Frefall (CHAENNIE)

II

Despertó sudando y con los ojos rojos de haber llorado entre sus sueños la anterior noche. Limpio su sudor y se quitó la ropa que había usado el anterior día.

Comenzó a recoger su hogar con música de fondo para sentirse animada, por suerte ese día no tenía clases, puesto que era sábado.

Su día transcurrió con normalidad y tranquilidad, fue a su trabajo y siguió su rutina; caja, apuntar pedido, cobrar, realizar pedido, entregar, y así una y otra vez. Se sentía demasiado mal ese día físicamente, no pudo descansar adecuadamente, después de ese mal sueño o mal recuerdo no pudo volver a dormir si no hasta las once de la mañana, una hora antes de su hora para levantarse.

Comenzó a recordar como su padre llegó borracho y comenzó a gritar, diciendo que su madre era una perra y puta, que se merecía morir, que ella era igual que su madre. Su progenitora al ver lo que su esposo agarró de los cajones de la cocina empujó a Roseanne y ella se ocultó. La mujer mayor intento controlar al hombre pero era imposible, la primera apuñalada se la hizo en el abdomen, haciendo que saliera montón de sangre y que la mujer cayera enseguida al piso, la segunda fue en su pecho, la tercera en su cuello, la cuarta sus costillas, la quinta en su corazón. El hombre al ver lo que hizo no tardo mucho y agarro el mismo cuchillo que uso para asesinar a su esposa y se cortó la garganta dejando salir montón de sangre.

Roseanne al recordar eso sus ojos se le llenaron de lágrimas y comenzo a temblar hasta que salió de su trance cuando una clienta la llamo por cuarta vez.

— ¿Disculpa? — llamo con molestia.— ¿Si me atenderas?

— ¿Eh? — miro a sus lados, que costumbre la de sus compañeras de irse.— C-c-c claro. — la mujer al otro lado de la barra la miro con disgusto y comenzó a dictar su pedido.— ¿Puede esperar un momento? no pude anotarlo.

— ¡Aahhggs! ¡¿eres realmente inútil o por qué no puedes hacer bien tú maldito trabajo?! — grito la señora de mediana edad, llamando la atención de todos los clientes, incluyendo a un grupo de amigos.—

— Una disculpa. — hizo una reverencia la rubia.— Seré más atenta.

La señora repitió su orden y Roseanne comenzó a prepararla con dedicación y tranquilidad, puso la tapa con cuidado de que no saliera el líquido.

— Listo, aquí tiene. — entrego a la mujer de otro lado.—

Al momento que la señora agarro su vaso de cartón para bebidas calientes todo el contenido se cayó en el piso. Todos voltearon a ver qué es lo que había pasado, incluyendo a Roseanne quien salió del mostrador para ver la tragedia que le había pasado al piso.

— ¡¿Ves lo que ocasionaste?! ¡no cerraste bien el puto café y se a caído todo! ¡hazme otro maldita idiota! — grito.—

— Una disculpa señora pero no le puedo hacer otra, no fue mi culpa que se haya caído. — contesto Roseanne mientras hacía una reverencia.— Por lo tanto, no sé puede hacer otra sin que pague primero.

— ¡Ja! — rió falsamente la señora.— ¡¿Me dices mentirosa?! ¡¿cómo te atreves maldita mocosa?! — se acercó a Rosé sin importar lo tirado en el piso.— ¡Hazme otra!

— Lo siento, no pue-

Se detuvo al sentir una cachetada en su cara por parte de la señora, sintiendo cómo su cara se calentaba por la vergüenza y el golpe que había recibido por parte de esa señora. Todos voltearon a ver lo que hizo la señora, se quedaron sorprendidos y en el momento justo las compañeras de Roseanne llegaron.

— ¿Qué pasa? — pregunto la gerente del lugar.—

— ¡Se cayó mi café y esa mocosa insolente no me quiere hacer uno nuevo! — grito más fuerte, retumbando las ventanas del lugar.—