YeonDaddy (Yeongyu)

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Beomgyu

Mi polla ha estado palpitando fuertemente desde que Yeonjun envolvió su puño alrededor de mi corbata y me llevó escaleras arriba como si fuera una correa. Lo elegí hace mucho tiempo, pero en ese momento supe que le pertenecería para siempre, decidiera conservarme o no.

Espero que me retenga.

Estoy lejos de ser virgen, sexualmente o como sumiso, pero arrodillado en el suelo, esperando que me diga qué planea hacer conmigo, siento que lo soy. Mi cuerpo tiembla y mi corazón se acelera tan rápido que apenas puedo recuperar el aliento.

Mi erección dura como una roca está ansiosa e hipersensible, y cada roce de tela suave contra ella se siente como el golpe caliente de una lengua. Los ojos de Yeonjun están pesados sobre mí mientras me devora en silencio, recorriendo con su mirada mi cuerpo de arriba abajo, deteniéndose en mi rostro con anhelo hambriento antes de comenzar todo de nuevo. Pensarías que estoy desnudo por el tiempo que me mira.

Me siento desnudo bajo su atención.

Me duelen las rodillas contra el suelo de madera, pero me obligo a quedarme quieto. Le gusta que esté aquí, arrodillado a sus pies. Puedo sufrir por él. Quiero sufrir por él.

Extiende su mano y vuelve a envolver su mano alrededor de mi corbata. Mi polla se sacude y gotea mientras tira bruscamente de mí hacia adelante, contrarrestando el acto atrapando mi boca en un beso lento y tierno. He tenido un millón de sueños en los que Yeonjun me besa, desde sueños sucios hasta sueños sorprendentemente dulces y castos.

Esto se siente como mucho más que un beso mientras lentamente acaricia su lengua sobre la mía, explorándome y reclamándome todo a la vez.

Con una mano agarrando mi corbata, comienza a desabrocharme la camisa un botón a la vez, sin dudar ni vacilar. Joder, hay algo tan sexy en un hombre que sabe exactamente cómo usar sus manos, que está seguro de cada movimiento que hace y que tiene el control cuando siento que estoy listo para dar vueltas y caer de la mejor manera. Puedo soltarme porque papi me atrapará.

Profundiza el beso, su boca se mueve más bruscamente contra la mía, con un toque de impaciencia, pero de alguna manera aun completamente controlado. Me quejo, mi polla choca contra el borde del sofá, enviando sacudidas de calor y desesperación a través de mí.

Yeonjun desliza sus manos debajo de mi camisa desabotonada y la quita de mis hombros de la misma manera que hizo con la chaqueta de mi traje, excepto que las mangas todavía están abrochadas con los gemelos que me regaló la Navidad pasada, atrapando mis brazos detrás de mí.

Rompe el beso, tira un poco más de mi corbata y se echa hacia

atrás para apreciar la vista. Tiene los párpados pesados y los labios húmedos e hinchados por el beso. Su aire de calma se ve socavado por el rápido subir y bajar de su pecho y la mirada salvaje de sus ojos. Parece al borde del naufragio, y todo por mí... todo gracias a mí.

Gimo y empujo contra el sofá, el líquido preseminal empapa mi ropa interior mientras me muerdo el labio inferior y trato de contenerme. Necesito ser bueno con papi. Quiero ser bueno con papi, pero joder, se siente tan bien. Inclino mis caderas un poco más, mis ojos pegados a la expresión divertida en su rostro, mientras le da a mi corbata otro tirón fuerte, sacándome de mi aturdimiento cachondo. Mis embestidas tartamudean y me estremezco ante la sensación de vacío en la boca del estómago, el ardiente anhelo que es tan difícil de ignorar.

Pero puedo hacerlo. Por papi, puedo hacer cualquier cosa.

—Eres tan hermoso así. —Se acerca de nuevo y arrastra su nariz a lo largo de mi mandíbula, pasando un dedo a lo largo de mi clavícula y bajando por el centro de mi pecho, trazando la forma de mis abdominales temblorosos. Los abdominales los tengo solo porque empezó a arrastrarme al gimnasio varias veces a la semana y me mantuvo con una dieta saludable cuando se mudó aquí. Cada centímetro de mi cuerpo ya es suyo. Sólo quiero que lo reclame ya. Quiero que me azote y me muerda, que me marque para poder ver su propiedad cada vez que me desvisto.