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Gustabo.

Odio esta jerarquia a la que nos imponemos... Nacer con cierta marca o ciertos aspectos en tú físico, te pueden joder la existencia.

Odio a los Alfas, cuándo les entra el celo, o nos entra a los Omegas, ya no hay respeto, sólo somos objetos.

Mi última relación vino con paquete, un niño de cabello pelinegro cómo su padre. Un niño que actualmente tiene unos 5 años y mide como... Un metro y veinte, tiene heterocromía, un ojo verde, como su padre, y otro azul cómo los míos.

Pero no puedo abandonarlo, es mí mundo, es... Es mi hijo. Es lo más importante de mí vida, además, es más mono, y un Omega puro.

Lo llego a dejar en la calle y alguien se lo llevaría para experimentar o para folarselo de más mayor, y sí, los Omegas no tienen el celo hasta la pubertad. En cambio, los Alfas tienen el celo desde los 9 años en adelante.

Ahora me dirijo al bus, con mi hijo en brazos, con su mochilita de purpurina puesta. Llevando mi maleta negra con una pegatina de llamás.

La gente me miraba mal, pues Horacio ya era bastante mayor como para tenerlo en brazos, ¿Pero que tenía que hacer? ¿Despertarle para nada? Como se nota que no aguantan su humor recién despierto.

Paro en la parada del bus, con Horacio, adormilado con su cabeza en mi hombro, mientras esperamos, empieza a llover. Las paradas de bus de aquí no tienen techo. Y de nuevo nombró en mi cabeza todos los antepasados del alcalde de este pueblo de mala suerte.

Llega el bus, compró los tíquets y situó a Horacio en uno de los asientos, mientras colocó las maletas arriba y me siento al lado de Horacio, que se apoya y babea en mi hombro. Miro por la ventana con mi típica mirada cansada de todo esto.

Solo quiero un buen pueblo para él, y liberar a su padre joder, par aque tenga una infancia medianamente normal y no como la mía..

Observo por la ventana, con pequeñas gotas luchando entre ellas para llegar primeras abajo del todo, con cierta melancólia, está ciudad me da asco, pero también he tenido demasiados recuerdos.

Me pongo a escuchar música mientras el bus sigue con rumbo a Los Santos, mientras me imagino que estoy en un videoclip triste.

Decidí esa ciudad porqué se oían maravillas de ella, que si el superintendente era muy respetuoso con todos, que se luchaba por la igualdad, que los alfas que violaban eran duramente castigados...

Yo solo rezo mentalmente para que realmente sea así y no tenga que esperar asustado cada vez que dejo salir a mí niño a la calle.

Apoyo mi cabeza en el asiento mientras rodeo con mi brazo a mi pequeño y mientras escucho "So Payaso" de Extremoduro, caigo profundamente dormido.

Apoyo mi cabeza en el asiento mientras rodeo con mi brazo a mi pequeño y mientras escucho "So Payaso" de Extremoduro, caigo profundamente dormido

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Otra pelea más. El grita y me pega... Derrame un poco de vino en la mesa, y eso me transforma en un Omega inútil.

Yo actuó sumiso, sé que es su estado de embriaguez que le hace ser así y que él realmente me quiere.

Siento como me amasa el trasero con sus asquerosas manos y yo trago saliva: sé perfectamente lo que viene.

¿Me deberás compensar, no Gustabiño?

Mi mente saltó la violación ocurrida esa noche, lo agradezco mentalmente y oigo de repente una voz que me llama.

— ¿Mami? ¿Estás bien?

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E S  M I  P A R E J A,  C A P U L L OWhere stories live. Discover now