3 | Complicated | Jaeyong

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—Estoy aburrido —dijo a Jaehyun de mal humor—. ¿Cómo vive la gente de esta manera?

—No tengo ni idea —murmuró Jaehyun adormilado. Estaba aburrido también. Pero al menos él podía ir al casino y sentirse como si estuviera haciendo algo de valor, incluso si no había descubierto nada útil hasta ahora. Había visto a Vartan Armen dos veces fuera de sus juegos de póquer, pero sólo durante los segundos que le tomó a Armen asentir y seguir adelante. Obviamente no era el "momento" todavía.

Habían estado bailando, comprando, haciendo turismo, nadando y ninguno tenía realmente ningún interés en el negocio. Jaehyun había estado sólo medio bromeando cuando sugirió las clases de baile de cuadrillas, lo que había hecho que Taeyong se riera a carcajadas. Además de estas opciones, Taeyong estaba atrapado... tomando el sol y llevándose bien con la signora Bianchi, a quien evitaba desesperadamente cada vez que podía. Había dejado atrás lo divertido para convertirse en ridículo hacía un día.

Taeyong se llevó las manos a los ojos y gimió miserablemente mientras se los frotaba. Jaehyun abrió un ojo para mirarle.

—¿Qué pasa? —preguntó. El roce parecía más que simple cansancio—. ¿Estás inquieto?

—Sí —respondió Taeyong frustrado—. No he ido a correr en una semana —se quejó mientras se sentaba, y su rodilla comenzó a botar rápidamente—. Lo único que he conseguido hacer es trepar la mitad de una pared de roca y luego casi caerme. Y remar perezosamente alrededor de una isla privada.

—Vete a correr —dijo Jaehyun con calma, ignorando el sarcasmo—. Hay una muy buena pista de atletismo alrededor de la cubierta exterior superior. Tienes el cuerpo de un corredor. Nadie pensaría nada raro.

—Oh, tengo el cuerpo de un corredor, ¿eh? Jaehyun —dijo Taeyong lentamente, cerrando los ojos mientras se inclinaba hacia adelante, como si estuviera a punto de abordar un tema complicado con un niño pequeño—, Nunca me han mirado lascivamente tanto en toda mi vida —dijo con énfasis—. Por hombres o mujeres. De ninguna manera voy a ir a cualquiera de los gimnasios o a correr a cualquier lugar a menos que sea de noche y todo el mundo esté en los clubes tratando de echar un polvo.

Jaehyun no pudo contener la risa.

—Pobre bebé. No puedes decirme que no has recibido muchas miradas lascivas en tu vida.

Taeyong le miró con los ojos bien abiertos, su expresión frustrada reflejaba sinceridad.

—No —insistió—. Por lo menos si lo hicieron, ¡nunca lo noté, joder!

Jaehyun frunció el ceño.

—¿En serio? —miró a Taeyong miró de arriba a abajo de manera significativa.

—Sí —dijo Taeyong con voz ofendida. Se movió incómodo bajo el repentino escrutinio y se levantó—. ¿Por qué? —preguntó a la defensiva mientras comenzaba a moverse hacia el balcón.

—Porque... —Jaehyun había visto a Taeyong usar su buen aspecto a su favor. Sabía que Taeyong estaba al tanto de cómo parecía para los demás. Podía encender el encanto y todos, hasta el más frío de los corazones se derretiría por él, y la mitad de esa batalla era física. Pero Jaehyun sospechaba que de lo que Taeyong hablaba ahora era de un tipo diferente de miradas, y pensó en una respuesta frívola. Lo estudió un largo momento, dándose cuenta de que hacer caso omiso de la cuestión no haría que su compañero se sintiera mejor—. Eres un hombre muy guapo —dijo, manteniendo la voz baja y seria.

Taeyong se volvió y miró a Jaehyun por encima del hombro, con una ceja enarcada como si esperara una broma después de la declaración. Cuando vio que estaba serio, movió la cabeza ligeramente y resopló antes de volverse a mirar hacia el océano que rodeaba el barco.