2 - ¿Cómo te explico que ser veterinario no es lo mismo que ser médico?

761 132 136
                                    

TAYLOR


- ¿Hay algún médico en la sala? O llamad a una ambulancia.

- Él es médico - Olivia me señaló mientras yo flipaba muchísimo con la situación - ¿qué ha ocurrido?

Me giré hacia mi amiga hecho una furia.

- ¿Cómo te explico que ser veterinario no es lo mismo que ser médico, Olivia?

Pero sin darme más opciones, aquel tipo enorme me tomó del brazo y literalmente me arrastró hacia el camerino.

- Servirás.

Estuve tentado de intentar forcejear y soltarme pero sabía que con semejante tipo, tendría todas las de perder y por manías de la vida le tengo bastante estima a mis dientes, así que me deje arrastrar y entonces lo vi.

Hablando claro; no me resultó demasiado sorprendente encontrarme al singular Constantine Galitzine tirado en el sofá de su camerino y medio desmayado. Me acerqué a él, me agaché y pegué tanto mi rostro al suyo que pude ser partícipe de todas las pequeñas pecas casi invisibles que bañaban su cara. O el lunar de su labio. O la peca que reposa tranquila en su barbilla. Por suerte, su respiración era regular y constante, así que pronto pude comprobar que se encontraba bien y que simplemente lo que llevaba encima era una borrachera de dimensiones semejantes a un piano de cola, seguramente adulterada con más sustancias de la cuenta. Justo estaba tomándole el pulso apoyando las yemas de mis dedos en su cuello cuando abrió sus ojos con pereza y algo desorientado. Mi boca se encontraba a escasos centímetros de la suya y sus pupilas estaban exageradamente dilatadas.

- Madre de mi vida... que puto Adonis - exclamó adormilado - ¿he muerto y estoy en el cielo? ¿Eres una especie de ángel redentor de mis pecados?

Su comentario me enmudeció por algunos segundos haciendo que me olvidase hasta de mi nombre, y no fue hasta que tomé distancia que me paré a analizar sus palabras. Y no por la soberana estupidez que acaba de soltar por su boca... sino por la felicidad efímera que desprendía su rostro al pensar que de verdad estaba muerto. ¿Pero este tío... qué clase de mierda llevaba encima? Y no hablaba de las drogas.

- No estás muerto, sólo estás borracho y drogado hasta las cejas - respondí.

Y por como me respondió, supe que se sintió ofendido.

- No me mires así, porque no soy un drogadicto.

- Me resulta bastante difícil creerte viéndote como te estoy viendo ahora mismo.

Se incorporó a regañadientes ayudándose de sus manos mientras yo opté por ponerme de pie frente a él, con los brazos cruzados en mi pecho.

- No me juzgues, te estoy diciendo que no soy un drogadicto.

Me fulminó con una mirada helada.

- Mis felicitaciones.

- No me hacen ni puta gracia los listillos.

- ¿Me ves contando un chiste?

Él bufó y yo me giré, cruzándome de lleno con mis dos amigas y el resto de la gente que quedaba allí y que por lo visto, habían sido testigos de todo. Pasé entre ellas susurrando un "me piro de aquí" dispuesto a irme y olvidar todo aquello cuando su voz de nuevo retumbó en la estancia.

- Eh, tú - se puso de pie acercándose a mí - ¿sabes algo que tampoco me gusta? La puta prepotencia.

- ¿Me estás llamando prepotente?

My own symphony || TAYNICK || Taylor Zakhar y Nicholas GalitzineWhere stories live. Discover now