3 | Complicated | Jaeyong

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Jaehyun ni siquiera pensó en frenar mientras él y Taeyong recorrían el paseo, patinando alrededor de los árboles de Navidad y esquivando grupos de personas. Sabía que Taeyong estaba a su lado, y ambos sabían lo que había que hacer: encontrar a los Bianchi. Cuando dieron la vuelta en la última curva antes del restaurante, Jaehyun se encontró deseando que Lorenzo y Norina estuvieran respirando. Para ser delincuentes, eran una agradable compañía, algo inusual para la experiencia Jaehyun en el mundo de las drogas duras de Miami.

Ni él ni Taeyong dejaron de moverse cuando entraron en el restaurante. Después de notar la ausencia de gritos, médicos o cualquier otra excitación inusual, Jaehyun inmediatamente miró al lado izquierdo del restaurante desde donde se encontraba al lado de la puerta, divisando a Bianchi en el bar sin ningún problema, y llamando a la camarera. Sintió a Taeyong ir en la otra dirección, supo sin preguntar que iba detrás de Norina.

Jaehyun llegó a la barra y puso una mano sobre el hombro de Bianchi.

—¿Signor Bianchi?

Bianchi se giró con una amplia sonrisa en su rostro.

—Ah, señor Jeno, debe haberse dado prisa para volver con nosotros tan rápidamente después de comprobar a su Jaemin. ¿Whisky? —preguntó, sosteniendo una botella.

—Todavía no, gracias —dijo Jaehyun suavemente mientras extendía la mano para tomar el vaso que le ofrecía. Observó a Bianchi cuidadosamente, buscando que decir. ¿Estaba el hombre tratando de envenenarlo?— Voy a esperar al postre, creo.

—Una buena idea —dijo Bianchi, sonando aprobador—. Llévelo a la mesa y terminaremos la botella.

Jaehyun asintió lentamente y un movimiento sobre el hombro de Bianchi le llamó la atención. Levantó la vista para ver a dos hombres con un traje que les sentaba mal caminar a lo largo de la barra hacia ellos. Los hombres estaban totalmente centrados en él y Bianchi, y el instinto de Jaehyun se puso en alerta. Tendría que correr el riesgo.

—Escúchame. Armen está muerto.

Los ojos de Bianchi se abrieron cómicamente, era la mejor reacción natural que Jaehyun había visto en su vida.

—¿Muerto? —preguntó, horrorizado.

—Sí. Envenenado —dijo Jaehyun, señalando con la cabeza a la botella.

Bianchi apartó la mano de ella como si quemara.

—Pero... pero pedimos nuestras bebidas al bar, todos nosotros. —Entonces Bianchi se estremeció—. ¿Qué pasa con mi Norina? —Dijo con urgencia, bajando del taburete y enderezándose—. Ella tenía una copa también.

Jaehyun le tomó del brazo para evitar que saliera corriendo.

—A la derecha, ¿conoce a esos hombres?

—¿Hombres? ¿Qué hombres? ¿Qué me importan los hombres? ¡Mi Norina! — balbuceó Bianchi. Estaba malditamente claro para Jaehyun que el hombre no estaba involucrado en el envenenamiento.

—Jaemin está con ella. Lorenzo —dijo Jaehyun, tratando de mantener la atención del hombre mientras los dos hombres se acercaban. A los ojos de Jaehyun, parecían como alguna clase de agentes de la ley—. Los hombres detrás de ti.

Bianchi volvió la cabeza y sacudió la cabeza.

—No. No, no lo sé.

Jaehyun agarró el brazo de Bianchi para mantenerlo quieto.

—Aguanta —ordenó.

Bianchi le miró, con aspecto salvaje, pero obedeció justo cuando los dos hombres se detuvieron frente a ellos. Sus sonrisas no eran particularmente agradables.