—En el paquete estaba la cabeza envuelta del gato del señor Choi—explicó Yeji.

—¡Oh, por Dios! —El grito de Kai lo oyó todo el personal que se encontraba trabajando aquella mañana—. ¡El pobre Otelo!

—¡Kai! ¿Estás bien? —Un hombre que llegó casi corriendo a pesar de su cojera se abalanzó sobre él—. ¡Tú grito de espanto nos ha alarmado!

Kai puso su mano sobre el hombro de su nuevo compañero de trabajo.

—Sí, Soobin, es solo que... —No pudo continuar. Miró a Yeonjun y buscó en su mirada algo que le dijera que lo que acababa de oír no era verdad. La comprensión que percibió en los ojos del detective no dejaba lugar para las dudas—. ¡Dios mío, qué crueldad! ¿Cómo está Beomgyu?

—Su hermano Taehyun está con él —respondió Yeonjun.

—¿Taehyun está en Fresno?

—Así es, Beomgyu ha sido quien lo ha llamado.

—Ha hecho bien, necesitará de su hermano en un momento como este. —Se soltó de la mano de Soobin y le agradeció por su apoyo.

—Estoy para servirte, Kai —le dijo, pero no se movió de su lugar; parecía estar esperando que él le presentara a las personas que habían venido a traerle aquella mala noticia.

Kai se dio cuenta de inmediato.

—Perdón por mi falta de cortesía. —Intentó esbozar una sonrisa—. Detectives, él es mi compañero, Soobin Choi, una de las últimas adquisiciones que ha hecho el periódico y un gran reportero. Soobin, ellos son los detectives Kim y Hwang.

El hombre rodeó el escritorio y extendió el brazo para estrechar con fuerza las manos de los policías.

—Es un placer.

—Señor Choi.

—Llámeme Soobin, por favor, si no, me siento tan viejo como mi padre—bromeó.

Yeonjun apenas festejó su chiste, solo quería continuar haciéndole preguntas al amigo de Beomgyu.

—Si nos disculpa, debemos hablar en privado con el señor Huening.

—¡Oh, por supuesto! Lo lamento, solo estoy estorbando. No todos los días nos topamos con verdaderos detectives aquí en la oficina. Ha sido un placer. —Se dirigió a Kai—. Nos vemos luego, Kai.

—Sí, Soobin, gracias.

Cuando volvieron a quedarse a solas con él, Yeonjun arremetió de nuevo con las preguntas.

—¿Recuerda alguna característica del niño? El oficial nos ha brindado una descripción, pero tal vez usted nos pueda decir algo más.

—Me temo que no pueda agregar nada más de lo que dijo Jim. Era un niño pelirrojo, de unos doce o trece años. Conducía una bicicleta, una de esas que se usan en las montañas, con llantas más gruesas que las demás.

Ambos asintieron.

—Llevaba un buzo de los Falcons. —Se quedó pensando un momento —. Recuerdo que me dijo que tenía entradas para el próximo partido que se jugará en la ciudad.

Yeonjun y Yeji se miraron. Habían logrado mucho más de lo que esperaban.

—¿Algo más? —preguntó Yeonjun.

—No, me comentó eso y me dijo que le entregara el paquete a Beomgyu.

—Está bien, muchas gracias por atendernos, señor Huening. — Yeonjun se puso de pie.

—Su testimonio nos ha sido muy útil —comentó Yeji y se paró junto a su compañero.

—Espero que sí. —Aún estaba consternado por lo de la cabeza del gato en la caja, pero agradeció recordar todo lo que pudo del muchacho que se la había entregado esa mañana.

Serial Killer (Yeongyu)Where stories live. Discover now