Corona De Cenizas

1. Las garras Doradas

Durante casi tanto tiempo como era capaz de recordar, Zafiro había vivido escondida entre cuatro muros llamados "Casa" en la Nación Erudita.  Era hija de una hermosa dragona albina y un dragón oscuro llamados Cuarzo e Ignis, los cuales la abandonaron. 

La Nación Erudita era la raza mas débil, una pequeña nación situado en un inhóspito valle a las afueras del Imperio Dorado, a diferencia de ellos los Eruditos no cuentan con las riquezas comerciales ya que su tierra es muy pobre en alimentos.

Era una nación bien defendida, a pesar de que nadie venía a atacarla. Al rededor de toda la nación había un gran muro de piedra lisa que se alzaba hasta una altura de 30 metros desde una base de unos 15 metros de ancho. Se iban estrechando hasta tener poco más de 8 metros de anchura en la parte superior. En la parte delantera había unas sólidas puertas de madera, por las que podían entrar con facilidad 20 hombres o 3 carros. Las puertas estaban cerradas por la noche y la mayoría de los días, excepto para las visitas importantes. Allí vivían cerca de 50 mil almas, el presidente Cadvan y su mujer Lucía, que había quedado en cama después de una enfermedad. El resto eran personas que se ganaban el pan de cada día dignamente como los Tíos de Zafiro, que habían tenido la mala fortuna de nacer como humanos y vivían en pequeñas casas de 2 pisos. Los edificios eran tan antiguos que se caían a pedazos, los pequeños prados que había dentro eran cultivados por la misma gente a duras penas. 

Cuando Zafiro llegó con 2 años fue criada por sus Tíos, Lila y Josh, una pareja de Eruditos que la acogieron luego de que sus padres la abandonasen a su suerte a las afueras del muro. Poco tardaron en darse cuenta de que ella no era una Erudita si no una niña de Cenizas, así que trataron de mantenerla oculta hasta que pueda elegir por ella misma lo que quería , así pasaron 16 años. 

El día que comenzaba la primavera empezó como cualquier otro en la vida de Zafiro, con el olor del pan recién horneado. La empujó fuera de la cama en cuestión de segundos, corrió directa a la cocina en donde la esperaba su tía Lila para felicitarla por su cumpleaños número 18.

-¡Feliz cumpleaños Zafiro!- Felicitó Lila con entusiasmo.

Zafiro se volvió hacía la puerta que daba con la sala viendo como su tío se asomaba por esta.

-¿De quien es el cumpleaños querida?- Trataba de decir seriamente mientras se le escapaba una risita burlona.

-¡Oye! No juegues así con los sentimientos de la niña, ¿No ves que se va a poner triste?- Decía mirando a Zafiro con tristeza.

-Ya no soy una niña tía Lila, soy una adulta y no me voy a poner triste por las bromas del tío Josh- Dijo.

-Pero si sigues con la carita que tenias hace 5 años atrás - Lloriqueó Lila.

-¡Eso no es verdad! ¿A que no tío Josh?- Se giró para verlo a la cara.

-No se que decirte, no has cambiado nada, no como nosotros que envejezemos más y más cada día- Se quejó - Hoy es día de que tomes una decisión cariño, te apoyaremos decidas lo que decidas- Dijo con tristeza.

-Es verdad Zafiro, no podemos posponerlo más. Te acabarán descubriendo, emites mucho maná y nosotros no podemos enseñarte como ocultarlo.- Confesó con dolor en su alma - Tienes que elegir algo cariño, ya no por nuestro bien, sino por el tuyo. No sabemos que te harán si te encuentran-

-Yo...¡Pero no quiero abandonaros! Sois la única familia que tengo, por favor...- Dijo con lagrimas en sus ojos.

-Oh cariño, no llores por favor. Ven, desayunemos, ya hablaremos de esto por la tarde- Josh le extendía la mano mientras abría la silla de la mesa para que ella se sentase.