12 pasos para terminar con tu novia... / Yuyeon

epílogo.

Yuqi tomó su mano y juntas bajaron del gran avión.

Caminaron hasta la salida del aeropuerto con maletas ye en mano y por fin sintieron ese aire que hace mucho no sentían.

— De nuevo en Seúl.— Dijo Song mientras miraba a su alrededor.

— Lo sé, ¿increíble, no? — Sonrió la mayor, acariciando el pelo de su acompañante.— Vamos cariño, ya llegó el transporte.

— Está bien.— Sonrió y siguió a la chica hasta un auto negro, el cual era conducido por una chica.

— Buenos días, ¿a donde las lle... — Cortó sus palabras al ver a las pasajeras.

Yuqi frunció el ceño por el silencio, pero al ver de quien se trataba cerró sus puños con fuerza. Sentía algo de rabia corriendo por todo su cuerpo y tensó su mandíbula. Quería gritar de nuevo pero su difunta madre le dijo que no debía guardar rencor, nunca.

— A esta dirección, gracias.— Respondió la acompañante de Yuqi y le entregó un pequeña papel a la conductora.— Se sentó junto a la ahora pelirroja y le sonrió, mientras esta hacia una extraña mueca.

— Cuales son sus nombres? — Preguntó la conductora.

Yuqi tomó aire y habló.

— Song Yuqi y Choi Yena.— Respondió, mirando a la chica al lado suyo, como todo un ángel.

El trayecto fue silencioso e incómodo para la conductora. Cuando llegaron al destino, la primera en bajarse fue Yena, le pagó a la conductora y procedió a sacar las maletas. Pero antes de que la otra también lo hiciera, fue detenida por la conductora.

— Hola Qiqi.— Apretó sus labios con nerviosismo.

— Hola Soyeon.— Se callaron un momento, Soye no sabía que decir, sentía sus manos sudando y la culpa de lo que hizo hace años. Al no escuchar palabra de la conductora, la mayor habló.— Debo bajarme, adiós.

— Espera.— Pensó en lo que iba a decir.— ¿Ella es tu novia?— La contraria asintió.— Ya veo...

Soyeon no podía creer que las palabras de Yuqi se cumplieron.

"Nunca más amarás a alguien y nunca nadie más te amará"

Sonrió nostálgica y volvió su vista al frente, dejando que Yuqi se baje del auto.

— Gracias señorita!— Dijo Yena mientras cerraba la puerta.

— Gracias a usted, tenga un buen día.— Respondió y al escuchar la puerta del auto cerrarse, partió el auto.

La última vez que vería al único amor de su vida, la última vez antes de mudarse.

— Te cité aquí porque...

— Soyeon.— Advirtió la menor.

— Lo sé.— Suspiró.— Me iré a Estados Unidos, quería decirte una última cosa, ya que estas en Seúl.

— Dime.

Soyeon tomó un gran respiro y hablo por fin.

— Yuqi,— Miró directamente a los ojos de la contraria.— Te sigo amando desde el primer instante en que te vi, como desde antes que fuéramos novias, te amo con ese tonto y descontrolado sentimiento que sientes al enamorarte de alguien de quien parece el amor de tu vida, de esa persona que sabes que hará tu vida más feliz, de esa persona que hace latir tu corazón desenfrenadamente  y nunca sale de el. La cual se presenta todo los días, a cada hora, cada minuto y segundo en tu mente, como un disco rayado. La cual besarla sientes estar en las nubes, como si las pudieras tocar con tus propias manos. Te amo como nadie más se imagina, te amo como no podía describirlo y me estresaba no poder describirlo de la mejor manera posible, me estresaba no tenerte en frente y mirar tus bellísimos ojos mientras te confieso mi amor una vez más después del desastre que ocurrió y que me gustaría olvidar. Te amo.

Se quedaron en silencio, una esperando una respuesta, o aunque sea algo. Y otra procesando lo que acaba de escuchar.

— Soyeon,— La mencionada la miró curiosa.— Rencor no te tengo, me costará dejar todo atrás. Si en algún momento te extraño y descubro que también te necesito tan desesperadamente como tu lo haces, iré hacía ti, volveré a estar en tus brazos. Ahora no puedo.— Soye asintió.— Buena suerte en Estados Unidos.

— Buena suerte a ti también.

Soyeon caminaba de prisa por la empresa, con papeles de allí hacía acá, tratando de sonreírle a todos lo empleados, siempre debía mostrarse feliz y contenta, aparentando que todos allí le caían bien, siendo que todos eran unos ineptos y buenos para nada.

Cuando terminó todo, volvió a su escritorio, se secó algo de sudar que tenia en su frente y se arregló su cabello despeinado, estaba cansada, era como si nadie más en esa empresa sabía llevar papeles y agendar reuniones.

— Señorita Jeon, le llaman.— Habló en inglés una empleada de la empresa.

Bufó irritada, todo era un exceso de trabajo. Con cansancio, caminó junto a la señorita y la llevó hasta la entrada del edificio.

Allí la vió, igual de hermosa como la primera vez que la vio, con esa linda mirada, una sonrisa sincera. Sintió sus piernas flaquear y todo su cuerpo falló al verla.

Estaba allí de nuevo. Hace tres años fue que le dijo que vendría cuando estuviera y lista y aquí estaba, sin siquiera avisar.

Saludó con mano de lejos y esa preciosa sonrisa y Soyeon corrió hacia ella como si su vida dependiera de ella.

Abrió sus brazos y la abrazó, como nunca lo había hecho, recuperando todo el tiempo que había pasado sin enrollar sus extremidades alrededor de su torso.

— No pensé que vendrías.— Susurró Soyeon.

— Nunca rompo mis promesas.—Abrazó con la misma intensidad a la contraria.

Se separaron y miraron el destello en los ojos de cada una, apreciando todos los sentimientos entre ellas, nada existía alrededor de ellas, era como si ninguna de las dos escucharan los tacones y zapatos caminando de un lado a otro, los teléfonos sonando, las impresoras funcionando y las personas hablando.

Juntaron sus labios en un beso, un beso que demostraba cuanto se extrañaron, todo el tiempo que esperaron para estar junto a la otra, el sufrimiento, el arrepentimiento y malos recuerdos se esfumaron y todo se convirtió en una burbuja de sentimientos floreciendo, como la primera vez, sentimientos como los de adolescente, tan puros y reales.

— Te amo.

— Te amo más.

nota adaptadora — Y con esto terminamos esta hermosa adaptación Yuyeon! Gracias por los votos, los amo <3