—¿Qué tenemos del caso del Asesino de las Flores? —preguntó en tono burlón. Como policía y jefe de la División de Crímenes Violentos le molestaba que la prensa siempre se encargara de buscarles apodos a los asesinos. Lo único que conseguían con eso era fomentar su popularidad y era justamente eso lo que aquellos delincuentes buscaban: el reconocimiento por sus crímenes. Esperaba que, algún día, la prensa comprendiera que aquello solo aumentaba su pervertido ego.

Yeji le entregó una carpeta.

—Las autopsias de las tres víctimas parecen una fotocopia una de la otra. Los tres murieron por estrangulación, ninguno muestra signos de haberse defendido, no hay rastros de piel o tejido debajo de sus uñas. No fueron atacados sexualmente y fueron encontrados con los ojos abiertos.

—Para que su rostro fuera lo último que vieran antes de morir —acotó Yeonjun.

Jimin asintió, sus ojos negros se posaron con rapidez en las fotografías que ilustraban el expediente del caso.

—¿Qué han podido averiguar sobre el tatuaje?

—Se los hace post mortem con alguna especie de instrumento de acero inoxidable. Es un símbolo de origen celta. Me he puesto en contacto con una experta, me reuniré con ella lo antes posible —anunció Yeji.

—Bien. ¿Qué hay de la tercera víctima? ¿Por qué cambió su patrón?

—Creemos que intenta mandar un mensaje. —Yeonjun frunció el ceño.

—Ahí es donde entra el señor Beomgyu Choi.

Ambos asintieron, pero fue Yeonjun quien continúo hablando.

—El mensaje está dirigido a él, el asesino talló una variación de su nombre en el cuerpo de Bomin Choi.

«Osito.»

—Sí, según Hyunjin también fue post mortem, ya que no se encontraron rastros de sangre en la escena del crimen, lo que sí hemos hallado esta vez es una huella parcial de un calzado —señaló mientras observaba a Yeji.

—Ahí están los resultados, señor. A pesar de lo poco que obtuvimos tras hacer el molde con yeso, hemos llegado a la conclusión de que se trata de algún tipo de bota militar. Nuestro sospechoso calza un 42 y mide, aproximadamente, 1'75 cm.

—Bien, al menos es algo. —Hizo una pausa—. ¿Han podido hablar con Beomgyu Choi?

Yeji se puso de pie.

—Será mejor que Yeonjun le responda, señor. Yo, mientras tanto, pasaré por el laboratorio a ver si hay resultados de la caja que esta mañana le ha sido enviada al señor Choi.

—Está bien, Yeji.

Cuando la puerta se cerró tras ella, Yeonjun se sintió un poco cohibido bajo la mirada inquisidora de su jefe y amigo.

—¿Y bien? ¿Qué has conseguido con el señor Choi?

Yeonjun se enderezó en el asiento.

—Por lo pronto, he logrado que acepte colaborar en el caso. Ha comprendido que estos asesinatos se relacionan con su secuestro y me temo que el incidente de la caja también.

—¿Crees que está en peligro?

—Sí.

Jimin lanzó un suspiro.

—Cuando tu padre y yo trabajamos en el caso de su secuestro nos devanamos los sesos por intentar atrapar a ese lunático. Tú, mejor que nadie, sabes el juego perverso que comenzó a jugar con él. Le enviaba mensajes que decían que Beomgyu estaba bien y que no deseaba regresar a su casa; repetía una y otra vez, que estarían juntos para siempre, que ni tu padre ni nadie podría jamás separarlos, que antes prefería matarlo que perderlo. Luego, tres meses después, él logra escapar y aparece casi moribunda en un bosque en el lago Big Bear. Taehyung y yo creímos que por fin lograríamos cerrar el caso, pero cuando descubrimos que no recordaba nada de lo que había sucedido, sentimos que era como volver a empezar de cero.

Serial Killer (Yeongyu)Where stories live. Discover now