Capítulo 26 La Despedida

5 0 0
                                    

Siento mi corazón romperse en mil pedazos, justo ahora que mi vida estaba empezando a ser un cuento de hadas junto a Massimo, nuestra historia estaba a punto de acabar.

Me levanto de madrugada cuando mi amor sigue plácidamente dormido, no puedo evitar acariciar su espalda descubierta, intentando marcar este momento para siempre en mis recuerdos, nunca más volveré a verle, y es algo que nunca dejará de atormentarme.

Salgo de la casa por la puerta trasera con una pequeña bolsa únicamente. Doy un ultimo vistazo hacia atrás, dejando a mis espaldas el hogar que hubiera deseado tener junto a el...

De camino en el coche no paro de pensar en lo que me espera a partir de ahora, nose si podré acostumbrarme, pero debo hacerlo, por ella.

Al llegar, el chofer me abre la puerta y me ayuda a salir, yo le niego la ayuda y salgo sola. Voy directa hacia la puerta donde me están esperando para darme la bienvenida.
-querida, que alegría que estes aquí, me he encargado personalmente de que tu armario esté preparado con todo lo que vas a necesitar.
-muchas gracias, no era necesario.
Contesto por educación, aunque sin entusiasmo.
-hola mi vida, ven te acompañaré a nuestro dormitorio.
Llega Enzo y me agarra del brazo para que lo siga.
Su madre no sabe la verdad, y piensa que hago esto porque estoy enamorada de su hijo, la pobre mujer se encuentra demasiado lejos de la realidad. Me pregunto si sabe realmente a lo que se dedica su marido, se le ve una mujer noble y de buen corazón, no puedo asimilar que sea consciente de todo lo que el hace con mujeres como yo.

Al llegar a la habitación, Enzo cierra con fuerza y se dirige a mi con una mirada seria y amenazante.
- has hecho todo tal y como te dije?
-si.
Le digo triste al recordarlo.
-seguro que no va a sospechar?
-seguro. Me he asegurado de ello.
Una lagrima resbala por mi mejilla hasta llegar a mis labios.
-sabes que si alguien sospecha algo no hay vuelta atrás, tu hermana irá directa a la subasta y la perderás para siempre. Hoy en día las virgenes están muy solicitadas y puede hacerme ganar mucho dinero, así que mas te vale que todo esto salga bien.
-ya te lo he dicho, voy a hacer todo lo que me digas, por favor, tráela de vuelta.
Lloro desconsoladamente pensando en lo asustada que debe estar. Nose si tiene hambre, si tiene frio, o si ya han abusado de ella.
-seré tu mujer, me casaré contigo y nunca más volveré a ver a Massimo, pero por favor tráela ya.
Me arrodillo ante el con las manos en la cara y con el corazón encogido por el llanto.
-de momento no puedo traerla, no hasta que nos casemos, mientras te puedo garantizar que estará bien y no le tocarán ni un pelo, confía en mi.

Es irónico como la persona que me chantajea con la vida de mi hermana, también me pide confianza por mantenerla a salvo.

Mi vida ya no vale nada, he vendido mi alma al diablo y nunca más podré recuperarla, pero valdrá la pena, solo verla a ella aquí conmigo, riendo y siendo libre hará que valga la pena, lose, estoy segura de ello.

Lo único que me perturba ahora mismo es lo que pensara Massimo al leer la carta.

CARTA PARA MASSIMO:
Siento mucho haberte engañado, lo cierto es que no puedo tener una vida de casada y menos con una persona como tú. Eres mala persona y encima te beneficias de ello. Vuelvo a Hawái donde seré más feliz que aquí contigo, gracias a ese viaje conocí a una persona estupenda, y empezaré mi nueva vida con el, en la playa. Diego es un chico normal que podrá darme una vida normal, no como tú. Lo siento. No me busques.
Igual que te he querido, ahora te odio.
Atentamente, Mia.

NARRA MASSIMO

Se me nubla la vista al terminar de leer la carta que habían dejado sobre mi cama. Apoyo la mano contra la pared buscando algo a lo que sujetarme, siento como la rabia y la ira se apoderan de mi. Tiro todo lo que tengo a mi alrededor, lamparas, libros, muebles, todo me estorba, todo me molesta, no puedo con este sentimiento, nunca había sentido este dolor, este vacío en el pecho que hace que me cueste respirad.
No puede ser mentira todo lo que hemos vivido juntos, todo lo que hemos sufrido y superado, no puede tirarlo por la borda por un socorrista, no puedo creerlo. No quiero creerlo. No estoy dispuesto. Si no me quieres, me lo vas a decir a la cara.

Igual que te quiero, te odio.Where stories live. Discover now