Desliz

Capítulo 5: Indiferencia

Un  nuevo día amaneció sobre la ciudad, trayendo consigo la promesa de nuevas oportunidades y desafíos. Dos hogares separados, dos jóvenes despiertan, cada uno inmerso en su propia maraña de pensamientos.

En el pequeño departamento de Joe, la luz del sol se filtra a través de las cortinas, iluminando la habitación con un cálido resplandor. Joe despierta entre suspiros, estirándose antes de sentarse en la cama. Su mente traía de vuelta su pequeña conversación con Travis, sus delicadas y honestas palabras habían dejado una huella en él.

Por otro lado, en la enorme casa de los Kelce, Travis despertó en su cómoda y espaciosa habitación, rodeado del familiar ambiente de su hogar. Se levantó de la cama entre bostezos, se estiraba mientras se preparaba mentalmente para la larga jornada que le esperaba hoy. Aunque, en teoría, había hecho las paces con Joe, existían dudas en su mente. 

Joe y Travis se preparaban para enfrentar el día, ambos se encontraban plagados de dudas, ¿Qué había significado su encuentro en el teatro escolar?, ¿Realmente podrían superar sus diferencias y construir una amistad significativa?

El aroma del café recién hecho llenaba la cocina del departamento de Joe mientras él se preparaba para desayunar. Mientras disfrutaba de su taza de café y un pan con mantequilla, sacó su teléfono y llamó a sus padres. Después de unos segundos, su madre contestó con una voz cálida y acogedora.

"¡Buenos días, mamá!, dijo Joe "¿Cómo están?"

Por otro lado, en la cocina de los Kelce, Travis y sus padres compartían un tranquilo desayuno. El padre de Travis observaba a su hijo con una mirada fría mientras tomaba un sorbo de café

"Entonces, Travis", comenzó su padre, su tono era casual pero lleno de curiosidad. "¿Hay alguna chica especial en tu vida en estos días?"

Travis se sintió tenso ante la pregunta, pero rápidamente recuperó su compostura. "No, papá", respondió con calma "Nadie en este momento"

Su padre asintió, no se sentía satisfecho con la respuesta. Travis se sintió incomodo al no poder compartir la verdad con su familia, su orientación sexual. Era un aspecto que había decidido mantener en privado, temía por la reacción de sus seres queridos, a pesar de tener presente el apoyo de su madre hacia él, temía ser juzgado, rechazado y criticado en su propio "lugar seguro".

Mientras tanto, en su conversación telefónica con su madre, Joe compartía las últimas actualizaciones de su vida en la ciudad, había emoción en sus palabras y más al momento de hablar sobre su gran momento en el ensayo.  Aunque estaba lejos de casa, se sentía conectado con su familia, disfrutaba de sus conversación y compartía su felicidad y logros con toda la familia.

Después de desayunar y despedirse de sus respectivas familias, Joe salió de su departamento con una felicidad inconmensurable. La ciudad se extendía ante él, llena de vida y bullicio, el tráfico mañanero creaba una desordenada sinfonía urbana a su alrededor. 

Caminando por las calles de la ciudad, Joe se sumergió en el ritmo de la vida urbana. Pasó por enormes tiendas y cafeterías que emanaban un delicioso olor a café recién hecho, Joe disfrutaba del ambiente de la ciudad, con cada paso se sentía más en sintonía con el pulso de la ciudad.

Travis salió de casa, unos minutos después que Joe, y se dirigió a su automóvil. Subió al vehículo y encendió el motor, sintiéndose reconfortado al poner sus manos en el volante, el sonido del motor mientras se ponía en marcha era como música para él.  Para muchos, conducir por las transitadas calles de la ciudad era estresante, pero para Travis era esa oportunidad para poder relajarse mientras se dirigía a su destino.  

Con la mente perdida en sus propios pensamientos, Joe no notó la luz roja parpadeante del semáforo ni escuchó el sonido de los motores acelerando en la intersección. De repente, una ráfaga de viento y el estruendo de neumáticos frenando de golpe lo sacaron de sus pensamientos. Joe se detuvo en seco, el corazón casi se le salía del pecho, levantó la vista para encontrarse con la figura de Travis tras el volante, quien se había detenido a escasos centímetros de él.