Me di la vuelta cuando toda la gente empezó a gritar y me topé con el tipo de hace unos segundos en el piso con otro encima de él, las luces de colores del lugar hacían que la sangre de la cara del pelinegro pasara por desapercibida y los moretones que se empezaban a formar en su rostro no fueran tan notorios.

Unos momentos despues entraron los guardaespaldas de la entrada y separaron a los dos tipos. Fue entonces que me di cuenta que el que golpeaba al tipo que se intentó sobrepasar conmigo era el tipo de la cocina, el famoso Caleb West.

-Saquen a esta escoria de mi casa- si su voz era ronca en este momento estaba más, su pecho subía y bajaba muy rápido. Su pelo estaba un poco despeinado, la gorra negra que vestía cuando me lo tope en la cocina ya no estaba.

-Gracias por ayudarme- le susurre cuando me volteo a ver- Enserio muchas gracias, no sé qué hubiera pasado si no hubieras hecho eso- le di una sonrisa sincera que demostraba lo agradecida que estaba

-No fue nada linda- me regreso la sonrisa. Se acomodó la chamarra negra que vestía y se pasó la mano por el pelo, peinándolo.

-¡Alexandra! - la voz de Zoe me interrumpió el espectáculo que estaba viendo- No puedo ir por unas bebidas para las dos porque te pierdes y un tipo trata de sobre pasarse contigo- sus brazos me rodearon y no hice nada más que corresponderle

-Vámonos de aquí Zoe, por favor- le pedí con voz cansada. Ella solo asintió y me soltó para empezar a caminar hacia la puerta de salida

Ya una vez en el carro, vi como Caleb salía casi corriendo de su casa, como buscando algo. Cuando nuestros ojos se toparon, el empezó a caminar hacia el carro pero Zoe ya había arrancado antes de que él se pudiera acercar.

......................................................

Han pasado dos semanas desde mi llegada a California y todo marchaba a la perfección. Los mensajes y llamadas a mi celular se detuvieron despues de cambiar mi número móvil y eso me dejaba más tranquila y relajada.

-Alex debemos de ir al supermercado por unas cosas- Zoe siempre interrumpiendo mis momentos de relajación- Mi madre quiere hacer noche mexicana y hay que ir por todo

Me levante de mi cama a duras penas, me acomode mis zapatos y salimos de mi habitación para ir directo al coche. Tras un viaje lleno de música y malos cantos por parte mía y de Zoe llegamos al supermercado.

-Mientras tu busca las verduras yo iré por la carne- asentí tomando el carrito y empezando a caminar

Empecé a tomar unos cuantos tomates para la deliciosa salsa que acompañara a los tacos que hace la tía Molly, vi un tomate rojo y perfecto y no dude en tomarlo pero una pequeña manita también lo tomo.

-Si quiere tómelo usted Señorita- la dulce voz del pequeño me derritió por completo

-Que amable cariño, pero yo ya llevo muchos- le mostré la bolsa que tenía en mis manos- Ese no me hará falta

-Gracias Señorita- me mostro una gran sonrisa con unos cuantos dientes faltantes. Observe que tenía muchas bolsas con diferentes verduras en su interior

-Te ayudare a llevar todas esas bolsas hasta tu carrito- me ofrecí- No aceptare un no por respuesta- agarre todas las bolsas y espere a que me dijera cuál era su carrito

-Muchas gracias señorita, no se hubiera molestado- la gran sonrisa volvió a aparecer

-Mi nombre es Alexandra, y no fue nada- le devolví la sonrisa

-El mío es Finnegan, pero me puedes decir Finn- dijo acomodando unas cuantas cosas en su carrito- ¿Te molesta si te digo Alex?

-Por supuesto que no, como ya somos amigos me puedes decir a si- sus mejillas se pusieron de un rojo carmesí que me pareció adorable- Eres demasiado adorable Finn- le revolví su cabello castaño

-Me voy unos minutos y tú no pierdes el tiempo Finn- una voz ronca me hizo voltear topándome con unos ojos grises que ya conocía- Que maravillosa coincidencia preciosa

Enserio, de todas las personas que me pude haber topado en el supermercado, ¿me tenía que topar con él?

-Bueno Finn- voltee de nuevo con el pequeño- Fue un gusto conocerte, espero y esos tomates estén buenos- le guiñe el ojo y empecé a caminar hacia mi carrito

-¿De mí no te despedirás?- voltee a verlo una vez llegue a mi carrito

-Adiós Caleb- asentí en su dirección a modo de despedida.

Tome el carrito y comencé mi camino dejando a esos chicos atrás. Espero y estos encuentros con ese boxeador dejen de pasar.

Seguí tomando cosas que mi tía nos había pedido y me dirigí a la caja a pagar encontrando a Zoe en el camino.

-Listo, ya nos podemos ir- le dije a mi prima mientras ponía todas las cosas en la caja

-Muero de hambre y estar aquí no ayuda de nada- el puchero en la cara de Zoe me hizo tirar una carcajada

-Tranquila, los tacos de tu mamá valdrán la pena- de solo mencionar los famosos tacos y comida mexicana que hacia la madre de Zoe, se me hacía agua la boca- Vámonos antes de que te comas todo el super- Zoe solo puso los ojos en blanco mientras tomaba varias bolsas para dirigirnos hacia el carro.

-----------------------------------------

Han pasado varios días desde que mis padres y yo llegamos a California, nos hemos quedado en la casa de mis tíos, Rebecca y Charlie Harrison, padres de mi prima Zoe.

-No se tienen que ir Robert- mi tía Rebecca Becky como le decíamos los miembros de la familia, le decía a mi padre mientras este metía las últimas cajas al camión de mudanza

-Lo se Becky, pero así estaremos más cómodos todos. Agradecemos que nos hayan aceptado unos días en su hogar, pero nuestra casa ya está lista para habitarla- mi padre le dio una sonrisa sincera y mi tía solo asintió dando a entender que entendía

-Voy a extrañar ver tu cara fea por las mañanas- la voz de Zoe hizo que apartara la mirada de donde estaban mis padres y su padres

-Viviremos a dos cuadras de distancia, no seas dramática- rodé los ojos al ver su puchero- Aparte, podrás quedarte a dormir las veces que quieras Zoe- sonrió al escuchar eso

-Ya se tonta, solo exagero las cosas- saco su lengua en mi dirección, un poco infantil- Pasare por ti a las 8 en punto para salir a disfrutar el viernes por la noche- sus cejas subiendo y bajando en forma picara me hicieron soltar una carcajada

-Nos vemos al rato, fea- le sonreí mientras caminaba al auto de mis padres, no sin antes despedirme de mis tíos con un abrazo y un beso en la mejilla.

En el auto de camino a casa me fue imposible no pensar en el famoso boxeador, Caleb West.

Sin duda alguna estaba en deuda con el por haberme defendido de ese chico en su casa. Si él no hubiera llegado, no sé qué habría pasado.

Sus ojos grises no dejaban de perseguirme en sueños desde ese día del supermercado. Moví mi cabeza tratando de ya no pensar en él, no podía darme el lujo de pensar en él y lo que provocaba en mí con tal solo habernos visto dos veces.

No podía bajar la guardia ante nadie hasta no resolver los problemas que me hicieron regresar a California. 

EL DIABLO *REESCRIBIENDO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora