Cap 1: Castiel X Lysandro

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"¡Esta vez no te me escapas Lysandro!", me dije con convicciónmientras entraba sigilosa al vestidor de los chicos. Para evitar un penoso incidente como el anterior donde en vez de encontrarme con el glorioso tatuaje de cierto chico de ojos bicolor, me vine a encontrar con la magullada espalda del más pesado del instituto, está ocasión me aseguré de que nadie más necesitara mudarse de prendas. Tal y como la vez pasada, me escabullí dentro de un armario y esperé la llegada del único al que le faltaba cambiarse el chándal. Comenzaba a impacientarme de estar metida en ése angosto e incómodo espacio cuando al fin escuché pisadas y supe de inmediato que era Lysandro el que se aproximaba; los pasos seguros pero comedidos y fugaces no dejaban lugar a dudas de que se trataba del albino. Desde las rendijas observé expectante a que el chico entrara a mi rango de visión, y ¡voilà!, allí estaba él, desanudándose ceremoniosamente la chamarra que llevaba alrededor de la cintura. Por un momento desee que fuera más como su amigo Castiel, seguro el pelirrojo se arrancaba la ropa en un santiamén... Espera, no, ¡no puede ser! ¡Castiel! Me había olvidado por completo de él. Mientras espiaba quien entraba y salía, estaba tan absorta en no perder de vista a nadie que al final fallé en notar que el sarcástico chico no había asomado la nariz ni por un microsegundo. Seguro no tardaría en entrar al cuarto para mudarse de ropa, y con su agudeza, la posibilidad de ser descubierta se disparaba exorbitantemente. Había confiado en la naturaleza despistada de Lysandro, pero ahora mi confianza se veía amenazada por Castiel.

Y como si mis pensamientos lo hubieran conjurado, en menos de un parpadeo, allí estaba el pelirrojo ya, a la entrada de los vestidores, con los ojos fijos en su amigo.

-Castiel, pensaba que ya te habías cambiado.

El sardónico guitarrista dirigió una de sus típicas sonrisas irónicas a su amigo.

-He tenido una idea fantástica -dijo mientras avanzaba hacia él.

-¿Qué quieres decir? -preguntó evidentemente desorientado.

Castiel amplió su sonrisa y tomando al albino por lo hombros, lo empujó firmemente contra el casillero en el que me escondía. Di un pequeño brinco por el sobresalto, "¿Qué pasa? ¿Por qué Castiel actúa tan raro?", no lograba comprender nada de lo que pasaba, y ahora tampoco veía nada más que una blanca cabellera recargada sobre las rendijas por las que momentos antes había estado espiando. El cuarto se quedó en silencio, ninguno de los dos hablaba ya, pero... no... el cuarto no estaba en completo silencio, se escuchaba un sonido, un sonido familiar que jamás en la vida hubiera imaginado que escucharía en el vestidor de los chicos y mucho menos proviniendo de Castiel y Lysandro... era el sonido que producen los labios al entrelazarse, el sonido producido por dos personas besándose. Me cubrí la boca con ambas manos para evitar soltar un gritito de sorpresa. "¡Y yo que únicamente venía a ver un tatuaje y he terminado descubriendo un escándalo!", me dije con impacto, embarazo y tribulación.

-Castiel, ¿qué haces? Alguien podría vernos. Estamos en el instituto y aún no acaban las clases -exclamó Lysandro liberando su boca del arrebatado beso.

-¿Acaso no es más excitante de esta forma? -Argumentó el osado pelirrojo- Además he esperado en el patio hasta que todos han salido del gimnasio, no hay nadie en los alrededores, estamos seguros.

Pude ver la decidida mano del guitarrista deslizarse entre los blanquecinos cabellos de su amigo, estrujándolos con fuerza y jalándolo hacia él para acallar cualquier posible réplica con otro feroz beso. Supe que la distancia entre sus cuerpos había desaparecido cuando escuché el característico ruido que la ropa hace al frotarse con otras prendas. Su respiración comenzaba a ganar fuerza. Yo me eché para atrás y cerré los ojos con firmeza, sintiendo cómo ardía mi rostro ruborizado. "¿Estoy a punto de presenciar...?"

-¿Todavía queda alguien en los vestidores? -llamó una voz que resonaba desde el gimnasio. Era la voz de Boris, el nuevo profesor de Educación Física. Yo continué cubriéndome la boca con determinación, sólo que en esa ocasión fue para evitar soltar un respiro de alivio.

-Tsk. Sí, Lysandro y yo faltamos de cambiarnos -gritó enfadado el pelirrojo.

-Dense prisa. No tardan en llegar los del otro grupo.

-Demonios. No contaba con que hubiera otra clase después de nosotros -acotó Castiel.

-Te dije que era arriesgado estar aquí.

-Pero ha valido la pena el riesgo. Pude saborear esa anticuada boca tuya -rebatió, besándolo fugazmente antes de ir a su taquilla.

El guitarrista se mudó el chándal en un abrir y cerrar de ojos. A diferencia del albino que meticulosamente desdobló su ropa para evitar arrugarla antes de siquiera comenzar a desvestirse. Para cuando Castiel estaba listo para salir de la habitación, Lysandro apenas había terminado de ajustarse el pantalón y ahora se acomodaba una especie de fajilla que usaba debajo de su camisa. Su ropa no era diseñada para asemejar el estilo victoriano, ¡no!, era más bien una réplica exacta de la ropa que se usaba en aquel entonces.

-El día que termines de vestirte antes que yo, juro que dejo de fumar -comentó el pelirrojo con ésa habitual actitud burlona suya.

Lysandro sonrió parsimoniosamente como es su costumbre -Eso me gustaría verlo.

Castiel recortó la distancia entre ambos, y para mi sorpresa, comenzó a acomodar cuidadosamente las escarolas de la especie de corbata que usaba su compañero. Una vez que terminó Lysandro de ajustarse su saco, intercambiaron una mirada de complicidad y salieron juntos del vestidor, apagando las luces tras ellos.

Yo salí del armario como alma que lleva el diablo y al fin descubrí mi boca que se negaba a cerrarse. Así me mantuve por unos instantes, calculando el tiempo que tardarían en alejarse del gimnasio. Cuando por fin salía hacia el patio, me encontré con Castiel que se disponía a entrar de nuevo. Yo no pude evitar ponerme toda roja y esquivar sus aguzados ojos grises.

-¿Y ahora a ti qué te pasa?

-Na... nada -respondí desviando la mirada. No podía verlo a la cara sin recordar lo que había atestiguado hace apenas unos minutos.

-Estás muy nerviosa... ¿qué hacías en el gimnasio? -inquirió sospechoso de mí.

-Yo... buscaba... ¡buscaba al profesor! Pero no está, así que ya me voy -respondí agitada y lista para alejarme de allí a la velocidad de la luz.

-Espera... ¿no habrás visto... -el corazón se me detuvo al escucharlo decir esas palabras, "¿se habrá dado cuenta de que descubrí su relación?"- la libreta de Lysandro? -mi corazón retomó su ritmo.

Notablemente aliviada respondí que no y me fui de allí, llevando conmigo el breve vistazo del tatuaje de Lysandro y la enorme convicción de no decirle a nadie, nunca, el secreto en los vestidores que involuntariamente y sin imaginárselo siquiera, Castiel y Lysandro compartían conmigo.

Créditos a su respectiva escritor(a) y la imagen también le pertenece. Personajes de ChinoMiko

Secretos En Los Vestidores [Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora