Él continuó golpeando su espalda hasta que sus puños cerrados cayeron vencidos. Apoyó la cabeza en el hueco del hombro de Yeonjun y dejó que el llanto saliera a borbotones. Necesitaba llorar por la muerte de Jeongin, aunque supiera que aquellas lágrimas jamás lavarían la sensación de culpa que le carcomía el alma.

Yeonjun lo alzó y lo llevó hasta la habitación. Él no decía nada, solo lloraba con desconsuelo y con el rostro hundido en su hombro. Lo colocó con cuidado sobre la cama y él, entonces, le tomo la mano.

—No me dejes, Jun, no quiero quedarme solo —le pidió y clavó sus ojos castaños en los de él.

—No voy a dejarte. Te amo, Beomgyu. —Se acostó a su lado e Beomgyu se acurrucó en su pecho. No supo si él lo había escuchado en medio del aturdimiento y el estado de conmoción en el que estaba sumido. Él le acaricio el cabello mientras él empapaba su camisa con su llanto.

Yeonjun cerró los ojos. Ya nunca podría dejarlo, lo amaba demasiado como para soportar estar alejado de él.

Allí, en aquella habitación y con Beomgyu aferrado a sus brazos, hizo una promesa en silencio. Y la cumpliría, aunque se le fuera la vida en ello.

***

El timbre no paraba de sonar, Yeonjun se despertó y camino tambaleándose hacia la puerta antes de que Beomgyu se despertase.

—Lamento despertarte, Kim. —Yeji entró y lanzó una fugaz mirada hacia la habitación, a través de la puerta semiabierta pudo ver a Beomgyu recostado en la cama.

—¿Qué pasa Yeji? —Se restregó los ojos para terminar de despertarse.

—¿Se lo has dicho? —preguntó y señaló en dilección a Beomgyu.

—Sí. Le ha perturbado mucho la noticia, no paraba de llorar. Ha sido angustiante, nunca antes había visto sufrir a alguien de esa manera. —Se estremeció de solo recordar el rostro compungido de Beomgyu.

—¿También le has dicho lo del mensaje?

Yeonjun negó con la cabeza.

—No, no me ha dicho nada.

Beomgyu estaba de pie, junto a la puerta de la habitación. Estaba pálido en extremo y unas ojeras oscuras asomaban debajo de sus ojos.

—Beomgyu, yo... —Se acercó a él y lo sostuvo por los hombros, parecía que en cualquier momento se iba a derrumbar.

—No te disculpes, sé por qué no me lo has contado y te lo agradezco, pero creo que soy uno de los principales damnificados en todo este asunto y tengo derecho a saber todos los detalles, sobre todo, cuando me atañen a mí de manera directa —lo dijo casi sin inmutarse, aunque por dentro, solo quería seguir llorando.

—Beomgyu tiene razón, Yeonjun —convino Yeji.

—Lo sé, pero estabas tan mal que no he querido abrumarte con más problemas.

—Demasiado tarde, Jun. El problema está conmigo desde hace cuatro años y no depende ni de ti ni de mí. —Se cruzó de brazos—. ¿Qué mensaje ha dejado esta vez? ¿Por qué ha atacado a alguien a quien yo conocía?

Yeji creyó que sería mejor si él respondía a aquella pregunta.

—«Gyu, estoy acercándome.» Eso es lo que grabó en la piel de Jeongin Yang. —Miró a Yeonjun—. Jun, he venido en persona para avisarte de que Heeseung Lee ha sido liberado hace una hora. El crimen de Jeongin fue cometido ayer domingo por la mañana, y ambos sabemos dónde estaba él en ese momento.

Yeonjun asintió en silencio, de algún modo, lo esperaba. Ya había comenzado a barajar la posibilidad de que Heeseung Lee solo fuera un chivo expiatorio. Alguien que solo había servido a los propósitos del verdadero asesino, aun sin saberlo.

Serial Killer (Yeongyu)Where stories live. Discover now