El amor de la Luna.

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Luna, testigo de locuras entre amantes. Luna, depósito de miradas buscando respuestas. Luna, consuelo de las personas más tristes. Luna, inspiración para los artistas. Tienes todas las respuestas menos la que tu corazón más necesita. Hasta hoy.

Un joven, triste, como la mayoría de las personas que recurrían a ella, susurraba cada noche cosas que la luna no comprendía, algo que él llamaba ''amor''. La miraba tan cansado como pidiendo un milagro.

El joven, a la vista de todos, era fuerte, rudo pero siempre alegre. Solo la luna conocía la tristeza que habitaba en su corazón, esa tristeza que salía desesperada por sus ojos y resbalaba por sus mejillas cada vez que caía la noche.

Una noche más él volvió, esta vez ya no lloraba, solo miraba a la luna y susurraba ''¿Por qué él y no yo?''. La luna sentía tanta curiosidad por los sentimientos de aquel joven que analizó la posibilidad de entablar una conversación, pero, ¿como hablar sin que el joven saliera corriendo?

- ¿Ya no llorarás? - Dijo con la voz baja para no asustar tanto al joven.

El joven tenía la cabeza gacha por lo tanto no se dió cuenta que era la luna quien le hablaba. Y respondió:

- Ya no me quedan fuerzas. – suspiró.

- ¿Lloras siempre por amor? – pregunta la luna.

El joven levantó la mirada y por fin notó que era la luna quién se dirigía a él. Y con un poco de miedo dijo:

- Todo este tiempo creyendo que hablaba solo... y tú podías escucharme.

- Nunca podría responderte, no sé lo que significa eso por lo que lloras. Las personas piensan que tengo todas las respuestas, pero a veces no.

La luna sabía demasiado, solo era un poco modesta, sin embargo, nunca tuvo la oportunidad de responder algo antes de que las mismas personas encontraran sus propias respuestas, de todas maneras se la adjudicaban porque así suena más  mágico,  suena a destino.

Esperó paciente una respuesta, pero el joven se mantenía en silencio.

- El amor... Amor... Amor – suspira y continúa. – Es dar lo que fuera por una persona, el amor es conocer a alguien y sentirse completo por fin. El amor es mirar a los ojos de la persona y descubrir colores nuevos, mundos nuevos, sensaciones nuevas, es sostener una promesa cueste lo que cueste y duela lo que duela, el amor es encontrar una mano que sostener y nunca soltarla aún cuando las cosas vayan mal. El amor es varias cosas al mismo tiempo, y a veces, el amor es tanta felicidad que te hace volar, pero también niebla tu vista, te pierdes.

- Suena tan bonito, sin embargo, no dejas de llorar – analizó la Luna.

- Porque a veces el amor no llega al mismo tiempo a dos personas. A veces le llega solo a uno, y a veces les llega a ambos pero...- hace una pausa obligado por el nudo que subía por su garganta.- Yo para ella y ella para él.- dijo después de una larga pausa.

La Luna no necesitó más para entender a qué se refería.

Entonces pensó, si el amor es arriesgarse a llegar cada noche con lágrimas en los ojos, no estaba tan segura de querer sentirlo.

Quería hacerle muchas preguntas más al joven, pero ella notó que le hacía daño hablar de aquello. Decidió volver a la calma del silencio.

- ¿Alguna vez sentiste algo así? – preguntó el joven para volver a entablar una conversación.

- Nunca. - respondió sin pensar mucho.

- ¿Quizás por alguna estrella o un cometa?- bromeó el joven.

Esa pregunta la tomó desprevenida y la impactó con una revelación. A su mente llegó la imagen de el Sol, su eterno compañero de trabajo, lejano y cálido.

La luna se vio sacrificandose cada día por ver al Sol. Se deja apagar para que él tenga tiempo de mostrar el brillo que lo caracteriza. A ella no le molestaba quedarse invisible, todo lo que le gustaba era seguir recibiendo el calor del Sol, verlo nacer cada día, verlo abrir los ojos y descubrir un nuevo día. Todo era más bonito cuando él estaba. Pero, la revelación la puso igual de triste que el joven todas las noches.

- ¿Es amor morir cada amanecer para verlo nacer?

- Así es, querida amiga. Eso es amor. Uno retorcido, pero lo estás sintiendo.

La luna sonrió, y se sintió nerviosa por primera vez en sus largos años de vida. Siempre había sentido amor y nunca lo notó, siempre había regalado parte del cielo al Sol para que viera lo que ella ve, para que el Sol supiera como es la tierra y sus habitantes.

Un espectáculo único, todos parecen celebrar su nacimiento, salen de sus casas y van a playas. Se sienten más vivos.

Pero esta vez amaneció diferente, el sol estaba más radiante y fuerte. Había escuchado la conversación de la Luna con aquel joven, ya que, luego de tantos miles de años descubrió que su amor siempre fue correspondido.

Amaneció con una sonrisa, buscando desesperado entre las nubes el tenue reflejo de la Luna, y ahí estaba, también sonriendo.

La historia de la Luna y el Sol.Where stories live. Discover now