Damaged

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You aren't easy, cute.



La fiesta ya había comenzado y convencer a María a veces no era nada fácil, además de que hoy había tardado mucho más. Los alumnos de la preparatoria iban de aquí y para allá, con un vaso color rojo en sus manos. Algunos chorreaban de lo llenos que estaban, a una larga distancia se podía oler que era alcohol. La que tendría que limpiar esto a la mañana de seguro se querrá morir, al parecer al capital del equipo de fútbol, Thomas Brown, no se hacía mucho problema.

Josh Devine, uno de los jugadores del equipo de fútbol (amigo de Thomas) intentaba coquetear con Yasmina, (compañera de la clase de francés). Nahiana rió. Ella sabía que no lo iba a conseguir, porque Yas era muy diferente a las demás chicas de la preparatoria. La pelinegra miró a un costado tratando de zafarse de Josh, vio a Nahiana, sonrió y la saludó con la mano, ésta le devolvió el saludo.

Josh siguió la mirada de Yasmina y la vio, le guiñó un ojo, haciendo que la sonrisa de Nahiana se borrara provocando que esta se ruborizara un poco. ¿Cómo puede ser tan egocéntrico? Desvió la mirada por segundos, luego volvió a mirarlo, justo en el momento en el que Yasmina al parecer se había dado cuenta de lo que había hecho, le dio un golpe en el brazo para luego dirigirse a otro lugar, éste quedo helado frotándose su brazo.

Su vista se vio bloqueada por un gran cuerpo. Levanto la mirada, ya que era un poco más alto que ella y sonrió al verlo.

— ¿Cómo te la estás pasando? Espero que bien. —dijo Thomas haciendo que su voz resalte por la música que estaba fuerte.

—Acabamos de llegar. —él asintió. — Pero, por, ahora bien. —María se removió incómoda a su lado. — Oh, Thomas, ella es María. —dijo con torpeza Nahiana.

—Hola, mucho gusto. —dijeron los dos al mismo tiempo, haciendo que los tres rieran.

Él volteó la cabeza.

—Debo irme, pero toma esto. Es cerveza, claro, si te apetece. —dijo dándole un vaso color rojo de plástico.

Callaron y vieron cómo se fue Thomas con un grupo de chicos.

—Oye, eso es mucha amabilidad por parte de una persona que nunca ha hablado contigo. —rompió el hielo María.

—Lo sé, al parecer mi ayuda lo cambió mucho.

—Si... no, no lo creo. —Dijo divertida, rió. — Hacer trampa para el examen de matemáticas y que él te pida las respuestas... —comenzó a decir. — Claro, eso es una gran ayuda. —terminó haciendo que su sarcasmo doliera fingidamente en ella.

—Oye, él necesitaba aprobar ese examen. —Comenzaron a caminar hacia una dirección. — Si no lo hacía, no podría jugar el partido de esta noche. Y adivina algo, ha ganado, por décima vez ha ganado nuestra preparatoria. —dijo con euforia y una sonrisa.

—Bien, ya entendí, pero aún no entiendo para qué me has traído y le has dicho a mi padre que estábamos estudiando en tu casa. —le repuso ella con una mirada asesina, por su mentira.

—Oye, no me culpes si tu padre se llegara a enterar que tu estas en una fiesta nunca te dejan salir de nuevo, y mucho menos conmigo, adiós el gran cariño que me tienen. —dijo con una sonrisa, mientras que se servía un vaso de cerveza, ya que la de Thomas lo dejó de lado. Le hizo una seña si ella quería uno, dudó, pero luego aceptó.

—Tal vez tengas razón, pero... —volvió a reponer ella.

—Vamos, María, es una fiesta. Diviértete. —le ordenó.

DamagedOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz