−Quiero a Martina Stoessel - Se quejo.

−¿Por qué no dejas el berrinche por Stoessel y comienzas a preocuparte por lo que tienes? - Le dijo en un tono serio. Jorge bufo. −Estoy hablando en serio, Jorge. Estas enfermo y no lo quieres aceptar.

−¡Yo sé que estoy enfermo, Diego! Pero eso no significa que me voy a morir mañana, digo estoy en terapia y voy a salir bien de esto - Dijo casi seguro.−Ahora, me voy por que mira la hora que es y yo aquí aplastado.

−¿Que casa te toca hoy? - pregunto Diego, divertido. Jorge lo pensó unos segundos.

−A donde la marea me lleve - Jorge salió del consultorio de Diego, vaya que día.

Un día aguado, no hubieron pacientes, solo la jodida y jodida de Martina Stoessel jodiendo. Jorge camino hacia su consultorio y miro a Abril sentada en su silla de trabajo. No, esta vez sí que no. No iba a caer otra vez.

−Abril, es hora de marcharnos - le informo lo obvio. Abril sonrió desde su silla y dio una vuelta en ella. −Niña, esa silla costó mucho dinero, además la amo así que deja de jugar con Sarita y párate de allí.

−¿Sarita? - dijo parándose de la silla y acercándose a él. Jorge asintió.

−Si, mi silla se llama Sarita - Abril paso los brazos por alrededor de su nuca y soltó una risita.

−¿Le pone nombre a los objetos, Doctor Blanco? - antes de que Jorge pudiera decir algo le entro una llamada. Jorge saco su teléfono y miro por encima, quito los brazos de Abril y le hizo una seña con la mano de que esperara.

−Hola −miro a Abril que tenía los ojos entrecerrados hacia su dirección.

−Jorge, ¿qué tal? ¿Cómo esta todo? - dijo con un tanto de nerviosismo la otra voz por el teléfono.

−Todo bien, todo bien... - dijo incomodo. - ¿Pasa algo?

−Eh... Bueno... Es que quería que supieras que como Sol se fue de vacaciones, eso significa que tengo el apartamento para mi sola y quería saber si querías... - Reyna estaba ansiosa y nerviosa, como siempre. Jorge se aclaro la garganta y no dejo que terminara.

−Vale, así quedamos... - dijo mirando la hora. - Entonces nos vemos en 20.

−Esta bien, Jorg...- no dejo que terminara, colgó la llamada y miro a Abril quien lo miraba con una expresión extraña.-

−¿Quien era? - demando.

−Negocios - mintió. Abril abrió los ojos.

−¿De verdad? - dijo con ironía.− Jorge soy tu secretaria, y tú eres doctor. Se supone que administro todo tu trabajo. ¿Eres medico a domicilio o qué?

−Abril, por Dios. ¿Otra vez con tus celos? - se hizo el ofendido.−Tengo una vida afuera de este hospital.

−Pero...−bajo el tono hacia él. A veces sentía miedo de perderlo, si es que lo tenía.

−Ya es suficiente, ¿sí? Basta de los celos. No estoy con ninguna otra mujer

−Jorge, ósea, mírate. ¿Cómo quieres que me crea eso? Tienes 22 años, eres cirujano y dueño de una fortuna. ¿Cómo puedes estar soltero? - Jorge la tomo de las manos y la acerco a el.

−Tranquila, nena. De verdad, no te miento... - la tranquilizo con una dulce voz. Abril se acerco a él y beso el extremo de su cuello dejando a través de ese beso algo más... Justin subió su rostro y beso nuevamente sus labios. Se abrieron las puertas del ascensor, se acerco a la recepción y se despidió de Norma con la mano.

Las mujeres de Jorge BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora