Capítulo 2: Y qué si nada está bien.

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Ya me había recorrido todo el pueblo varias veces en los años que llevaba viviendo allí, sinceramente, todavía no le he encontrado el encanto que la gente dice que tiene. Me parece un pueblo más, lleno de gente a la que no aguanto, nada que hacer para la gente como yo. Más de una vez intenté huir de ese lugar asqueroso que tanto daño me había hecho. Siempre me pregunté por qué había tenido que mudarme allí, no sé qué vio mi familia para ir hasta ese lugar. 

Me volví a recorrer una vez más el pueblo, y qué curioso, no había nada nuevo que ver. Sinceramente, alguna vez deseé encontrarme con un alma perdida en busca de un lugar donde le pudiesen comprender como hacía yo. Nunca encontré a esa persona.

Ya estaba volviendo hacia mi casa cuando me dio por meterme por uno de los caminos que nunca me habían llamado la atención, era un camino que no parecía gran cosa, a la izquierda había unos cuantos huertos y casas hechas por los propios campesinos que cuidaban los huertos para guardar sus herramientas. A la derecha salían tres caminos más. Ya que me metí al camino de la derecha, seguí esa ruta.

-Hacia la derecha todo el rato. -Pensé.-

Llegué hasta el final del camino, y me topé con una gran fábrica abandonada de la cual nunca había oído hablar, pensé en no entrar, pero no tardé más de cinco segundos en darme cuenta de que pasase lo que pasase, para mí no sería nada malo. No tenía nada que perder, qué más le dará a una persona que sólo piensa en morir meterse en sitios peligrosos.

La puerta de la fábrica estaba atrancada por detrás, no sabía si empezar a darle golpes a la puerta o simplemente, buscar otra entrada. Opté por la segunda opción, ya que si el lugar me gustaba, una puerta para cerrar cuando saliese, era una buena noticia. Me dí la vuelta a toda la fábrica, que para ser sinceros, no era nada pequeña. Encontré una ventana rota por detrás, supe que si tenía que tener cuidado para no cortarme con los posibles cristales que podría haber por ahí. 

Decidí volver a casa a por cosas para estar más seguro. Posiblemente, esa fue la primera mañana en la que volvía a casa con una sonrisa y sintiendo satisfacción por haber descubierto algo que estaba seguro de que me iba a hacer bastante feliz en un futuro.

La historia de un cualquiera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora