Capítulo 3

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Distrito Z, Ciudad Underoath.

Nele Chamberlain era la comandante suprema del Distrito Z. Al igual que Biersack, era uno de los comandantes más temidos dentro del Cyberhex. Algunos soldados le apodaban el 'ángel de muerte', ya que sus métodos de tortura eran los más horripilantes que alguien quisiera experimentar. Nadie se atrevía a cuestionar sus decisiones, ni siquiera el resto de los novenos.
—La nave que transportaba a los perros salvajes fue derribada en Paradox.
—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? —preguntó Nele.
—Solo estoy diciendo lo que pasó.
—Si eso fue lo qué pasó, ¿por qué estás aquí?
Una sonrisa malévola se dibujó en el rostro de la mujer cuando comenzó a entender a qué se debía su visita.
—Según tú, el accidente fue provocado por gente de Paradox. Derribaron la nave y asesinaron a toda la tripulación —dijo—, pero ambos sabemos que las cosas no fueron así.
—A nadie le importa cómo ocurrieron.
—Estás tratando de provocar un conflicto entre mi gente y la de Paradox.
—Ellos derribaron la nave.
Nele volteó los ojos, después de la guerra civil en el distrito Dark Sun había cambiado el tipo de relación con los distritos vecinos, especialmente con Paradox. Entrelazó sus dedos y dijo:
—Bien. Ellos derribaron la nave, ¿qué piensas hacer al respecto?
Denis sonrió.

Depósito Cyclone-B, Ciudad Elysa, Dark Sun.

Por su propia seguridad Ricky y Vinny se cubrieron el rostro. Avanzaron como si nada dentro del almacén tratando de pasar desapercibidos. Cada uno de los empleados de Cyclone-B parecía estar ocupado en lo suyo que ni siquiera se enteraron de que estaban ahí. Los tres habían avanzado tan rápido, que no importaba cuan rápido West había entrado al depósito, les había perdido el rastro al mezclarse con los demás empleados y eso la hizo enojar.
—Mierda —maldijo en voz baja.
—Danny —dijo alguien detrás de ella—. ¿Qué estás haciendo aquí?
Se trataba de Harrison.
—Te estaba buscando —mintió—. Me dijeron que estabas aquí.
—Vine a supervisar la carga que acaban de traer los obreros de Paradox. ¿Has hablado con Denis?
West negó ligeramente con la cabeza.
—Estoy rezando para que no pida verme. No quiero verlo. Tal vez tienes razón, todavía puedo empezar de cero en otro lugar.
—Danny —dijo bastante serio—, hay algo que debo decirte. Estuve hablando con Denis sobre eso. Le suplique que me dejara llevarte conmigo.
—¿Y qué dijo? —preguntó interesada.
—Él no está de acuerdo.
—Lo sabía. Denis es difícil de convencer, especialmente cuando se trata de mí. Por alguna razón aún me mantiene con vida.
—Lo siento.
—Está bien. No tienes que sentir lástima por mí. Nos vemos.

West dejó atrás a Harrison. Realmente le importaba una mierda lo que Denis había decidido sobre ella. Mientras caminaba apresuradamente se preguntó a dónde podrían haber ido, entonces recordó que días antes del accidente, los perros salvajes les habían vendido una pieza que le pertenecía a Paradox. Así que se dirigió al depósito de artefactos de guerra. En cuanto entró, se detuvo al escucharlos hablar con alguien.
—Su jefe fue muy específico con su encargo. Supongo que algún perro salvaje lo tomó y nos lo vendió. Pasa todo el tiempo. Bien, ahora voy a sacarlos de aquí.

Se escondió detrás de un par de cajas, tardó un poco en entender lo que estaba ocurriendo y cuando lo hizo fue demasiado tarde, las alarmas del depósito comenzaron a sonar. Corrió hacia la dirección contraria en la que se encontraban al percatarse de que los guardias se acercaban rápidamente, sin siquiera darles tiempo de emprender la huida.
—¿Qué? ¿Qué pasa? —preguntó Ricky.
—Al parecer, ya saben que están aquí —respondió Mesore.
—¿Se lo dijiste a alguien? —le cuestionó Ricky.
—No. Nadie lo sabe. Tienen que irse, hay una salida subterránea en el primer piso que conduce hacia un túnel que llega hasta Darkside.
—¡Todos al suelo con las manos en la cabeza! ¡Si intentan resistirse no dudaremos en disparar! —gritó un soldado.
—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó Vinny.
—Bueno, supongo que hasta aquí llegamos.
—Ni hablar —dijo Ricky—. No fui entrenado para rendirme tan fácilmente.
—Todas las salidas están bloqueadas  —dijo una voz familiar, era Harrison—. Será mejor que se rindan.

(Demonios, pensó West.)

De pronto un ruido robó la atención de todos. West había tirado un par de tubos metálicos hacia la otra dirección para distraerlos, después abrió una puerta y se asomó sigilosamente. Haciéndoles una seña para que corrieran hacía su dirección. Vinny fue el primero en hacerlo.
—Ya mejor no les pregunto qué están haciendo aquí, me dí el lujo de escucharlo todo.
—Mesore, tienes que sacarnos de aquí —dijo Ricky.
West comenzó a reírse.
—¿Mesore? ¿De verdad eres tú? Cielos, después de esto van a asesinarte. Pero estoy de acuerdo con Ricky, tienes que sacarnos de aquí.
—Un momento, ¿se conocen?
—Sí —respondió el mayor—. Es una historia bastante cliché.
—Basta de charla. Tenemos que salir de aquí. ¿Conoces la salida?
—¿Salida? —Mesore pensó durante unos segundos.
—Oh, vamos. Todos sabemos que escapaste varias veces de prisión. ¡Sacános de aquí!
—No es lo mismo escapar de prisión que pasar por encima de soldados y robots mientras nos disparan. Va a ser difícil.
—Vamos a morir si nos quedamos aquí —dijo Vinny—. Tienes que sacarnos.
—Bien, pero primero tenemos que quitarle el dispositivo de rastreo a Danny o de nada servirá que escapemos —dijo Mesore.
—¿Qué? —preguntaron Ricky y Vinny al mismo tiempo.

West tomó una navaja y con ayuda de Vinny hizo una pequeña incisión detrás de su oreja hasta que logró quitarse el diminuto dispositivo de rastreo y lo arrojó contra el suelo. Corrieron lo más rápido que pudieron hacia la dirección en que se encontraba la entrada del tunel, detrás de ellos comenzaron a sonar las ráfagas de balas, obligándolos a tratar de esquivarlas.
—¡Nos van a alcanzar! —gritó Vinny.
—¡Cállate! —dijo Mesore—. No me dejas pensar con claridad.

De pronto se detuvieron al encontrarse con una enorme puerta blindada. La salida estaba bloqueada. Miraron hacía atrás y se percataron de que un robot militar se acercaba a ellos rápidamente. Mesore tomó su barra de hierro y la hizo crecer lo suficiente, empezando una pelea que a Vinny le puso los pelos de punta. Jamás había visto luchar a un humano con tanta agilidad contra un robot programado para matar. Justo cuando creyeron que el robot había sido vencido, se levantó e hirió a Mesore en una pierna, causándole daño. Ricky lo pateó con bastante fuerza, provocado que se le desprendiera la cabeza y un par de chispas volarán antes de que el metal chocará contra el suelo.

Ni siquiera tuvieron tiempo de reincorporarse cuando fueron rodeados por los soldados al mismo tiempo que les apuntaban con sus armas. Ya no había ningún lugar para esconderse. El túnel había sido cerrado un par de días después del accidente en Paradox.
—¡Las manos donde podamos verlas!
Después de permanecer en silencio durante unos segundos, uno de los hombres preguntó:
—¿Qué estás haciendo aquí Danny?
Se trataba nuevamente de Harrison.
—Estoy estirando las piernas, es bueno para la salud.
—No me importa si estás estirando las piernas. ¿Qué haces con ellos? ¿Los estás ayudando a escapar?
—Tal vez.
Harrison suspiró.
—Si Denis llega a saber esto va a matarte.
—No importa, de todas maneras ya estoy muerta. Ahora, hazte a un lado y dejanos escapar.
—No estás en condiciones de pedírmelo. Entréguenme lo que robaron y quizá haga una excepción con Denis para dejarte con vida.
—Tú mismo lo acabas de decir, no estás en condiciones de pedir nada.
—No hagas esto Danny. Si los ayudas a escapar van a acusarte de traición. ¡Así que entrégalo de una vez!

(«Destrúyelos», ordenó una voz dentro de su cabeza. «Destrúyelos Danny»)

Al principio le resultó difícil describir lo que estaba sintiendo, después lo comparó con una sensación de ardor que comenzó a crecer en el interior de su cuerpo, especialmente en las palmas de sus manos, una luz roja las envolvió completamente.
Harrison se quedó paralizado. No lograba entender qué era lo que sus ojos estaban presenciando, incluso pensó que se trataba de una pesadilla.

West parecía no tener el control sobre si misma, parecía que alguien más controlaba sus movimientos. Sin saber cómo, había abierto un portal. El suelo emitió un rugido mientras las luces parpadeaban y las paredes comenzaban a agrietarse. Harrison retrocedió junto con el resto de soldados.
—¡Qué demonios esperan, entren! —gritó.
Los tres atravesaron el portal y este se cerró una vez que West entró en él. Harrison maldijo en voz alta y les ordenó a sus hombres que iniciarán una movilización para buscarlos dentro de Dark Sun.

Los cuatro cayeron en Oddko, una ciudad abandonada en la frontera del Distrito Kloud. La caída había sido lo más difícil, pero lograron salir casi ilesos.
—¿Están bien? —preguntó Mesore recuperando el aliento.
—¿Dónde estamos? ¿Qué demonios fue eso? ¿Qué, qué ha sido eso? —preguntó Vinny.
Ricky tomó su arma y le apuntó a West.
Ninguno de los tres se percató de que alguien más había logrado atravesar el portal antes de que se cerrara, se ocultó detrás de una pared, desenfundo su arma y le apuntó a Ricky, después una detonación de arma fue lo último que se escuchó.

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