Se sentó sobre la mesa y le dio un mordisco a la crujiente masa. No se sorprendió cuando Boris apareció de la nada y se sentó a su lado para mirarlo con ojos de corderito degollado, con la clara intención de obtener lo que quería.
Yeonjun sonrió, le arrojo la mitad de una rosquilla y lo observó irse contento a su rincón predilecto para saborearla. Bebió un sorbo de café y, de pronto, como una ráfaga que llega sin previo aviso, la imagen de Beomgyu Choi vino a su mente.
Habían pasado dos días desde la visita a su casa, y no había tenido noticias suyas. Estaba asustada en ese momento, sus ojos castaños habían reflejado el terror que significaba para él revivir la historia de su secuestro. Habría deseado no necesitarlo, poder prescindir de él y dejarlo tranquilo, pero no podía. Estaba seguro de que él era el único que podía ayudarle a atrapar al asesino. Porque ya no dudaba de que era el mismo que lo había secuestrado cuatro años atrás y había acabado con la carrera de su propio padre. Mientras terminaba de beberse el café, decidió que, aunque él no lo llamara ni quisiera saber nada con él, insistiría en su propósito y lograría convencerlo. Sería una tarea difícil, pero no se detendría hasta derribar la barrera de temor que le impedía poder recordar. Beomgyu era un chico frágil y vulnerable, un hombre a la que cualquier otro hombre querría proteger y cuidar. Lo embargó la misma sensación que había experimentado cuando, sin querer, sus brazos se tocaron. Había algo en él que le atraía, y no era solo su belleza, era algo que había llegado a percibir detrás de su mirada. Quería volver a verlo.
Dos necesidades completamente diferentes se debatían dentro de él.
Precisaba a Beomgyu para resolver el caso, quizá, y detener a aquel hombre que tanto daño había hecho. Pero lo necesitaba aún más de una manera que todavía no llegaba a comprender, y eso le desconcertaba. Tampoco comprendía por qué no había podido dejar de pensar en él durante esos dos días. Se dijo a sí mismo que solo era porque sospechaba que estaba en peligro y quería protegerlo, y de paso, obtener la ayuda que solo él podía brindarle; pero sus propias cavilaciones al respecto no lograron convencerlo por completo.
Debía verlo de nuevo. Tenía que verlo. No supo exactamente la razón de su deseo, pero lo único que sí sabía era que lo volvería a buscar; y la próxima vez, necesitaría ser más convincente.
La taza casi se le cayó de las manos cuando la melodía de su teléfono móvil comenzó a sonar.
—Kim —dijo con voz fuerte y clara.
—¿Estás fuera de la cama, compañero?
La voz de Yeji al otro lado de la línea sonaba demasiado seria.
—Sí. ¿Qué sucede? —Sabía que eran malas noticias.
—Ha atacado de nuevo, Jun. —Se oyó un suspiro.
Yeonjun dejó escapar una maldición en voz baja.
—¿Dónde?
Tras oír los datos que le pasó su compañera, colgó. Sin perder tiempo, se colocó la cartuchera y se cercioró de que su arma reglamentaria estuviese en su lugar. Buscó su chaqueta de cuero y antes de marcharse saludó a Boris que continuaba destrozando su presa y que apenas le prestó atención.
Al llegar a la escena del crimen, creyó que vomitaría la rosquilla que había desayunado apenas unos minutos antes. Todo el lugar parecía una copia idéntica de las dos escenas anteriores. Metódico, organizado. El sujeto que buscaban era lo suficientemente calculador y muy seguro de su propio control.
—Se siente poderoso al ejercer su control frente a su víctima, pero obtiene más poder al controlarse a sí mismo —murmuró en voz baja.
—¿Perdón?
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Serial Killer (Yeongyu)
Random*Obra Adaptada *Todos los derechos y créditos a: *Fanfic Yeongyu *Yeonjun Top, Beomgyu Bottom *Historia con contenido +18, sino es de tu agrado este tipo de contenido, solo retírate y si hay algún problema, con toda la educación dirígete hacia mi y...
