—Podemos encontrarnos donde usted desee, Beomgyu —dijo Soobin Franklin con amabilidad.

—Últimamente no salgo mucho.

—Que te entreviste en casa —dijo Yeonjun de repente—. Allí estaréis cómodos y, además, sabré que estás seguro.

—¿Usted está de acuerdo, señor Franklin?

—Llámeme Soobin, por favor —le pidió—. Para mí, cualquier sitio está bien.

—Perfecto. —Le devolvió la sonrisa—. Tendrá que ser por las mañanas, ya que por las tardes debo trabajar.

—No hay inconveniente, solo dígame cuándo podemos empezar.

Beomgyu estuvo a punto de decir algo cuando Yeonjun lo sujetó del brazo y lo llevó aparte.

—¿Por las mañanas? ¡Creía que bastaría una sola mañana para entrevistarte!

—¡Solo ha sido una manera de decir! —respondió él sin levantar demasiado la voz.

—¿Estás seguro?

—No lo sé, pregúntale a él —dijo y volvió la cabeza hacia Soobin Franklin, que los observaba expectante.

Yeonjun así lo hizo.

—¿Cuánto tiempo le llevará la dichosa entrevista?

Soobin Franklin se rascó la barbilla.

—No sabría qué responderle —hizo una pausa—. No se trata de una entrevista para publicar un reportaje en el periódico; esto es diferente.

Deberé reunirme con el señor Choi en varias oportunidades y así tomar notas para mi libro.

La respuesta del reportero no le agradó en lo más mínimo.

—¿Estás seguro de que quieres hacer esto?

Beomgyu estaba tan lleno de dudas como él, pero le había prometido a su amigo que, al menos, le concedería la oportunidad a Soobin Franklin de hablar con él.

—No, pero...

—No tienes que aceptar. —Yeonjun percibió el fastidio en la mirada vivaz del hombre que seguía esperando una respuesta definitiva de parte de Beomgyu.

—Concédame una entrevista y, si no está de acuerdo, prometo no volver a importunarlo.

Beomgyu miró a Yeonjun y cuando vio un gesto de aprobación en sus ojos azules, aceptó.

—Gracias. ¿Cuándo estaría bien para usted?

—¿Le parece bien el lunes? —Era viernes y no tenía ganas de pasar por aquello el fin de semana; prefería aprovecharlo pintando.

—Estupendo, nos vemos el lunes, entonces.

—Bien. —Beomgyu extendió su mano y él la estrechó con fuerza durante un instante.

—Ha sido un placer, Beomgyu —dijo sin soltarlo todavía.

—Igualmente, Soobin.

Por fin lo soltó y tras saludar a Yeonjun se marchó por la misma vereda por la que había aparecido.

—Deberías agregarlo a la lista —comentó Yeonjun de repente.

—¿De qué hablas? —preguntó Beomgyu mientras alzaba las cejas.

—Hablo de tu lista de conquistas —respondió de forma socarrona.

Él pasó por alto su sarcasmo.

—No sé a qué te refieres.

Serial Killer (Yeongyu)Onde histórias criam vida. Descubra agora