Parte 20.

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Los días de duelo son cosa rara

El primer día que alguien fallece, hay una revolución de emociones, pero muy cortita, es una tristeza y un miedo muy profundos, que se van con el primer abrazo, porque créeme, mucha gente te va a abrazar y con cada contacto físico, sentirás que estallas en llanto, escurren los mocos y no salen las palabras.  La cabeza tiene una sensación de estar en un huracán y no poder procesar lo que ocurre.

El resto del tiempo estás ocupado resolviendo papeles, porque duele mucho, pero vivimos en un mundo burocrático…

Después vendrá el velorio, hay tanta gente, que llega el momento donde ya no sientes nada, cada abrazo pasa fugaz, las palabras ya no se entienden bien, sólo observas a la gente ir y venir, gente pasar y llorar, gente reír, porque no todo en un funeral es triste, hay bromas y recuerdos de los días vividos juntos.

Hay una carga enorme de amor en el ambiente, pero es muy raro, porque está mezclado con dolor, hay mucha gente que te quiere o que lo quiere, pero tú estás contigo y de eso nadie escapa, de los propios demonios y los pensamientos intrusivos.

Con el paso de los días hay un poco más de soledad, pero la gente que te quiere constantemente se hace presente, con algún mensaje discreto o algunas que pasan menos desapercibidas, van a llevar la fiesta a tu casa y a dormir contigo. Pero no deja de haber abrazos y amor (qué preciosa palabra, que lo abarca todo). Hay una ligera sensación de culpa por disfrutar estar viva, pero así es… Uno sigue vivo, queriendo compartir lo hermoso de la vida, porque hay fiestas, hay risas y hay vida.

Llega el tiempo de pensar y de sentir, porque por un lado, es ver que la persona a la que tanto amas no es perfecta, pero el hecho de que haya muerto lo “santifica” un poco. Yo por ejemplo, he pensado mucho en todo lo que no hice por él y que me da vergüenza siquiera pensarlo. Ayudarlo a buscar con más ahínco el riñón artificial, porque siempre tenía miedo, sabíamos que si él no se trasplantaba su expectativa de vida era tan corta. Hoy me duele mucho, porque lo extraño, porque apenas empiezo a entender lo que perdí, que lo perdí. Me da miedo vernos solos a mi papá a Edu y a mí, casi indefensos, porque ahora llega el momento de entender y de aceptar.  Él era el papá de todos, ponía un poco de orden y hasta le teníamos miedo si se enojaba.

Los días son raros, hay mucho dolor y ganas de llorar, de renegar y patalear y a ratos también mucha alegría de la vida que tengo. Me siento agradecida de haberlo conocido y que haya sido mío, mi hermano.

No es insoportable la pérdida, pero es sumamente triste, los días pasan, la vida pasa, todo pasa y esto también pasará.

✨✨ F R A S E S ✨✨ (PAUSADA).Where stories live. Discover now