Capítulo 16- Algo peor que Desmond

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Desmond The Sickle

- Tiene que estar aquí, este es el asentamiento de brujas más cercano a Velvetis.

- Está aquí.

Añadí aspirando profundamente.

- Su olor es mas fuerte ahora.

- Sí, lo ha hecho a propósito.

Dijo Theresa torciendo los ojos con fastidio.

- No perdamos tiempo, no debe estar muy lejos.

- ¡Espera Desmond! No compliques las cosas, sólo guíame hasta donde está y yo me encargaré de llevarla a casa.

- ¡Sabes Theresa! No acabo de tragarme tu cuento. Puedo sentir en tu palpitar que me estás ocultando cosas y sabes cómo terminará si decido no tolerarlo.

- Desde que nos vimos no dejas de hacer amenazas, tienes que saber que no te tengo miedo, así que deja de perder el tiempo con eso.

- Dime ¿A qué vino Sage a este lugar?

Me miró por un instante, no sabía si seguir negándome información o simplemente dejarse ayudar.

- Hoy, es noche de Walpurgis.

- Oh, entiendo... Pero, podría estar en peligro si alguien la reconoce.

- Exacto, por eso estoy intentando regresarla a casa.

Mientras más hablaba con Theresa, más cuenta me daba de que la cosa era grave. Sus ojos parpadeantes, sus palabras esquivas y su corazón acelerado, me decían a gritos que la situación estaba fuera de su control.

Caminamos por el pequeño pueblo de Valleluna, el ambiente era favorable puesto que las brujas estaban ensimismadas, disfrutando de la festividad y bailando alrededor de la abrasadora hoguera.

Violines y laúdes sonaban al compás de las melodiosas voces mientras los amantes se escabullían para dar riendas sueltas a la pasión.

- ¡Separémonos!

Propuse y no la dejé responder, simplemente me alejé a toda velocidad, procurando ser el primero en llegar a ella. Seguí caminando muy cerca de la oscuridad, inadvertido, escudriñando cada posible lugar en donde pudiera estar.

Si no fuera porque todo el lugar estaba impregnado con su aroma, ya la habría hallado, pero al parecer Sage tenía una estrategia que me impedía dar con su paradero.

Procuré relajarme, miré el cielo y la luna llena en un intento por despejar mi mente. Cerré los ojos y respiré profundo, concentrándome, llenándome con las vibraciones que me llegaban de todas partes, y ahí estaba, esa mirada maquiavélica clavándose en mi nuca crispada.

No me moví, sólo volteé la cabeza despacio mirando de soslayo, sin llamar mucho la atención, para entonces encontrarme con su imponente silueta que no paraba de girar.

- Ahí estás.

Dije en voz alta sin percatarme, estaba dando vueltas alrededor de una hoguera mientras me seguía como un depredador. Sus movimientos llenos de lascivia me hicieron olvidar para qué había venido, sobre todo su cabello empapado y sus ojos centelleantes que me provocaban con insistencia.

De pronto, un violín inoportuno llamó su atención, invitándola a mover sus caderas al ritmo de la cándida melodía.

Como si fuera poco, agarró su vestido, levantándolo por encima de las rodillas mientras giraba a toda velocidad, frenó de golpe, alzó la cabeza con erotismo y sus manos se deslizaron desde su seno hasta su sexo.

ElixirWhere stories live. Discover now