BARRERAS MENTALES

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BARRERAS MENTALES

Me encontraba allí, sentado en aquel árbol de gruesas ramas y ausentes hojas, aquel que siempre veía desde el portal de mi morada, pero que no fue hasta el día de hoy, que decidí abandonar mi claustro y contemplarlo más de cerca. Se veía tan antiguo, quizá de unas décadas antes de mi nacimiento, pero a pesar de ello, su corteza permitía escalarlo.

Por alguna razón sentía la necesidad de contemplar el paisaje, aquel que había pasado tantos años de mi vida ignorando, el pequeño vecindario en el que vivía estaba desolado, las viviendas destruidas por el pasar del tiempo y la imponente madre naturaleza. No sabía cuánto tiempo había pasado desde la última vez que vi aquel viejo vecindario.

El inexorable paisaje me dejó perplejo, con ganas de saber que había ocurrido; bajé rápidamente de aquel viejo árbol y me puse en marcha, en búsqueda de algún indicio, de alguna pista que me mostrara que ocurrió durante mi ausencia. – Nunca había hecho tanto esfuerzo físico en un sólo día – me decía mi mente, mientras caminaba a la casa colindante a la mía.

La puerta estaba abierta y golpeaba constantemente con la pared a causa del viento, el sonido era un poco más que molesto así que me acerqué rápidamente a ella y la cerré mientras entraba al recinto.

No tardé en notar que todas las puertas se encontraban abiertas, como si hubieran huido rápidamente sin importar lo que dejarán atrás. Al acercarme a una de las habitaciones que curiosamente llamó mi recién recobrada curiosidad, vi algo que podría haber llamado aterrador, si no estuviera tan confundido por aquel hallazgo; era una nota escrita con algo parecido a la sangre, en la cual decía "Bienvenido al limbo de las ánimas, quizá aún no lo comprendas, pero tú estás muerto".

Salí aletargado del lugar con dirección a casa, mientras en mi mente resonaban dos voces que discutían entre sí, una de ellas decía "no puedo estar muerto, lo sabría, eh llevado mi vida con monotonía durante años, no, no puede ser", mientras la otra con un tono de resignación y miedo repetía constantemente: "estoy muerto, nunca pude despedirme de mis seres queridos, ¿cómo es esto posible?". Al llegar a casa todo se veía tan aterrador, tan sombrío, aquella cama en la que pasaba mis días se veía tan sucia, vieja e incómoda, el cuaderno que era poseedor de mis garabatos a causa de mi pobre imaginación se había quedado ya sin 'hojas vacías y no lo noté ¿qué había ocurrido? ¿Por qué ya no sentía comodidad en aquella habitación esa que antes me ayudaba a negar la existencia de los demás?

Ya no era mi refugio, ese mundo, ya no me pertenecía, pero ¿por qué?, ¿por qué hoy? Sin darme cuenta, había caído la noche, y a cada minuto me sentía más desorientado. Intenté dormir, pero mi entorno no me lo permitía, ¿Cómo pude pasar tanto tiempo encerrado entre 4 paredes por decisión propia?

Fue muy larga esa noche, y aquellas dos voces seguían resonando en mi cabeza, llenándome más y más de duda. Viendo que eran las 6:00 am, en un viejo reloj de pared, y luego de haber pasado toda la noche en vela decidí abandonar para siempre ese lugar.

Era como si hubiera cambiado completamente, no me reconocía, sentía miedo, pena, soledad, ¿cómo podía estar muerto si nunca me había sentido tan vivo y lleno de emociones? Mientras me duchaba me percaté de que había olvidado cual era el motivo de mi aislamiento en este lugar, sabía que era porque no me gustaba socializar, pero ¿Qué más? Y ¿Mi familia? ¿Había tenido familia?, ¿Por qué esperar hasta ayer para acercarme a ese viejo árbol? Y sobre todo la pregunta que me mantuvo en vela toda la noche ¿Cuánto tiempo había pasado dentro de esas cuatro paredes? A medida que los minutos transcurrían olvidaba más y más quien era, al punto de abandonar de manera súbita mi antigua morada en busca de respuestas.

Caminé en dirección a las casas de mis antiguos vecinos las cuales aún no había registrado, busqué meticulosamente dentro de cada habitación en busca de algo parecido a mi primer hallazgo, pero no encontré nada, ni un indicio, ni una sola mancha similar a las que tenía la nota, salvo que todas parecían haber sido abandonas de la misma manera, sin fijarse en qué dejaban atrás. Era frustrante, buscar casa tras casa sin éxito alguno, luego de perder algunas horas en una búsqueda condenada al fracaso decidí sentarme a aclarar mis ideas.

Sombras en el Limbo: El condenadoМесто, где живут истории. Откройте их для себя