🌊៹ extra uno.

Start from the beginning
                                        

     Peces de colores, bancos de arrecifes, sirenas yendo a comprar el regalo de sus sigmatritón. El mundo debajo del mar era mucho más bonito que el de la tierra y Jungkook se vio en la necesidad de señalar todo con el dedo índice: las algas, la piedra más fea y gris, el envase de un café.

     Aaay, los peces harán unboxing.

     En ningún momento Jungkook habló, temeroso de ahogarse y fiel conservador de la naturaleza humana. La tercera generación del Reformismo estaría orgullosa de su muchacho.

     Muchas veces se quedó atrás y se fatigó with la misma rapidez con la que un balón te vuela la cabeza en un turno de Educación Física. Taehyung lo llevó entonces consigo, sosteniéndolo de las axilas y cargando con el peso de ser el mejor novio.

     Los tatuajes de Jungkook brillaban como los de Moana y algunos pecesitos de colores se posaron sobre su cabellera revuelta. Otros, bastante territoriales, los persiguieron a ambos con el afán de picarles la cola.

     Ya cuando estuvo más diestro, nadó aguantado de la aleta brillante.

     Según la O.C.E, la noticia de que se había visto a Kim Taehyung nadando por la zona con un pobre diablo tuvo el mismo gran impacto que la entrevista hecha por Herbert Matthews un 17 de abril de 1957 en plena Sierra Maestra y que coincidió, además, con la reunión de la Dirección Nacional del MR-26-7. Los últimos en enterarse fueron, claramente, los padres del susodicho (de Taehyung, no sé Herbert), por lo que la sorpresa fue más que tremenda cuando Jisoo abrió la puerta y se encontró con su hermano. Estaba vivo.

     ¡Kim Taehyung estaba vivo!

     La muchacha de dieciséis años dejó caer el peine de coral que tenía en la mano y abrazó al hombre con todas sus fuerzas.

     —¡Mamá! ¡Papá! —llamó ella, meneando su aleta brillante como un remolino. Tan parecida a su hermano—. ¡Abuela! ¡Taehyung ha vuelto! ¡Ha vuelto! ¡Él está vivo! ¡Él está vivo!

     Jungkook observó la escena con una mezcla rara de sensaciones. ¿Acaso el muchacho se había ido sin decir nada?

     —¡¿Taehyung?! —La madre llegó, con el cabello negro revuelto y descuidado. Detrás vino el padre y por último la abuela. Los tres lo abrazaron—. ¡Volviste, hijo! ¡Pensábamos que te habían navajeado los municipales!

     —Perdón, ¿no les dije que iba a ir a una fiesta de quince años? —preguntó cuando el resto se separó de él.

     —Sí, pero eso fue hace bastante tiempo, como dos años —contestó el padre. Qué lástima, Taehyung no puede hacer chistes de abandono.

     —Sí, bueno. Volví a los dos porque ya quince se me hacía demasiado.

     La abuela le metió un zape. Taehyung entonces se dio la vuelta, recordando entre risitas a la pequeña sardina que había traído consigo. El resto de la familia recayó en él. Entonces, nuestro faqtritón se mostró dispuesto y hasta emocionado de responder aquella incógnita implícita.

     —Mamá, papá, abuela, Jisoo. Él es Jungkook, mi pareja —dijo, mientras lo tomaba de la mano, puesto que apenas podía sostenerse solo. Tenía los cachetes inflados y Taehyung le dijo que podía abrir la boca, hablar con normalidad. Esto último en H2O no pasaba, que conste.

     —Me parece que hay mucho que contar —comentó la madre y les hizo una seña con la cabeza para que pasaran al salón —. Entren, les prepararemos algo de comer.

     Al escuchar eso, Jungkook se olvidó completamente de que podía ahogarse.

     Pronto la familia Kim se colocó sus mejores trapos, sacó la vajilla más fina, los chismes más candentes y llenaron el estómago de Jeon, que no escatimaba en detalles ni en alimentos. A él no le importaba si estaba comiendo la cosa más moralmente cuestionable del fondo del mar. Si era comestible, pa' dentro y a llorar que se perdió el tete.

「 H2O: JUST ADD IPHONE! 」kooktae.Where stories live. Discover now