—Un rato —murmuró, agradeciendo que los vestuarios estuvieran vacíos mientras buscaba los ánimos para cambiarse de ropa.

Su madre le había comprado unos pantalones cortos deportivos y una camiseta que aseguraba era antitranspirante. Julian la agarró entre las manos y comenzó a desnudarse, repitiéndose que sólo era un rato y después volvería a echar un rápido al apartamento de kei, de lejos, eso sí, para no ser visto.

—Igual hasta se ha olvidado ya de que existo —musitó descorazonadoramente.

Tal vez eso no, pero seguramente ni siquiera pensaría qué había pasado para que no volviera...

—¡Chiquitin!

Julian no tuvo la oportunidad de reaccionar. Nada más salió de los vestuarios, sintió como unos brazos se le echaban al cuello y una mejilla se frotaba con la suya tan fuerte que comenzaba a hacer daño.

—¿O... Oshi?

Tras el cuerpo del pelirrojo podía distinguir al resto de los personajes conocidos del gimnasio, todos ellos los miraban entre la sorpresa y la confusión. Henry, prácticamente en frente, lo miró fijamente unos instantes antes de desviar la cabeza en lo que a Julian le pareció una actitud molesta.

—¡Eres malo! —gritó Oshi, aún sin soltarlo ni dejar de frotar su mejilla—.Te he echado tanto de menos... —De pronto lo apartó bruscamente, agarrándolo por los hombros y tirando de su cuerpo hacia atrás. Los ojos del pelirrojo se habían entrecerrado y lo miraban acusatorios. Julian se encogió involuntariamente—. ¡Al final será verdad que me estás engañando con otro!

Julian abrió mucho los ojos y miró horrorizado a Oshi que parecía ajeno a todos los que se encontraban en el gimnasio y posiblemente comenzaban a hacerse una idea errónea de lo que estaba ocurriendo.

—Oshi, déjame.

Intentó moverlo, apartando sus manos.

—¡Vas a abandonarme! ¡Por eso no has venido a verme en tanto tiempo! ¿Pensaste en mi dolor?

—¡Oshi!

—Oye, déjalo, quiere que lo sueltes.

Henry agarró uno de las muñecas de Oshi y Julian sintió un espasmo de terror cuando el pelirrojo ladeó la cabeza hacia su compañero y le lanzó una peligrosa mirada. Vistos desde esa perspectiva, Henry era mucho más corpulento que Oshi que tenía n cuerpo que se entendía como delgado, aunque no esmirriado como el suyo, pero Julian no dudaba quien iba a ganar si terminaba habiendo una pelea entre los dos.

—Oooh —soltó Oshi en cambio, sin soltarlo y sin hacer ninguna observación sobre la mano que agarraba su muñeca y pasó una brillante y divertida mirada de Henry a él—. Ya veo. El amigo —arrastró la palabra amigo de una manera significativa y Julian lo miró suplicante—. Ya veo, ya veo.

—Te está molestando, ¿verdad, Julian?

Julian miró a Henry y trató de sonreir, apartándose de los dos ahora que Oshi, demasiado interesado en su nuevo entretenimiento, había aflojado la presión de las manos sobre sus hombros.

—Es...un amigo —dijo respirando con fuerza mientras echaba un nuevo vistazo a Oshi y revisaba más atentamente el gimnasio, sintiendo un brote de ansiedad de pronto—, Oshi, ¿has venido solo?

—Ajá —El pelirrojo sonrió burlón y se llevó una mano a la barbilla, mirando a Henry todo el rato—. Ahí está —miró de arriba abajo a Henry y sacudió la cabeza—. No te lo tomes a mal, chico, pero no estás a la altura, claro que posiblemente seas más amable, pero por ese detalle, cualquiera sería más amable, no hay que buscar mucho —sacudió la mano frente a la cara de Henry que miraba a Oshi entre la confusión y la rabia—. Además, tiene un fetiche extremista por...

Cuando habla el Corazón 2 (chico x chico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora