Analizó al personaje público sobre el que había cotorreado tantas veces, y sintió un escalofrío recorrerle la espalda; pero fue una sensación agradable. Aquella noche iba a ser digna de recordar.

Raoul llevaba unos pantalones de cuero negro de imitación, que se unían a sus botas altas de pelo a la última moda quizá entre los progresistas. También una sudadera blanca y abierta, que dejaba al descubierto parte de su pecho. Parecía sacado de un escaparate o de un catálogo de moda. A algunas personas la ropa les quedaba como si hubiera sido hecha para su cuerpo, y ése era el caso de Davini.

Raoul no estaba solo; a su lado, en la rama, había una chica rubia alta y esbelta, con constitución atlética, como si pasara el día haciendo deporte. A diferencia de Raoul, estaba en pie y se agarraba a unas ramas con cierta aprensión.

—Riquini, no creerás que esto es una cita, ¿verdad? —Le espetó Sooz, cruzándose de brazos.

—Oh, vamos, Sooz. Se te oía dar grititos de felicidad, ante la perspectiva de una cita conmigo, desde mi mansión.

Sooz cerró los ojos un instante, reuniendo paciencia en lo más profundo de su ser.

—Raoul, ¿crees que esa ropa es lo suficientemente masculina como para que te permita usar tantos diminutivos?

Ash no pudo evitar reír al escuchar a la amiga de Raoul criticar sin miramientos al personaje más popular de Noé.

Raoul  elevó el rostro para observarla, un tanto molesto.

—La homosexualidad es un defecto genético y yo no tengo ninguno.

La chica que lo acompañaba sacudió la cabeza como si no pudiera creer lo que acababa de oír.

—El amor te vuelve imbécil —dijo como para sí misma.

Sooz, que se había llevado las manos a la cara al oír el comentario del muchacho, se volvió hacia ellas con expresión iracunda.

—Os odiaré siempre por obligarme a hacer esto. Rezad por que no asesine a ese imbécil y acabe en la cárcel.

—¿Qué susurras, preciosa? —Gritó él, a su espalda—. No hay necesidad de ponerse nerviosa, solo soy de músculo y hueso.

—Riquini —Sooz se aseguró de que el apodo sonara lo más ofensivo posible—. Se me están ocurriendo formas de bajarte de ese árbol. Y todas acaban con la rotura de tu cuello.

Raoul rio con una hermosa y profunda carcajada.

—Pero eso sería una pérdida para el Mundo; y de tiempo, pues vosotras tenéis que subir también para ir a la fiesta. Empezad a trepar.

—¿Qué? ¿Pretendes que nos creamos que hay una fiesta en ese árbol silencioso? —Interrumpió Driamma —. No hay nadie más aquí, aparte de nosotros cinco.

—Eso es porque miras pero no ves, Amiga Número Dos —contestó él.

—Tengo nombre —le espetó Driamma.

—Seguro que sí —concedió él—. Pero para mí, esta noche, sois Amiga Número Uno y Amiga Número Dos.

—Eso es más largo que nuestros nombres —protestó Ash, con lógica.

—Puede —comentó, inclinando la cabeza—. Pero no más largo que el tiempo que me llevaría recordar algo que no me interesa. Créeme, Número Uno, lo tengo comprobado.

Ash se cruzó de brazos también, como había hecho Sooz antes.

—Veo que tu perfección deja mucho que desear.

SECBRA©: Libro 1 de la trilogía "DESTERRADOS" (Completa)Where stories live. Discover now