—No lo creo. —Su respuesta fue tajante.
Yeonjun dejó escapar un áspero suspiro. Lo observó en silencio un instante. Algunos mechones sueltos se habían pegado a su cuello transpirado, y una mancha de sudor que descendía por el centro de su
atuendo pegaba la tela a su piel y acentuaba así las bonitas clavículas. Yeonjun aparto la mirada y se enfrentó de nuevo a aquellos ojos que lo miraban con recelo.
—Se que ha pasado mucho tiempo y...
Beomgyu le lanzó una mirada fulminante y le impidió continuar.
—Usted lo ha dicho, detective. —Lo miró directamente a los ojos—. No comprendo por qué después de tanto tiempo la policía viene a buscarme otra vez.
—Créame que si he venido hasta aquí es porque es absolutamente necesario que hablemos.
Había determinación en el tono de su voz y, por un instante, Beomgyu se sintió intimidado por él y por esos ojos tan azules como el zafiro que lo observaban impacientes.
—Mire, no sé qué quiere de mí, pero lamento decirle que ha sido en vano que haya venido hasta aquí —comenzó a decir.
—Él ha vuelto —soltó, antes de volver a escuchar que había cometido un error al buscarlo.
Beomgyu se dejó caer en el sillón y agachó la cabeza. Un silencio tenso pareció aplastar el aire que los rodeaba. Yeonjun no supo qué hacer y comprendió, demasiado tarde, que no debería haber dicho aquello de esa manera. Se sentó en el sillón frente a él y esperó a que estuviera listo para hablarle.
Un par de minutos después, Beomgyu alzó la mirada y buscó la suya con desesperación.
—¿Qué quiere decir con eso? —Le temblaba el mentón, y sus manos se movían inquietas sobre sus piernas desnudas.
Yeonjun tuvo el impulso repentino de sentarse a su lado y apretar aquellas manos temblorosas con fuerza, pero no lo hizo. Odiaba tener frente a él a un hombrecillo vulnerable y no poder hacer nada para hacerle sentirse mejor.
—Señorita Choi —hizo una pausa para contemplar aquellos ojos castaños e intensos que no solo imploraban una respuesta sino también un abrazo reconfortante— estamos casi seguros de que la persona que la secuestró a usted hace cuatro años es la misma que ha cometido ya dos asesinatos en la ciudad —explicó y estudió su reacción.
Beomgyu, entonces, se puso de pie y caminó hacia la ventana que daba al jardín.
—¿Qué le hace pensar eso? ¿Ha dicho que estaban «casi seguros»?
Yeonjun se acercó a él y se paró a su lado. Los rayos de sol, que entraban a través del cristal de la ventana, se posaban delicadamente sobre su rostro y en la mata de cabello castaño recogido en la coronilla en una cola de caballo. Sus ojos se detuvieron un instante en su boca y percibió que todavía estaba temblando.
Beomgyu no lo miró, pero sentía sus ojos que observaban cada milímetro de su rostro y, entonces, una extraña inquietud se apoderó de él. Una sensación nueva, desconocida, casi tan fuerte como el terror que lo recorría por dentro.
—Las víctimas que él elige —pensó un segundo antes de continuar hablando— guardan cierta semejanza con usted. Elige muchachos de cabello castaño a las que peina con rizos en la cabeza.
Él escuchaba lo que él tenía que decirle sin pronunciar palabra.
—Les pone una camisa blanca simple de algodón, un pantalón negro y les quita los zapatos.
Beomgyu se llevó una mano a la boca.
—¡Dios mío! ¡Yo usaba lo mismo cuando fui encontrado hace cuatro años en el bosque!
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Serial Killer (Yeongyu)
Random*Obra Adaptada *Todos los derechos y créditos a: *Fanfic Yeongyu *Yeonjun Top, Beomgyu Bottom *Historia con contenido +18, sino es de tu agrado este tipo de contenido, solo retírate y si hay algún problema, con toda la educación dirígete hacia mi y...
