Capitulo 17

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Baje por tantos golpes en la puerta. Traía un vestido negro de manga larga, corto y pegado, con el cabello suelto. Martin aún no salía de su cuarto.
- ¡Lana! ¡Julian! - sonreí.
Ambos entraron como si de su casa se tratase. Colocaron tocas las bolsas que compraron y nos sentamos juntos en el sofá.
- ¿A qué hora regresa Martin? - preguntó Lana.
De repente una gran sonrisa se dibujo en mi rostro.
- No. Él se quedará a la fiesta.
Lana sonrío y tapo su rostro. Julian frunció su ceño.
- No estas hablando enserio, ¿verdad? - Sabia que a Jules no le agradaba nada Martin pero algún día tendrían que llevarse bien.
- Si, y no voy a cambiar de decisión.
Al terminar mi oración la puerta sonó, Martin bajó las escaleras y abrió la puerta. Logré escuchar un "pasen, bienvenidos".

La fiesta estaba súper bien, apenas 20 minutos desde que la fiesta comenzó y mi casa estaba repleta de adolescentes bailando y bebiendo. Durante esos 20 minutos no había encontrado a Martin.
Busqué por todos lados, no estaba. Camine por la cocina, vi a dos chicos drogándose.
- ¡No se droguen en mi casa imbéciles!  - Les quite las pastillas y las lance a quien sabe donde.

Estaba por subir a mi habitación hasta que choque con alguien.
- Cuidado amor - rápidamente mire a la persona y si, era Martin. Su aroma no se podía confundir con nada.
Le sonreí ampliamente. El sonrió igual,  y podía sentir el aroma a alcohol, muy fuerte.
- Tu... ¿Bebiste? - pregunté.
Bajo un poco su mirada.
- Si, solo un poco ¿y tú?
- Igual.
Era un poco incomodo, no sé porque.
- Vamos abajo si quieres...
- No, quedémonos aquí - dije.

Entramos a su habitación, cerré la puerta con seguro y no tenía idea de porque.
- Vaya, ¿siempre eres tan ordenado? - toda su recámara estaba en orden, ahora me da vergüenza la mía.
Se quito lo zapatos y desabrochó el primer botón de su camisa, mierda. Tragué saliva y aparte mi vista.
- Algo así - sonrió.
Se recostó en la cama he hizo una seña para que me sentara junto a él. Me quite los tacones y me subí a su lado, casi no podíamos platicar por la maldita música que estaba tan alto que no esperaba la hora en que los vecinos se quejasen. Me recargue sobre su pecho, mientras él acariciaba mi cabello.
No me di cuenta cuando ambos ya estábamos besándonos, primero lento y de un segundo a otro los besos subían de tono, eran más agresivos, más rápidos, con más pasión. No se si alguna vez le comente que era virgen pero oh demonios, yo no quería que parara. Sin percatarme, la chaqueta que él traía quedó en el suelo, debía admitir que cada vez estaba más nerviosa. Me quite la chaqueta que traía y la aventé junto con la suya, cuando Martin se dio cuenta, paro de besarme.
- Izz, yo... - importándome un bledo que estuviese hablando, volví a besarlo.
- No, izzy, está mal...
- Martin, te amo. Estoy lista. - juro que jamás había estado tan segura de algo en mucho tiempo.
Él no dijo nada, solo acarició mi rostro tan despacio que me estremecí de pies a cabeza. Me miro a los ojos con tanta dulzura que no sabia si era un "está bien" o un "no es el momento".
Acarició mi rostro, luego mi cuello hasta llegar a mi espalda, lentamente, bajó el cierre del vestido. Ok, eso era un si.  No tenía ni idea de que debía hacer, así que decidí ir directamente a sus labios pero al parecer él quería explorar un poco más así que fue decidido a mi cuello, mordí mis labios para no soltar ningún quejido. Sentía sus besos húmedos recorrer por todo mi cuello hasta llegar al lóbulo de mi oreja, dios. Acariciaba mi espalda hasta llegar a mi pierna - que la había rodeado en la cintura de Martin -. Ya que él estaba ocupado con mi cuello fui yo la que bajo por completo el vestido y lo aventé donde estaban las demás prendas. Desabroché hasta el último botón de su camisa, él soltó una risita y pude sentir su sonrisa picara en mi cuello, se separó del mismo y se quito la camisa.

No sabia que hora era ni mucho menos me interesaba que la fiesta se haya acabado, solo me importaba estar a su lado. Estaba lista, y no quería que parara.
Solté un gemido, mierda, mierda que vergüenza, pero no podía evitarlo, sentía que quería gritar tan fuerte como jamás había gritado nunca, cuando por fin se acabo, se quedó mirando mi rostro, depositó un ultimo beso en mis labios y dijo...
- Te... Te... Te amo.

El niñero •Martin Garrix• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora