Él la miró. Tenía razón, no valía la pena. Debía concentrar todos sus esfuerzos en encontrar a Beomgyu antes de que fuera demasiado tarde.
Aunque la culpa y la ansiedad le carcomieran el alma debía pensar como policía y actuar con inteligencia.
El hombre enamorado, en aquella situación, debía quedar relegado a un segundo plano.
—Vayamos a la comisaría y averigüemos todo sobre Soobin Franklin — dijo resuelto.
Yeji asintió y mientras Yeonjun caminaba raudamente hacia el Lexus ella les dio instrucciones a los oficiales que montaban guardia para que los siguieran.
***
Lo primero que notó Beomgyu, mientras él lo arrastraba hacia el interior de uno de los edificios que ocupaban aquella manzana, era que Soobin Franklin caminaba sin ninguna dificultad. Su cojera solo había formado parte de su actuación. Se había presentado ante él, representando el papel del reportero interesado en escribir una historia basada en su vida. Se había acercado y, poco a poco, había logrado entrar en su mundo hasta esperar a la ocasión perfecta para volver a tenerlo.
Beomgyu se maldijo en silencio por no haberlo reconocido, por no haberse dado cuenta de quién era él en realidad. Nunca le había visto el rostro a su secuestrador, pero había escuchado su voz mientras lo había mantenido cautivo en aquella cabaña. Y cuando volvió a llamarla «Gyu», fue cuando pudo reconocerla. Demasiado tarde.
Su mano le apretaba con fuerza el brazo y su cuerpo se apoyaba contra el suyo mientras lo llevaba por un pasillo oscuro. El edificio estaba abandonado y cuando salieron a un espacio más abierto, Beomgyu notó unas cuantas máquinas enormes en desuso; parecía ser una antigua fábrica de telas. El ruido de sus zapatos sobre el suelo de cemento era el único sonido que delataba la presencia humana en el lugar.
Lo condujo a través de los enormes telares hasta unas escaleras. Se detuvieron allí y entonces lo soltó.
—Para que veas que soy considerado y que me importas de verdad dejaré que subas solo las escaleras —le dijo y le sonrió.
Beomgyu se apartó de inmediato. Se recostó contra el muro con las manos abiertas. La mirada de aquel hombre lo paralizaba; la sonrisa sádica que se dibujaba en su rostro era la amenaza latente de que, esa vez, no habría escapatoria.
—¡Anda, sube! —Lo instó a que se moviera.
Beomgyu sabía que estaba jugando con él. Estaba tendiéndole una trampa y, por más que corriera a través de aquellas escaleras, sabía que lo alcanzaría.
Levantó la mano y se la acercó al cuello; la hoja de la navaja reflejó la luz que se filtraba por los cristales rotos de las ventanas. El corazón de Beomgyu se detuvo y el sudor que le recorría la espalda se hizo cada vez más gélido.
Debía correr y alejarse de él; no importaba que su huida formara parte de su juego macabro, tenía que jugar y acatar las reglas. Comenzó a subir los escalones de espaldas bajo la atenta mirada de Soobin. Sabía que debía dar media vuelta y correr tan fuerte como pudiera, pero las piernas no le respondían. Entonces, él puso un pie en el primer escalón. No supo cómo, pero giró y comenzó a subir las escaleras corriendo. Las piernas le seguían temblando y, de vez en cuando, se tropezaba y caía al suelo.
Llegó al primer rellano y miró hacia atrás; lo vio acercarse con la navaja en la mano derecha. Se puso de pie como pudo y siguió corriendo. No había puertas ni salida posible, solo muros y más peldaños. Sabía que terminaría yendo exactamente adonde él quería, pero no le importó. No supo cuántos pisos subió ni cuantas veces se cayó al suelo para levantarse de nuevo al ver que se acercaba.
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Serial Killer (Yeongyu)
Random*Obra Adaptada *Todos los derechos y créditos a: *Fanfic Yeongyu *Yeonjun Top, Beomgyu Bottom *Historia con contenido +18, sino es de tu agrado este tipo de contenido, solo retírate y si hay algún problema, con toda la educación dirígete hacia mi y...
