Capítulo 5- pequeño favor

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Los jueves era día de gimnasia, eran mis días favoritos. Me gustaba hacer deporte, lo necesitaba para descargarme, soy bastante buena.

Lo malo era que el día terminaba a las 6 de la tarde cosa que no gustaba tanto y por ende no podía salir de lo cansada que terminaba.

Según el deporte terminabas a determinada hora, y como siempre había elegido el que más horas de entrenamiento tenía. Y era futbol femenino.

La entrenadora era la típica que amaba el deporte a lo bruto, prefeccionista y mandona a quién le caía bien. Por ende me caía bien a mi.

Tengo la teoría de que las mejores profesores son las más odiadas, porque ¿cuál es la razón de que sean odiadas? Que exigen ¿que tendría que hacer un profesor? Exigir.

Yo de profesora sería una forra. Pero enseñaría bien, estaba entre mis opciones de un futuro.

El silbato sonó y comenzó el entrenamiento.

Se pasaba tan rápidooo, a las 5.30 los démas salieron de sus respectivos deportes mientras que nosotras seguiamos aca.

La mayoría de las chicas se trataba de arreglar o cubrir la cara para que los chicos no las vieran transpiradas.En cuanto a mí, como en todas las otras horas, solo los ignoraba.

Sentí como una mirada posaba en mi. Esa extraña sensación de que te están mirando. Miré hacia la tribuna y allí estaba:

Sin remera, transpirado, mirandome fijamente. Esas miradas que te observan de pies a cabeza que pretenden incomodarte.

Dios Mío que bueno que estaba.

No habíamos ignorado perfecto hasta esta mirada.

Aparté la vista tratando de no haberme desconcentrado tanto y patee al arco.

gol.

Sonreí satisfecha y me solté el pelo mirando con superioridad a Austin. 

Cinco minutos después de haberme soltado pelo me di cuenta de lo que había hecho.

¿me hice la diosa con Austin Sky?

¿Por qué otra vez estaba pensando en ese idiota?

Se suponía que lo estaba ignorando.

¿quién es Austin Sky?

Buen pensamiento Molly ahora no lo mires más.

Cuando termino la práctica me sequé la cara y el pecho.

-Vamos.-dijo Austin apareciendo atrás mío.

-¿Me estabas esperando?- pregunté sacandome la remera y quedando en corpiño deportivo.

Él se detuvo a mirar unos segundos.

-¿Se te perdió algo?-pregunté poniendome la remera limpia.

-No, tu hermano se retiro antes y me dijo que te espere.- me dijo.- ¿vamos?

agarré mi bolso y empece a caminar a su lado sin decirle una palabra.

-No juegas tan mal al futbol.-dijo cuando salimos del colegio.

-si juego excelente soy la mejor del equipo.-dije

-modesta siempre vos.-dijo sonriendo

-vos podrías ser el capitán, vos decidís no serlo.-dije

-lo sé, es qué no me haría más feliz y tu hermano esta contento con el puesto.-dijo.-adémas me caen mal la mitad de los jugadores, no tienen cerebro

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