Segunda Guerra Mundial

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"Tarde o temprano".

-...Pero ahora, no creo que tú seas el malo de la historia. –confesé.

-¿Entonces me crees? –sonrió Ismael.

Lo pensé un poco más, sólo un poco más antes de decir: -Te creo.

Más recuerdos y más recuerdos empezaron a envenenar mi mente, cuando mojaron mi dibujo favorito, cuando Kyle decía secretos de Ismael, quien supongo que confió en él para decírselos.

¿Si Kyle hablaba mal de Zail, también hablaría mal de mí?

También siempre tuve miedo de ellos, tenía miedo de lo que dirían de mí si hacia algo o decía algo, también cuando yo decía bromas de Kyle, él se molestaba, pero yo no podía hacerlo cuando él bromeaba sobre mí.

Sin embargo, si me pedían matar a Kyle...

Diría que no.

Antes, me suicidaría.

-¿Tendré que matar a Kyle? –pregunté asustado.

-Sólo si quieres hacerlo. -respondió Ismael.

-No quiero. –dije por primera vez en todo ese tiempo, pude por fin decir qué no quería hacer, y se sintió bastante bien.

-Mata a quien tú quieras, no importa. Yo mataré a Kyle. –presumió Ismael.

-Yo quisiera matar a Hans o a Zail, el problema es que son de nuestro equipo. –bromeó Ian. Se suponía que todo el equipo tenía que ponerse de acuerdo, pero Hans y Zail estaban apartados de nosotros vistiéndose para la ocasión.

-Sólo faltan Marshall y Vlad. Los más difíciles. –dijo pensativo Yusuf.

-Sin ofender Yusuf, pero el negro siempre es el primero en morir. –bromeé, Yusuf me empezó a pegar pero esquivé los golpes, fue muy gracioso.

-¿Crees que puedas matarlos, Christian? –preguntó Ismael.

-A Marshall sí, a Vlad... -dejé la incógnita en blanco.

-Puedes ser mejor que todos nosotros juntos si quieres, sólo tienes que creer en ti mismo. –me aconsejó Ian.

-Gracias. –balbuceé confundido.

¿Las personas que más había despreciado todo este tiempo me ayudaban y mis mejores amigos ahora eran mis enemigos?

Zail y Hans no iban a ayudarnos, eso se veía claro. Así que los tuve que matar, era mejor que murieran en mis manos que en las del enemigo, ¿no?

Ahora, iba por Marshall, el verdadero enemigo. Ni de chiste iba a matar a Vlad.

Encontrar a Marshall fue demasiado fácil, y matarlo mucho más. Estaba en un campamento enorme con el símbolo nazi, lo único que hice fue quemarla y ya, cuando él salió del campamento le disparé 4 veces, otra vez.

Ahora mi pasatiempo favorito era matar a Marshall.

Los demás saqueaban el campamento nazi, entré en una casa de campaña y vi a Vlad con un cuchillo en la mano y a Kyle en el suelo, muerto.

-¿Vlad?

-No me gusta recibir órdenes que no sean las mías. –dijo aburrido tirando el cuchillo.

-Típico de ti. –sonreí.

-Éntrale. –me devolvió la sonrisa. Salimos del campamento y llamamos a los demás.

-Sólo nos falta Zury... -anuncié.

En eso cayó una granada demasiado cerca de nosotros.

-¡A los tanques! –gritó con dificultad Yusuf, quien no había muerto. Aún.

Ian e Ismael murieron, así que sólo quedábamos Vlad, Yusuf y yo. Dirigimos difícilmente el tanque hacia donde el radar nos indicaba y empezamos a cañonear. Zury también entró en su tanque.

Sabía que así no ganaríamos así que con toda la rapidez del mundo me salí y en medio de todo el estruendo me metí al tanque de Zury y allí la maté.

Zail me iba a odiar, pero mi orgullo era más grande.

-Uff, por poco y nos gana una niña. –dijo Vlad saliendo del tanque, Yusuf ya estaba afuera.

-Sí, eso creo. –sonreí. Pero entonces supimos que el juego no había acabado. Yusuf y yo apuntamos a Vlad y él también apuntó a nosotros.

Disparamos al mismo tiempo Yusuf y yo, y matamos a Vlad, al terminar nos volteamos a ver. Vlad no había disparado...

Yo sabía que si él quería los dos ahora estaríamos muertos, ¿por qué no nos mató antes?

Al despertar, Zury estaba furiosa conmigo, decidí no hablarle para nada. Zail también me dejó de hablar. Me senté en la mesa del comedor y Vlad entró junto con Kyle a la cocina. Ismael y los demás salieron del club porque ya era tarde.

-Pásame esa lata de refresco. –me ordenó Vlad. Alcé la lata. –Sí esa, aviéntala.

Y ese fue el peor error que pude haber hecho.

La lata le dio en la cara a Kyle. Él dio un grito espeluznante y yo me quedé pasmado sin saber qué hacer.

-¡Kyle! –gritaron Hans y Zail al mismo tiempo y corrieron hacia él. Vlad tomó la lata del suelo, la abrió y se fue.

-Qué buena puntería. –bromeó Zury y Amme se rio.

-¿Estás bien, Kyle? –preguntó Hans.

-Respira hondo, uno y dos, eso. ¿Sientes que sangras? –preguntó Zail.

Me acerqué tímidamente a Kyle, Hans y Zail se separaron inmediatamente de mí, como si yo tuviera lepra.

-En verdad lo siento Kyle, no quería...

-Sí, no importa. –dijo y se fue de largo.

Quería matarme.

Corrí hasta toparme con Ismael e Ian, quienes esperaban a sus padres, hasta que llegué con ellos me di cuenta de que estaba llorando.

-¿Christian Pigeon? –balbuceó Ian.

-¿Qué te pasó? –preguntó Ismael ladeando la cabeza. -¿Te dijeron algo?

-No, yo sólo... quería pasar la lata... entonces... casi lo mato... -dije entre espasmos y lloriqueos. No podía creer que yo fuera tan débil.

¿Llorando? ¿Yo? Ese sí es un golpe bajo.

-Tranquilo... Sí te dicen algo yo los madreo. –sonrió Ismael.

-Y yo también... -aumentó Ian –aunque no sepa lo que signifique.

Me hicieron reír.

Esa noche lo decidí, no tenía el coraje suficiente para volver a hablar con ellos, con Kyle, Zail y Hans. Simplemente era un cobarde, simplemente no merecía ser llamado hombre.

¿Podía matarlos pero no pegarles con una lata? Vaya lógica.

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