[^] ONCE

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O N C E
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El maldito libro no la dejaba tranquila, y las palabras de Claire tampoco la abandonaron desde entonces; y luego Spencer Reid quedó amigo al que había nombrado como Superman la invitó a cenar en donde no olvidó como la había llamado Ángel

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El maldito libro no la dejaba tranquila, y las palabras de Claire tampoco la abandonaron desde entonces; y luego Spencer Reid quedó amigo al que había nombrado como Superman la invitó a cenar en donde no olvidó como la había llamado Ángel.

—Me voy a volver loca — Murmuró para sí misma— y todo será culpa de Claire.

Era más fácil culpar a alguien más, que a su frágil corazón siendo tocado por la humildad y sencillez del doctor del FBI.

Tomó la bolsa con el libro dentro, intercambiando su mirada desde la puerta de entrada hasta el obsequio que tenía en sus manos, porque si. Aquel día, había invitado q desayunar al hombre.

Y él no se había negado.

—Bueno al demonio— suspiró dejando la bolsa sobre el sofá mientras caminaba de regreso a la cocina para seguir preparando café.

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Era un día tranquilo una mañana tranquila más bien dicho, y  Violet  había decidido tomarse un día libre para descansar y, en parte, para pasar algo de tiempo con Spencer, quien últimamente parecía más callado que de costumbre.

Esa había sido la idea original, claro antes que esa oleada de pensamientos intrusivos la dominara.

—¿Cómo está tu café? —preguntó Violet mientras colocaba un plato con tostadas en la mesa frente a él.

Spencer, sentado con las piernas cruzadas y vistiendo una camisa algo arrugada, levantó la mirada y asintió.

—Perfecto, gracias. Aunque... creo que el azúcar quedó un poco abajo —comentó con una sonrisa tímida antes de revolver el café con la cuchara.

La peli negra  se rió suavemente mientras se sentaba frente a él.

—Eso pasa cuando alguien no lo revuelve antes de beberlo.

El comentario ligero arrancó una pequeña risa del genio, aunque pronto su expresión se tornó pensativa. Violet notó el cambio inmediato, como siempre lo hacía, y decidió abordarlo con cuidado.

—Pareces distraído hoy— comenzó —  ¿En qué piensas?

Spencer vaciló un momento, sus ojos fijos en la taza de café que giraba lentamente entre sus manos.

—En el trabajo. —Finalmente levantó la mirada, buscando las palabras correctas—. En si soy capaz de volver... es decir, volver realmente, no como ahora.

La mujer  dejó su tostada en el plato y lo observó con atención.

—¿Por qué dudas de eso?

—Porque sigo sintiéndome... roto —confesó, con un tono que reflejaba más frustración que tristeza—. Todos esperan que sea el genio que siempre tiene respuestas, pero no soy ese hombre ahora. Y no sé si volveré a serlo.

Violet mantuvo su mirada fija en él, dejando que el silencio entre ambos hablara por unos segundos antes de responder.

—No creo que nadie, ni siquiera tú, sea perfecto todo el tiempo, Spence. —Hizo una pausa, eligiendo cuidadosamente sus palabras—. Pero lo que veo en ti es alguien que lucha, que no se rinde y que tiene una voluntad más fuerte de lo que cree.

Spencer pareció tomar esas palabras, analizarlas como si fueran un problema matemático. Finalmente, asintió ligeramente, pero no dijo nada más.

—Ahora Superman — continuó al ver que no hablaría— tengo un pequeño obsequio para ti, es... bueno no es la gran cosa.

—¿Compraste algo para mi?.

Y por el tono de voz de Spencer la joven pudo apostar que el genio no recibía muchos regalos, camino hasta el sofá en donde tomó la bolsa con decorativos en divertidas corbatas y gafas.

Así fue como regresó con el doctor, tendiéndole la bolsa la cual recibió en sus manos, aún ligeramente sorprendido.

—Realmente no es nada Spence, solo pasé por el lugar — Comenzó a explicar y no sabía por que estaba tan nerviosa — me recordó a ti y... solo ábrelo.

Eso fue justo lo que el castaño hizo, abrió la bolsa con ligera delicadeza donde lo primero que encontró fue un libro.

—El gran Gatsby. — Murmuró sosteniendo el libro entre su manos, con un brillo en particular en sus ojos— llevaba un tiempo buscándolo ¿cómo lo sabías?

—Lo mencionaste — un ligero rubor cubrió las mejillas de la castaña— y yo... lo recordé.

Los ojos de Spencer pasaron desde la castaña hasta el libro una y otra vez, donde solo pudo agradecer con una pequeña sonrisa.

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Más tarde, ese mismo día, Violet se reunió con Claire en su cafetería habitual. Su amiga estaba tan enérgica como siempre, jugando con la cucharilla mientras removía su té.

—Me alegra que hayas tenido tiempo para mí hoy —comentó Claire con una sonrisa. Luego, su mirada se tornó más curiosa—. Aunque... por cómo has estado últimamente, casi pensé que habías desaparecido del mapa.

Violet sonrió con cierto cansancio mientras tomaba un sorbo de su café.

—He estado ocupada, ya sabes. La escuela, algunas cosas personales...

Claire arqueó una ceja con picardía.

—¿Cosas personales? Déjame adivinar: ¿tienen algo que ver con ese amigo tuyo? Spencer, ¿verdad?

Violet suspiró, sabiendo que no podría escapar de las preguntas de Claire.

—Sí, algo así. Lo estoy ayudando con algunas cosas.

—¿Solo ayudándolo? —preguntó Claire con una sonrisa traviesa, apoyando el mentón en la mano—. Porque cada vez que hablas de él, te brillan los ojos de una manera que no te había visto antes.

Violet se rió, sacudiendo la cabeza.

—Claire, no es así. Es solo que... es alguien que necesita apoyo. Y siento que puedo ayudarlo.

La sonrisa de Claire se desvaneció un poco, adoptando una expresión más seria.

—Eso está muy bien, Vi— se tomó una pausa para continuar—pero ¿estás segura de que solo se trata de ayudarlo? Quiero decir... ¿qué hay de ti en todo esto? ¿De lo que tú sientes?

La morena  abrió la boca para responder, pero no encontró las palabras de inmediato. La rubia  la observó con cuidado, dándole el espacio que necesitaba.

—No lo sé —admitió Violet finalmente—. Es complicado.

—Nada que valga la pena es sencillo —respondió Claire con una sonrisa suave—. Solo asegúrate de que esto no sea solo por él, ¿de acuerdo? Y por cierto ¿Le entregaste el libro?

—Si — respondió la joven con una sonrisa— realmente le gustó, deberías de haberlo visto, el...¿Qué sucede?

Preguntó pues Claire mantenía una sonrisa en sus labios mientras la escuchaba.

—No es nada Vi, estoy escuchando— era cierto, pero aquella rubia también había descubierto que su amiga comenzaba a tener otro sentimientos por aquel hombre, sentimientos que al parecer aún desconocía.







Nota al final del capítulo.
Holaaa!!!
Finalmente está aquí. Y si era el libro, para aquellos que dijeron que era eso estaban en lo correcto.
Personalmente adoro a Claire y esoerp que también lo hagan.
Nos vemos en la próxima mis amores.

𝐕𝐈𝐎𝐋𝐄𝐓 - 𝐒𝐩𝐞𝐧𝐜𝐞𝐫 𝐑𝐞𝐢𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora