Regina
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Epílogo
10 años después...
La risa de los niños, el olor a café recién hecho y el sonido del viento acariciando las cortinas llenaban nuestra casa.
Sí... nuestra casa.
Después de tantos tropiezos, lágrimas, decisiones y segundas oportunidades, Brian y yo finalmente construimos la vida que alguna vez soñamos... y que parecía imposible.
Nos casamos un año después del nacimiento de los gemelos. Fue una ceremonia íntima, sencilla, pero cargada de amor. Zendejas me entregó en el altar con lágrimas en los ojos, mientras Sabrina sonreía desde la primera fila... con un pequeño anillo escondido en su bolso. Porque sí, poco después, ella y Zende también se dieron el “sí, quiero”. Ellos también aprendieron que el amor, cuando es real, siempre encuentra el camino.
Vivimos todos en el mismo vecindario, a solo unas casas de distancia. Los domingos son sagrados: carne asada, juegos de mesa, carcajadas que se escuchan hasta en la calle y sobremesas que duran horas.
Ángel y Paul, nuestros gemelos, ya tienen 10 años. Uno sueña con ser astronauta, el otro con ser chef. No podrían ser más distintos, pero ambos tienen esos mismos ojos que una vez me hicieron enamorarme de su padre. Son nuestro orgullo, nuestra historia, nuestro milagro.
—¡Mamá! —grita Paul desde el jardín—. ¡Papá dice que va a quemar la carne otra vez!
—¡Eso es difamación! —responde Brian desde la parrilla, riendo—. Solo la estoy “caramelizando”.
Me acerco a él y le doy un beso en la mejilla.
—¿Caramelizando, eh? —bromeo.
—Lo que sea... mientras estés tú para probarlo conmigo —dice, mirándome como si aún tuviéramos 17.
Y ahí está. Esa mirada. La misma que me enamoró. La que me sigue haciendo sentir magia, incluso después de tantos años.
Zende y Sabrina llegan con su hija, Zoe, que tiene cinco años y corre a abrazar a mis hijos como si fueran hermanos. Se quieren con locura, y es hermoso ver cómo la vida sigue creciendo a nuestro alrededor.
Brindamos por la vida. Por el pasado que nos formó y por el futuro que aún nos queda. Y mientras todos ríen y comen, yo los miro... y sonrío.
A veces, en las noches tranquilas, cuando ya todos duermen, me recuesto en el pecho de Brian y pensamos en todo lo que tuvimos que pasar para llegar hasta aquí. Las veces que nos rompimos, que nos perdimos, que nos odiamos por amarnos tanto. Y aún así...
aquí estamos.
Y entonces lo recuerdo...
Aquel día. Aquel tonto día en que todo comenzó por orgullo, por juego, por un desafío.
Por una simple apuesta.
Una que no sabíamos que iba a cambiar nuestras vidas.
Una que, sin querer, nos enseñó lo que era amar de verdad.
Una apuesta que nos dolió, que nos separó, pero que también fue el primer paso hacia todo esto:
hacia esta familia, estos hijos, este hogar… esta vida.
Nunca pensé que algo tan trivial pudiera significar tanto después.
—¿Estás pensando en ello otra vez? —pregunta Brian, notando mi sonrisa perdida.
—En todo. En nosotros... —respondo.
—¿Y sabes qué? —dice, acercándose—. Si tuviera que apostar todo otra vez, sin dudarlo... lo haría. Por ti. Siempre por ti.
Y así, bajo el cielo naranja de un atardecer cualquiera, entendí que algunas historias de amor no comienzan con un "había una vez"...
A veces, solo necesitan una chispa.
O en nuestro caso...
Una apuesta.
Una que, sin saberlo, nos hizo ganarlo todo.
FIN
Gracias infinitas por leer LA APUESTA. Gracias por acompañar a Regina y Brian, por reír, llorar, sufrir y amar con ellos. Esta historia puede llegar a su fin...
pero el amor que nace de lo más inesperado, ese...
nunca muere.
Esta historia terminó, sin embargo voy a seguir haciendo más historias y espero poder seguir contando con su apoyo.
Las amo hoy y siempre 🫶🏻
Hola mis preciosas lectoras!
Me gustaría pedirles su apoyo para que se unan a mi canal de difusión en WhatsApp y pues ahí me puedan ayudar con todas las dudas y podamos tener más interacción. No es obligación, solo es una pequeña ayuda. Las amo 🫶🏻

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𝑳𝑨 𝑨𝑷𝑼𝑬𝑺𝑻𝑨
Romance¡Vete, Rodriguez, no quiero hablar contigo!- Dije al escuchar unos pasos corriendo hacia mí- Regina... - Las palabras no salían de su boca, comprobando que lo que me dijeron era real, como me dolía, pero quería estar completamente segura- Brian, ¿to...
