos y unas cuerdas. Las diferentes melodías combinadas con su voz armaban la más hermosa canción, incluso si no era el mejor cantante, incluso si no tenía el mayor talento, incluso si el público no lo disfrutaba. Niall, sin su guitarra, no era Niall.

Al abrir sus ojos su querida amiga estaba frente a él, perfectamente, como si nunca antes hubiera sido tocada. Ser el guardián de las puertas del cielo tenía sus ventajas, recuperar a su mayor compañera con sólo imaginarlo era una de ellas.

-Hey, Niall-habló una voz tras de él, era Liam- ¿Cómo va todo por aquí? ¿Todo bien=

Definitivamente Liam sospechaba algo.

-De hecho, no, han venido algunos demonios y caídos-informó el ángel-. Me amenazaron y golpearon, ya sabe, trucos para derribar las puertas.

Liam asintió, no parecía sorprendido o molesto. Niall pensó que a lo mejor sabría que aquello pasaría y pudo sentir algo de decepción por no haber sido advertido.

-Sí, hubieron varios temblores pero nadie se enteró-mencionó el jefe de la corte.

Niall bajó su mirada y recordó el sobre negro que aquellos demonios dejaron como regalo después de la ronda de golpes que le concedieron. El joven sacó aquel sobre de su bolsillo y se lo entregó a Liam, expectante.

Los dedos de Liam abrieron aquel oscuro sobre en un segundo, dejando que la carta apareciera llena de cenizas. Él abrió muy bien sus ojos y la leyó.

La oscuridad de la carta llenó el alma del gran ángel superior.

- ¿Está pasando algo?-Fue lo único que el risueño chico de la guitarra pudo preguntar.

Liam no respondió.



¡Noventa y ocho votos! Ustedes son geniales, muchísimas gracias :)


«cielo»  l. w. t.Where stories live. Discover now