5 meses después
—Yeonjun, ¿a qué hora irás a la fiesta hoy?
—¿Cuál fiesta? ¿La de Changbin? —preguntó Yeonjun, apartando la vista de su teléfono para mirar a su amigo, quien se encontraba hundido en el sillón gris individual a pocos metros de él.
—No, a la mía. —respondió con ironía, arqueando una ceja.
—No me dijiste que harías una. —Yeonjun se encogió de hombros, mostrando aparente desinterés.
—Obviamente hablo de la de Changbin. Dijo que sería una fiesta enorme por ser la última del año. Te lo mencioné ayer. —explicó, su tono emocionado contrastando con la calma de su amigo.
—Estoy cansado, ve tú. —dijo Yeonjun sin levantar la mirada de su pantalla.
—¿Qué? Yeonjun, literalmente desde el año pasado no vas a una fiesta, y antes eras el que más se divertía. —exclamó, frunciendo el ceño ante la actitud del mayor. Sin embargo, no iba a rendirse tan fácil. Se levantó de golpe, se dejó caer a su lado y sacudió su brazo con insistencia. Vamos, ¿sí?
—Espera... El año pasado yo era el que te rogaba para que vinieras conmigo porque odiabas las fiestas. ¿Por qué el cambio repentino? —Yeonjun giró a mirarlo con escepticismo.
—¿Yo? Ah, bueno, es que... —Su amigo se rascó la nuca con nerviosismo, como si intentara encontrar la manera de justificarse. Bajó la voz al hablar, casi con vergüenza. —Quiero que me acompañes porque creo que ha llegado el momento de decirle a Hueningkai lo que siento.
Yeonjun alzó una ceja, pero en lugar de burlarse, una sonrisa divertida apareció en su rostro. Soobin lucía tan tenso que, por un segundo, casi sintió pena por él.
—¿Así que por fin te armaste de valor? —Yeonjun soltó una leve carcajada, sacudiendo la cabeza con incredulidad. —He estado esperando esto desde hace años. Claro que iré contigo.
—¿De verdad? —Los ojos de Soobin brillaron con emoción mientras daba pequeños aplausos. —Por eso eres mi mejor amigo.
—Obvio, no me lo perdería por nada del mundo. Lo grabaré y todo. —añadió con cierta emoción, disfrutando la expresión indignada que aparecía en el rostro de su amigo. —Pero no lo digo en ese sentido, tonto, no te rechazará, ¿quién te rechazaría a ti?
—Ojalá no... ¿Te imaginas que sí? —Soobin palideció un poco y se apresuró a añadir. —Mejor no lo imagines.
—Ya, basta. Todo saldrá bien. —Yeonjun le dio una palmada tranquilizadora en el hombro. —Nos vemos esta noche, ¿sí?
Horas antes de la fiesta, Yeonjun avisó a su padre que iría con Soobin. Como de costumbre, su padre no se opuso, siempre y cuando cumpliera con sus dos reglas de oro: respetar el horario de llegada y no beber alcohol. Tras una ducha de veinte minutos, escogió un outfit casual compuesto por unos baggy jeans, una camiseta estampada y, como accesorio, unas gafas que Soobin insistía en que lo hacían parecer más intelectual. A Yeonjun no le preocupaba demasiado; siempre había pensado que la ropa no hacía a la persona, sino al revés. Todo le quedaba bien de todos modos.
Después de revisar su teléfono una última vez, bajó las escaleras con calma.
—Ya vengo. —anunció despreocupadamente.
—Si-Hyuk te está esperando afuera. Recuerda, a más tardar a la medianoche. —respondió su padre sin apartar la vista del televisor, donde un documental de National Geographic sonaba de fondo.
—Está bien. —respondió antes de salir y dirigirse al auto en el que su chofer lo esperaba.
Quince minutos después, la música retumbaba desde la mansión de Changbin. Como de costumbre, los padres de su amigo estaban de viaje, dejando la casa a su disposición. Al ingresar por el jardín y avanzar unos pasos dentro, Yeonjun divisó a un grupo de chicos asando carne en la parrilla cerca de la piscina. De pronto, una figura familiar lo saludó desde la distancia con una sonrisa amplia. Era Changbin. Tras decirle algo a sus amigos, corrió hasta donde estaba Yeonjun.
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Blame On Me
RomanceA pesar de la no tan buena relación que Yeonjun y Beomgyu tenían al inicio. Beomgyu llegó a convertirse en lo más preciado para Yeonjun y su relación era lo que más quería proteger. Sin embargo, un descuido destruyó lo que habian ido construyendo d...
