꒰ 𔓕 Final 𔓕 ꒱

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Eunwoo dio un paso adelante, su arma ya en mano. La insolencia de Qing Xiu no podía quedar impune. La respuesta era clara: una afrenta como esa debía pagarse con sangre. Con el arma en alto, la tensión en la sala alcanzó su punto máximo, y en un instante, los hombres de cada clan se encontraron apuntándose mutuamente, preparados para el conflicto inminente. La Gran Mesa se convirtió en un campo de batalla silencioso, el más mínimo movimiento podría desencadenar una violencia desenfrenada. Jungkook se aferró al borde de la mesa, sus manos temblando ligeramente. Podía sentir el pulso acelerado de Eunwoo a su lado, y sabía que Jack estaba listo para actuar en cualquier momento. Nikolai Michajlov, con su presencia imponente, mantuvo la calma, pero incluso él parecía alerta.

—Los temas privados de la familia no se tocan, usted es consiente de las reglas en nuestro convenio, señor Qing.

Eunwoo, pasmado y sorprendido, logró percibir el ligero temblor en su mano mientras una capa de tensión pesaba sobre él. Al escudriñar con alerta alrededor, notó la dificultad que tenían los demás alfas para respirar, una señal clara de la presencia abrumadora de feromonas en el ambiente.

Ante la repentina tensión, Eunwoo dirigió su mirada hacia Jungkook, cuya expresión se volvió indescifrable. Comprendió entonces que, las feromonas provenían de él—hasta saturar el lugar—ejerciendo una presión emocional sobre todos los presentes. Incluso Nikolai, conocido por su firmeza, se retraía ligeramente en su asiento, afectado por la intensidad del aura de Jungkook.
Ese tipo de prueba de dominio, eran las feromonas de un omega Gama, poderosas y penetrantes como pocos las han experimentado.

Qing Xiu parecía tambalearse en su posición. Su habitual serenidad se veía perturbada, y un ligero temblor se apoderaba de su voz mientras intentaba articular una respuesta. La confianza que solía irradiar se había desvanecido, y por un instante, parecía menos seguro de sí mismo, casi vulnerable ante Jungkook.

—Lo siento, Hürrem, no era mi intención ofender —tartamudeó Qing Xiu, buscando recuperar su compostura—. Simplemente quería expresar mi preocupación por la ausencia del señor Kim. Es un tema que nos concierne a todos.

El susurro de su voz apenas resonó en la sala, ahogado por el peso del silencio que lo rodeaba.

—Ese tipo de impertinencias han venido pasando con demasiada frecuencia, una y otra vez por parte de usted y la Ndrangheta —responde Jungkook con una voz firme, su tono no admitía réplicas.

Hürrem, yo... —intentó interrumpir Qing Xiu, pero fue cortado de inmediato por una mirada dura y penetrante.

—Dígame, ¿usted cree que soy ignorante del contrabando de Fentanilo en tierras turcas sin mi autorización? De hecho, estoy al tanto de todas las operaciones ilegales que se llevan a cabo bajo el techo de la Triada —continuó Jungkook, su voz resonando en la sala con una autoridad innegable—Puede que sea un omega, pero como ustedes lo han dicho, soy lo suficientemente competente para eliminar su existencia, tal y como la Corsé desapareció.

El silencio en la sala se volvió aún más abrumador ante las palabras de Jungkook. El desastre y colapso de una organización criminal de la magnitud de la Corsé tenía el poder de incomodar a todos allí presentes. Era un recordatorio de lo alto que uno podía ascender, solo para caer en la nada.

—Por lo tanto, a partir de este momento, los Kim tomarán las decisiones en esta mesa. Ningún acuerdo, transacción o movimiento se llevará a cabo sin mi autorización expresa. Ustedes no podrán respirar sin el permiso de La Roja —declaró Jungkook, su mirada fija en cada uno de los presentes.

Eunwoo y Jack intercambiaron miradas, sabiendo que el peso de esas palabras resonaría mucho más allá de esa sala. Y como un terremoto sorpresivo, la sala se vio interrumpida por la risa profunda y resonante de Nikolai Michajlov, llena de un tono divertido y satisfecho.

𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐑𝐨𝐣𝐚 ᵀᵃᵉᵏᵒᵒᵏWhere stories live. Discover now