4 - No pienso contestarte hasta que dejes de llamarme baby.

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Taylor

Número desconocido:
Hola, baby.

Me quedé unos segundos observando la pantalla de mi teléfono hasta que finalmente di por hecho que se habían equivocado; así que simplemente borré el mensaje y seguí con lo que estaba haciendo, que básicamente era prepararme unas tostadas para el desayuno.

Mis amigas y yo habíamos reservado este apartamento para pasar unos días de turismos vacacional por Madrid antes de la vuelta a la rutina. Era lunes por la mañana y para que Oli y Rachel volvieran al mundo de los vivos, todavía quedaban un par de horas, así que había aprovechado el silencio de la mañana para tomarme un café sentado en la terraza cubierta del piso, mientras observaba como el caos de Madrid hacía su magia por las calles.

Y diez segundos más tarde, el teléfono volvió a vibrar, solo que esta vez era una vibración constante.

- ¿No lo vas a coger?

Di un salto cuando escuché la voz somnolienta de Oli tras de mí. Estaba apoyada en el marco de la puerta de la cocina, con el pelo revuelto y medio ojo cerrado.

- Número desconocido - le tendí una taza de café caliente - ¿y qué haces ya despierta?

Oli tomó la taza con una sonrisa que significaba un "te debo la vida". Y cuando estaban apunto de colgar, Oli descolgó la llamada por mí. La miré con desgana.

- ¿Qué? ¿Y si es una urgencia? - susurró.

Ella sólo se encogió de hombros y yo tuve que ponerme al dichoso aparato.

- ¿Si?

- ¿Me has hecho ghosting?

Esa voz...

- ¿Perdón?

- Te he escrito; me has leído y luego te has desconectado. ¿Sabías que tenías el tick azul para que todo el mundo sepa si lo has leído o no? Eres demasiado transparente, Taylor Zakhar Perez.

Fue entonces cuando supe que reconocería su voz bajo cualquier circunstancia. La reconocí incluso tan sólo habiéndola escuchado un par de horas a lo sumo. Desafiante. Potente. Melodiosa. Con un matiz de ironía camuflado en un deje de pasotismo. Es esa clase de voz que sabes que jamás vas a olvidar en lo que te queda vida.

- ¿Constantine?

- Ese es mi nombre artístico, pero si, soy yo. Alto, moreno, ojos marrones, rockero con pinta de persona normal cuando se despierta por las mañanas y que para nada es tu tipo. ¿Me recuerdas?

Como si pudiera olvidarlo. Como si no hubiese pensado en él las jodidas últimas veinticuatro horas.

- ¿¡Constantine Galitzine?! - susurró Oli pegando un bote sobre el asiento de la barra de la cocina.

Decidí omitir a mi amiga y centrarme en la voz que tenía al otro lado de la pantalla.

- ¿Eras tú el del mensaje? ¿El de hola... baby?

- Claro que era yo; ¿quien si no?

Alcé mis cejas tanto como mi propia frente me permitía.

My own symphony || TAYNICK || Taylor Zakhar y Nicholas GalitzineWhere stories live. Discover now