Two

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        Fernando.

La boda llegó demasiado rápido. No sé cómo, en un parpadeo, ya estoy vestido con este estúpido traje blanco, todo porque Rafael se empeñó en tener una boda como la de los humanos. Para mí, era suficiente con hacer el ritual al que estamos acostumbrados, que no dura más de quince minutos, mientras que las bodas de los humanos pueden durar como tres horas. Bueno, no estoy exagerando, pero así lo sentiré como una eternidad. Aún no sé por qué se empeñó en tenerla así.

"Más vale tarde que nunca", pensé 

Me acomodé el cabello y salí de la habitación. Santiago me miró y me sonrió. Él también vestía un traje, pero azul, otra de las condiciones que había puesto Rafael: que todos vistieran de "gala".

—¿Listo?

Asentí tomando su brazo. Él me llevaría al altar aunque lo correcto seria Martin o mi madre estaba demasiado enojado con mi madre para permitir que ella me dejara en el altar y no se sentía correcto que Martin me llevara; quería decidir por mí mismo al menos algo referente a mi boda. Salimos al jardín; la boda se llevaría a cabo en el jardín de la casa de Rafael, la que pronto compartiríamos los dos. Recorrimos un laberinto que nos llevó a donde estaban los invitados y el.

La música nupcial comenzó a llenar mis oídos, poniéndome nervioso con cada paso que dábamos. Mis piernas temblaron, y me sostuve del brazo de Santiago. Cuando llegamos al centro del laberinto y la música se hizo más fuerte, nos detuvimos antes de estar a la vista de todos.

—Fer...

—Solo dos segundos.

Respiré con profundidad antes de dar el primer paso, comenzando a caminar hacia Rafael. A medida que avanzaba por el sendero del bosque, no podía evitar sentir una emoción palpitar en mi pecho con cada latido de mi corazón, estaba nervioso. Santiago caminaba a mi lado, su mano entrelazada con la mía, brindándome un apoyo silencioso pero reconfortante en este momento tan extraño.

Mis ojos no podían evitar detenerse en la espectacular decoración que nos rodeaba. El bosque se había transformado en un escenario mágico, adornado con una profusión de flores de todos los colores y formas imaginables. Cada pétalo parecía brillar con una luz propia, como si estuvieran celebrando nuestra unión con su propia danza floral.

Era imposible no notar el esfuerzo y el amor que Rafael había invertido en cada detalle de esta boda. Cada flor, cada vela encima de nosotros seguramente era obra de Lain aunque aun era estudiante sin duda seria un gran mago, cada rincón del bosque parecía haber sido cuidadosamente elegido para crear el ambiente perfecto para este día especial. Y cuando nuestros ojos se encontraron, su sonrisa iluminó todo a su alrededor, haciéndome sentir como si estuviéramos solos en el universo, solo él y yo, perdidos en nuestro propio mundo de complicidad su mirada me hacia creer que era cierto lo que me dijo...estaba enamorado de mi.

Llegamos hasta Rafael, le sonreí sinceramente. La decoración y el ambiente me habían gustado mucho; no iba a ser grosero con él después de todo el esfuerzo que puso por esta boda. Ahora veo por qué no me había dicho nada para sorprenderme.

—Cuídalo mucho, Rafael.

Santiago se fue a su lugar mientras la ceremonia comenzaba. Nos miramos mi Omega se sintio nervioso ante la mirada de amor que me estaba dando mientras intercambiábamos votos, palabras cuidadosamente seleccionadas por el  que expresaban nuestro compromiso y respeto mutuo al menos de mi parte eso era un compromiso nada màs. Aunque en el fondo sabíamos que este matrimonio era más un deber que un acto de amor, nos esforzamos por mantener la compostura y mostrar felicidad en este día tan especial.

Los anillos fueron intercambiados con ternura, sellando así nuestra unión en el papel. Los aplausos resonaron en el aire cuando nuestro beso marcó el final de la ceremonia, y Rafael y yo nos miramos le sonreí amablemente debía de seguir fingiendo mientras que el me dio un beso en la frente.

Deseo: "El secreto de amarnos" •Rafael Federman Y Fernando Contigiani • #4 Where stories live. Discover now