Beomgyu, lentamente, se puso de pie y caminó hacia el teléfono, marcó el número de su amigo y cuando escuchó la voz de Kai, intentó no derrumbarse por segunda vez.

—¿Qué sucede, Beomgyu?

¿Cómo reaccionaría él cuando supiera que un extraño había estado en su casa la noche anterior y que habría ocurrido una tragedia si alguno de los dos lo hubiese descubierto?

—¿Tienes algún sitio en donde pasar la noche?

—¿Por qué me estás preguntando eso?

—No podremos volver a la casa, Kai: él estuvo allí anoche.

Por unos segundos que parecieron eternos, Beomgyu no escuchó nada del otro lado de la línea.

—¡Dios, Beomgyu! ¿Tú estás bien? Cuando he salido esta mañana de casa ni siquiera he pasado a despedirme a tu habitación; he preferido dejarte dormir después de lo tarde que habías llegado de tu reunión.

—Estoy bien, no me hizo nada.

—¿Dónde estás ahora?

—En la comisaría de policía, en la oficina del detective Kim.

—¿Qué harás tú?

La pregunta de su amigo lo tomó desprevenido.

—No lo sé.

—Podríamos alquilar una habitación en algún hotel hasta que podamos regresar.

—No sé si voy a poder regresar, Kai: ese lugar ya no es seguro.

—¿Qué te han dicho en la policía?

—Hasta ahora solo sé que no podemos regresar. Están recogiendo pruebas y entorpeceríamos su trabajo —le explicó mientras enredaba el dedo en el cable del teléfono.

—Seguramente. —Hizo una larga pausa—. Yo puedo quedarme en casa de Jeongin; ya sabes, el rubio encargado de la sección de espectáculos. No creo que tenga problemas en hospedarme por algún tiempo.

—Muy bien, hazlo. Yo veré qué es lo que hago.

—La propuesta de compartir una habitación de hotel sigue pendiente —le recordó.

—Si no encuentro ninguna otra solución, te aviso, y vemos qué es lo que hacemos. ¿De acuerdo, Kai?

—De acuerdo, Beomgyu. Llámame por cualquier cosa que necesites. A propósito, ¿crees que nos dejarán sacar algunas cosas de la casa?

—Le preguntaré a los detectives.

—Bien, cuídate, por favor. No permitas que ese loco se acerque a ti otra vez —le pidió afligido.

—Lo intentaré —le prometió, pero era consciente de que aquella promesa no dependía de él.

Colgó y volvió a sentarse en la silla. La puerta permanecía cerrada y ni la detective Hwang ni el detective Kim aparecieron durante el siguiente cuarto de hora. La impaciencia estaba acabando con la poca fortaleza que le quedaba. Pensó en salir de aquel lugar y regresar a su casa; necesitaba que alguien le explicara cómo aquel hombre había podido acercarse tanto a él. Se le erizó la piel de solo pensar que había estado a su lado mientras él dormía tan tranquilo en su cama.

Debía también preocuparse por buscar un lugar en donde pasar la noche. Podría haber telefoneado a Taehyun, pero no estaba dispuesto a obligarlo a regresar a Fresno cuando hacía apenas veinticuatro horas que se había marchado. Además, estaba en medio de la construcción de una escuela y corría contra reloj para poder terminarla a tiempo. La opción de llamar a Jennie ni siquiera se le pasó por la mente. Debía pensar en algo, de otro modo, acabaría durmiendo en la habitación de algún hotel.

Serial Killer (Yeongyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora