2. Un amigo de infancia

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Cuatro de la tarde y Amanda llegó a su clase de fotografía saludo a todos y se puso a conversar con un amigo que tenía ahí. Moviendo las manos y haciendo toda clase de gestos era como hablaban, Amanda le había enseñado a Cristofer el lenguaje de señas cuando se conocieron en la escuela a los diez años, desde entonces eran grandes amigos, ella le estaba contando sobre Marcus y que le había tocado una canción la cual nunca escuchó, ambos reían y Amanda se detuvo y se quedó pensando

- creo que fue lindo lo que hizo, además él no sabe que no puedo oírlo- dijo moviendo sus manos y su boca pero sin emitir ningún sonido – fue ... tierno
-¿Qué? Es un idiota ni siquiera se tomó el tiempo de preguntarte que te pasaba o porque no le respondías, además no tienes que confiar en cualquiera, apuesto a que es uno de esos músicos vagos que no hacen nada por su vida – con bruscos movimientos y cara de enfado le dijo Cristofer
-no sé creo que es diferente <<y muy lindo hay que admitirlo>>- pensó Amanda pero no se atrevió a decirle a su amigo.
Continuaron hablando hasta que llegó su profesor de fotografías y comenzó a explicar las nuevas técnicas, Amanda comprendía, solo tenía que leerle los labios y cuando no comprendía algo le preguntaba a Cristofer quien le traducía, todo era más fácil cuando él estaba, se sentía segura.

Amanda llegó a su casa donde su mamá la esperaba con la cena lista
- ¿Cómo te fue hoy en clase de fotografía?- dijo moviendo sus manos- ¿Cristofer te trajo?
- sí estuvimos hablando pero no pudo quedarse a cenar, tenía cosas que hacer – respondió con señas – no tengo hambre, iré a dormir un poco estoy algo cansada.
- bueno, solo recuerda que mañana tienes que ir al doctor, para ver si te dan las buenas noticias
le dio un beso de buenas noches y vio cómo su hija se alejaba hasta su pieza, por algún motivo se le ocurrió levantar sus pulgares para darle ánimo, pero se veía extraño
Amanda no durmió en casi toda la noche, no podía dejar de pensar en las noticias que le tenía el doctor y en Marcus <<de verdad que es lindo, y atento, es una lástima que no pueda escuchar su canción debe de haber sido asombrosa más aún que dijo que la hizo cuando me conoció ¿y si no lo vuelvo a ver? Bueno que importa, total no me interesa, apenas lo conozco, ¿y si encuentra a otra chica más bonita? Nunca le voy a gustar así, no tengo nada bueno para gustarle, no cumplo con el estereotipo que los hombres sueñan, soy baja, mi pelo es un asco y tengo estas estúpidas pecas en los pómulos, ¡quien querría a alguien así!, y mis ojos son muy grandes para mi cara, pero lo mejor de todo este desastre es que él es un músico y yo soy sorda >> pensaba Amanda con enojo y preocupación.

-¡Lía! ¡Lía!- dijo Marcus un poco agitado cuando entro corriendo en la tienda- necesito tu ayuda
- ¿Qué pasa?
- anoche soñé de nuevo con ella, no puedo sacármela de la cabeza
-¿Quién? ¿Amanda?
- sí, quien más, quiero que me enseñes a hablar con señas como lo hace ella
-¡uuuh! Creo que alguien se enamoró – decía Lía con un tono de burla
- nadie se enamoró, solo quiero decirle algo, y que sabes tú, solo tienes como siete años – atacó Marcus arqueando su ceja derecha
- Tengo once y si sigues así no te ayudaré- se dio la vuelta para seguir en lo que estaba, mirando un programa de tv sobre animales.
- bueno lo siento, pero ¿puedes ayudarme o no?
- con una condición- dijo con una leve sonrisa en su rostro y su mirada de entusiasmo
- ¿Cuál?
- que me enseñes a tocar piano, siempre quise aprender pero mi mamá dice que es perder el tiempo y que alguien tiene que atender la tienda... y
- bueno entonces es un trato, tú me enseñas a hablarle a Amanda y yo a tocar piano.
- ¡genial! Pero no tienes que decirle a mi mamá, se enojaría, mantengámoslo en secreto por el momento
- Okey, te veré mañana entonces, mi edificio está frente a esa estatua con forma de pájaro, la cual nunca entendí, vivo en el quinto piso número 24
- bien, ahora largo que tengo cosas que hacer- contesta Lía con una sonrisa en su rostro y dándose la vuelta para seguir viendo el programa.
Marcus Salió de la tienda y chocó con Amanda quien estaba a punto de entrar a revelar sus fotos
- Perdón no quise... - dijo mientras recogía las cosas de Amanda- mira nada más el destino nos vuelve a unir.
Amanda hace unas señas que Marcus no entiende.
-Perdón olvide que no puedes escucharme.
-Perdón, no sé porque sigo hablando.
-¡Lía! Ven aquí un momento.
-¿Qué pasa?- sale Lía asustada desde la tienda.
- dime que está diciendo- le pide, mientras no deja de mirar a Amanda.
Amanda vuelve a hacer las mismas señas
- dice que no cree en el destino.
Marcus sonríe sin poder dejar de mirarle, era hermosa para él, como una visión o mejor, como un ángel.
Amanda hace señas y apunta al local de comida que está al frente de la tienda
-¿Qué dijo? ¿Qué dijo?- pregunta entusiasmado.  
- dice que si quieres ir tomar un helado o algo.

-¿es enserio? ¿me está invitando un helado?
- ni sueñes que voy a hacerla de psicóloga, sólo traductora - Lía rodó sus ojos y puso una mano en su cintura.
- claro- dice sin dejar de sonreír -¿vienes Linda?

Él estira su mano y Amanda la coge, Lía los mira sonriendo desde la entrada de la tienda, era un día muy frío como para tomar helado.
El lugar era pequeño y con grandes ventanales, se podía ver la tienda de revelado desde ahí, tomaron helado sin decir una palabra, solo reían cuando se miraban, estaban por terminar con el poco helado de chocolate que quedaba en el fondo de sus copas y un estruendoso chillido estremeció el lugar, no alcanzaron a siquiera voltear cuando una camioneta comenzó a estrellarse en la esquina del lugar, Amanda sintió la vibración y saltó encima de Marcus para protegerlo, el lugar quedó completamente destruido, la camioneta en llamas y los ventanales quebrados en el piso y un pedazo incrustado en el brazo derecho de Amanda.
-¡¿estás bien?! – Gritaba Marcus pero Amanda tenía la vista borrosa y no pudo leerle los labios- ¡vamos te sacaré de aquí!
El lugar estaba destrozado y el dueño estaba en shock, ¿tantos años de trabajo para que un borracho cualquiera se lo eche todo abajo y salga de la camioneta como si nada preguntado qué había pasado? eso era una mierda, pensó Marcus mientras sacaba a Amanda del lugar para llevarla a urgencias.

- ¿lo puedo ayudar en algo?- preguntó una enfermera que se acercaba mirando el brazo de Amanda
- revísela se le puede infectar el brazo-dijo con cara de preocupación- un imbécil en una camioneta choco en el local donde estábamos
-claro, siéntese en la camilla- le dijo la enfermera a Amanda
se sentó tomándose su brazo que aún le sangraba por el trozo de vidrio del ventanal que se le había incrustado por la parte de abajo del codo hasta casi llegar a la muñeca.
- le vendaré y en dos semanas tiene que venir a revisarse la herida ¿okey?
- okey!- contesta Amanda con el tono de voz un poco alto
Marcus mira asombrado, no podía creer que Amanda hablara, la miraba como si hubiese hecho magia o algo por el estilo.
la enfermera se despidió y los dos salieron por la puerta del hospital. 
Marcus la llevaba a su casa cuando se encontraron con Cristofer.

-¡Amanda!- soltó Cristofer y pasó la mirada directa a su brazo y luego a Marcus
-Hola soy Marcus – dijo estirando su brazos para saludar
Cristofer respondió apretando su mano con fuerza y sacudiéndolas dos veces – que le pasó en el brazo – su cara cada vez era más preocupante.
Amanda con su mano izquierda hizo unas señas un poco complicadas y lo único que logró entender su amigo era –camioneta chocó-

- ¡¿Qué?! ¿Chocaste en una camioneta?- gritó exaltado

- ¿Qué? No, nosotros no íbamos en la camioneta- dijo Marcus tratando de Calmarlo

-¡¿La camioneta los atropelló?!- dijo aún más alterado

- ¡No!, cálmate una camioneta arrasó con el local en el que estábamos – dijo Marcus con cara de asombro

- ¿Amanda estás bien? – Pregunto Cristofer examinando su brazo

Ella asintió con la cabeza levantando la comisura de sus labios para darle una sonrisa de tranquilidad a su amigo
- Vamos te llevaré a casa – dice Cristofer llevándola de los hombros y dándole una mirada amenazadora a Marcus
-¡te veré mañana!- grita Marcus cuando Amanda iba de espaldas hasta su casa. Cristofer se voltea mientras camina y lo mira negando con la cabeza y poniendo sus ojos en blanco – No te escucha idiota- dijo mientras pasaba su brazo por encima de Amanda para rodear sus hombros y guiarla hasta el camino.

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Amada Amanda [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora