28. I'm only me when I'm with you R

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Podía cuestionar todo, todo menos el.

– ¿Que sucedió James? – pregunté demasiado preocupada.

– ¿Podemos no hablar de eso? – cuestiono y lo reprendi con la mirada –, son solo asuntos de estado, te lo contaré todo, lo juro, pero no hoy, no ahora. Ahora lo único que quiero es estar a tu lado, olvidarnos de lo demás, solo tu y yo, ¿Podemos? – confeso casi en un susurro.

Sabía que debía ser algo muy importante para que llorará así, no había nada que el amara más que su país y no lo presionaria, estaba segura de eso, así que sin más asentí y le tome la mano.

Al sentir eso el tomo la mía de vuelta y la beso, la beso tres veces y se la llevó a la frente las mismas, tomándome por sorpresa tal acto.

Al acabar jalo de mi por la puerta de la cocina, dando espacio a qué el frío de la noche nos tomara, no dejo de caminar hasta llegar a ese característico lugar en el que habíamos estado tantas veces, el claro, ese era nuestro lugar, mío y de el, de nadie más.

No dijimos nada, no era necesario, era como si nos pudiéramos comunicar sin necesidad de usar palabras, nos recostamos juntos, como siempre mi cabeza en su pecho, mientras veíamos las estrellas, hasta que de repente el sonido de su voz me saco de mis pensamientos.

– Esa de ahí, es la constelación de Andrómeda. – dijo señalando un punto en el cielo donde había una figura parecida a una rama – ¿Conoces su historia? -- preguntó fascinado.

– ¿De como se creo? – cuestioné confundida, eran estrellas siempre han estado ahí.

– No – dijo risueño, me gustó hacerlo reír – La historia de Andrómeda, ella era hija del rey Cefeo y de la reina Casiopea, gobernantes antiguos de Etiopía. – comentó centrado en su historia.

Siempre le había encantado hablar de las estrellas.

– ¿Son tus ancestros?. – pregunté curiosa, al el ser un príncipe griego.

– No, ellos y nosotros no tenemos ninguna relación, nuestra historia te la contaré después. – respondió sin perder el humor –, continuando con la historia, la reina Casiopea era conocida por su belleza inigualable, pero cometió el gran error de declarar que ella y su hija Andrómeda eran más bellas que las nereidas – contó perdido en su mente, como si se estuviera imaginando la historia y al ver mi confusión comentó –, las ninfas del mar, ellas eran las esposas de los dioses marinos y aquél comentario enfureció a Poseidon, por lo que decidió castigar la arrogancia de la reina, el envió un monstruo marino llamado Ceto, que devastó las costas de Etiopía.

>> Desesperado por salvar su reino, Cefeo consultó el oráculo de Amón, que le reveló que la única forma de aplacar la furia de Poseidón era sacrificar a su hija Andrómeda, atándola a una roca cerca del mar para que el monstruo la devorara. Sin otra opción, el rey accedió a sacrificar a su hija. Así que Andrómeda fue atada a la roca, pero justo antes de que cero pudiera completar la venganza de Poseidon, apareció Perseo, quien iba de regreso de asesinar a medusa, el al ver a Andrómeda atada a la roca se dispuso a salvarla, sando los regalos mágicos que le habían dado los dioses, como las sandalias aladas, el casco de invisibilidad y la espada de Zeus, Perseo se enfrentó al monstruo marino. Tras una feroz batalla, logró matar a Ceto y liberar a la princesa.

>> Andrómeda huyó al lado de Perseo y terminaron enamorándose, ella se casó con el como una muestra de agradecimiento por haberla salvado y como una muestra de amor le dio 9 hijos, al fallecer Andrómeda la diosa Atenea, la honró colocándola en el cielo como una de las constelaciones más visibles, al lado de ella se encuentran Pegaso y Casiopea -- dijo con una expresión de adoración en su rostro, señalando las constelaciones que había mencionado.

– Esa es una historia hermosa, James – comenté embelesada por su forma de contar historias, por la pasión que le generaba su religión.

Era como si te transportará al momento en el que pasaban las cosas.

– En verdad lo es. – dijo mirándome con un brillo en los ojos.

No sabía que había pasado para que el hubiera llorado así, pero en todo este tiempo la expresión de culpa nunca abandonó su cara.

Necesitaba saber para ayudarlo, sea lo que sea podremos contra eso.

– Como esa hay muchas más, la mayoría de ellas son historias de amor y de como hicieron lo imposible por estar con las personas que amaban, desde bajar al hades por su amada, hasta morir por no poder estar juntos.

Su vista estaba perdida y el dolor cruzo su cara, como si el hecho de la valentía de otras personas por luchar por su amor le doliera.

– Mi mayor sueño siempre a sido estar ahí arriba – dijo ilusionado señalando el cielo –, al lado de los grandes héroes, ser conmemorado para siempre, que me recuerden con cariño, no con odio y rencor.

– James – lo llamé, haciendo que me mirara –, sabes que eso es muy difícil de lograr. – comenté sin querer destrozar sus sueños, pues eran solo eso, sueños.

– Yo se que tengo una posibilidad – replicó sin perder esa chispa de anhelo y yo solo pude mirarlo con lástima –, no porque mis creencias sean diferentes a las tuyas significa que son menos ciertas.

Se sentó en el pasto y me estiró la mano para que hiciera lo mismo, la tomé y me senté al lado de el.

– Yo creo en los dioses griegos, se que ellos existen, en algún lado. – dijo mirando al horizonte.

– No lo se cariño, no te diré en que creer, si es lo que piensas, entonces está bien. – murmuré poniendo una mano en su hombro, aquello hizo ocasionar algo que convirtió su anhelo en una derrepente tristeza.

– ¿Podemos recostarnos otro rato? – preguntó como si fuera lo único que quería y yo solo asentí.

No necesitábamos hablar, solo escuchábamos a los grillos cantar, es como si no importará que estuviera haciendo, siempre y cuando estuviera con el, nada importaba.

Aunque me volviera loca la mitad del tiempo, la otra mitad solo era yo tratando de hacerle saber que lo que teníamos era real que no me iría a ninguna parte.

Por algún motivo no me sentía yo misma si estaba lejos de el yo pertenecía con el, a su lado y era como si solo pudiera ser yo misma cuando estaba con el.

Pero aunque no lo necesitábamos yo sabía que teníamos que hablar, quería saber que fue lo que lo atormento.

Y cuando lo volteé a ver sus ojos se estaban volviendo a llenar con lágrimas.

– ¿Que sucede James?.

Me volví a sentar para verlo bien y el giró su cara para que no lo viera, así que tome su cara entre mis manos y lo obligué a verme.

– Por favor dime qué tienes. – se sentó al igual que yo y pegó su frente a la mía.

– No es nada, Ally, todo estará bien. – tomó mi cara igual que yo lo había hecho antes – Sabes que te amo, ¿Verdad?.

– Claro que sí, yo también te amo.

No entendía porque estaba diciendo esto ahora, quería entender que estaba pasando y cada vez me frustraba aún más.

Pero cuando estaba apunto de replicar James me besó, podía sentir el anhelo y su tristeza en este beso, fue largo, hasta que nos separamos por aire.




28-11-24

Beautiful GhostsWhere stories live. Discover now