—Así que ¿soy la mejor eh?— Ciro se comienza a reír y este bufa enojado

—Cierra la boca o te pondré una bala en la frente

—Hace un momento no decías eso

—Lo que hace el amor— bromea Ciro Tomas

—Odio trabajar con inútiles inmaduros como ustedes — sale hacia las tiendas del señor Cook en cuanto lo visualiza llegar 

Luego de terminar las entregas, llegamos a la oficina de Pollack, este como últimamente lo hace esta bebiendo, nos recibe el señor Luca Levy quien cuenta el dinero y anota la producción entregada, nos despide por hoy.

Voy por el pasillo para bajar las escaleras camino a la salida pero un brazo me coge fuertemente al laboratorio, caigo de bruces al suelo lastimando mis rodillas, nuevamente soy levantada y un puño se conecta con mi mejilla, siento el dolor recorrerme el cuerpo, caigo en seco al suelo y observo la imponente figura de Jayden Pollack.

—¡Tanto tiempo perra asquerosa!— escupe con odio y yo trato de escupir la sangre que se mezcla con la saliva

—Jayden por favor — suplicó para que no me mate a golpes

—Te mataría ahora mismo— saca el arma y me apunta en la frente, cierro los ojos temblando — pero me acompañaras a un sitio, necesito una carnada 

—¿De qué hablas?

—Ahora eres mía— parece un desquiciado con su cabello revuelto y sus enormes ojeras, me da mucho miedo— vamos — me levanta de un solo brazo y coloca el arma en mi espalda— no intentes escapar porque te disparo y luego me encargare de asesinar uno a uno a tus familiares

Temblando con el detrás mió salimos hasta afuera donde tiene su coche aparcado, en el salón no había nadie y si realmente alguien vio ni siquiera se intereso en intervenir.

Con poca delicadeza me lanzo en el coche en el lado del conductor, lo mire aterrada, prefería ir en la maletero que aprender a manejar con un loco con un arma apuntándome.

—Jayden no se manejar

—¿Adivina qué? aprenderás a manejar dulzura

—¡Jayden no!— con la culata del arma me golpeo en la otra mejilla, nuevamente la sangre broto de mi 

—Gira la llave mientras pisas el acelerador para que se encienda— lo hice y este rugió— ahora pisa el embrague y metes el cambio, luego pisas  el acelerador y vas soltando de apoco el embrague— lo hice pero me puse nerviosa y lo solté al todo, el auto se freno en seco— ¡te dije que lo sueltes de a poco imbécil!

—¡Si me apuntas con una puta arma no puedo concentrarme! — grite asustada pero este ni se inmuto, me hizo una seña que lo intentara de nuevo

Estábamos yendo por la ruta principal, el auto se detiene de vez en cuando, pero de apoco le tomo la mano, casi chocamos a un camión, en la ciudad choque un cesto de basura pero a Jayden pareció importarle poco. Iban en silencio, el aún apuntaba el arma ahora en mi costilla, mi cuerpo estaba rígido, mis brazos se sienten aletargados y mi cabeza duele como el infierno. El cartel que indica que nos dirigimos para Oxford aparece frente a nosotros y me tenso ¡mierda! 

¿Qué carajos quiere allá Jayden?

¿Por qué me trae a mi?

—Si piensas que te sirvo para atacar a los del reino de Oxford déjame decirte que sentenciaste tu muerte

—¡Cállate Perséfone! — mi costado duele cuando clava más el arma y chillo del dolor— me duele la cabeza por favor

—¡Que coincidencia que a mi también! ¿Sabes por qué?— lo mire rápidamente antes de volver la vista al frente — porque un imbécil me golpeo dos veces y luego me apunto obligándome a conducir cuando no sabía hacerlo

The KingdomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora