-Dámelo-le dije sintiendo que comenzaba a ahogarme en mi propia desdicha. Una sonrisa de lado apareció en su rostro.

-Es mío ¿recuerdas? -me dijo aún con la mirada clavada en la pantalla.

Me propuse girar y marcharme. Sabía que estaba muy cercana a pegarme con alguien, lo sentía en la forma que me temblaban las manos y el picor que sentía en los ojos con unas increíbles ganas de llorar.

Una mano me agarró el brazo volviéndome a girar. Los ojos de Mew se clavaron en mi rostro mirándome con escrutinio.

- ¿Por qué miras esta mierda? ¿Eres masoquista o que te pasa? -me dijo disgustado, metiéndose el teléfono en el bolsillo trasero y aun sujetándome por el brazo. Al parecer yo no era la única que pensaba eso de mí.

-Puede que lo sea-le conteste mirándole fijamente. -Y ahora mismo te aseguro que eres la última persona que quiere estar delante de mí-le dije sabedora de que pagaría mi mal humor con cualquiera, pero sobre todo con él.

Me observó de forma extraña, como si de alguna manera quisiese comprender hacía donde se dirigían mis pensamientos.

- ¿Y eso porqué, pecas?

No pude evitar poner los ojos en blanco ante el maldito apodo que había decidido ponerme.

-Haber, déjame pensar...-dije con sarcasmo-desde que he llegado aquí no has dejado de hablarme mal, amenazarme, dejarme tirada en medio de la carretera, comportarte como un auténtico salido y... ah sí, se me olvidaba... conseguir que me drogaran.-le dije numerando sus malditos defectos con cada uno de mis dedos.

-Por lo tanto, ahora es mi culpa que el capullo de tu novio te pusiese los cuernos-me dijo soltándome el brazo y observándome como si mi actitud le hiciese gracia. La verdad es que casi siempre estaba cabreado por lo que aquella actitud era una novedad, aunque seguramente era porque había estado bebiendo al igual que todos.

-Simplemente estoy cabreada con la vida en general así que déjame en paz-le solté adelantándome con la -Simplemente estoy cabreado con la vida en general así que déjame en paz-le solté adelantándome con la intención de rodearle y marcharme a mi habitación. Me bloqueó el paso con su gran cuerpo y uno de sus brazos me rodeó por la cintura. Antes de saber que estaba ocurriendo me empujó dentro del despacho de Boonsak, cerró la puerta y me apretó contra ella. Dentro estaba oscuro, aunque la luz de la luna entraba atreves de las ventanas que había detrás del escritorio y los sillones.

Solté todo el aire que estaba conteniendo al verme de repente rodeada por aquel hombre tan espectacular y a la vez exasperante.

Su mirada se clavó en la mía y entonces me di cuenta de lo borracho que estaba. Había estado tan cabreada y triste con lo de las fotos que simplemente había obviado aquel detalle, pero al ver como se estaba comportando no cabía duda de cuál era su estado.

-Deja ya de pensar en ese idiota-me dijo apartándome el pelo del hombro y besándome la piel desnuda.

Fue tan inesperado como intenso. Me recordó el beso que nos habíamos dado en las carreras. Lo que había empezado como una simple venganza había terminado en convertirse en un beso realmente placentero y excitante... igual que lo que estaba ocurriendo en aquel instante.

- ¿Qué haces? -dije entrecortadamente cuando sus labios comenzaron a subir lentamente por mi cuello, depositando pequeños besos ardientes hasta llegar a mi oreja... tuve que cerrar los ojos cuando sentí sus dientes clavárseme en la piel...y los sillones.

-Demostrarte lo buena que puede ser la vida-dijo con la respiración acelerada mientras una de sus manos se metía por debajo de mi camiseta y comenzaba a acariciarme la espalda, primero con delicadeza después apretándome contra su duro cuerpo.
Estaba claro que no sabía lo que estaba haciendo... ¿acaso se había olvidado de con quien se estaba besando? Nos odiábamos, más ahora que había conseguido que se quedase sin su juguete preferido y mucho menos después de que uno de sus enemigos más acérrimos le disparara por la espalda por mi culpa... ¿pero entonces porque yo tampoco podía dejar de disfrutar con aquellas caricias tan ardientes y tan inesperadas?

-He tenido que contenerme contigo durante demasiado tiempo... y maldita sea, te has metido en mi cabeza y no hay forma de librarme de ti-dijo cabreado mientras me levantaba con facilidad obligándome a rodearle las caderas con mis piernas.

No tuve tiempo ni de asimilar lo que me dijo porque de repente sus labios estaban sobre los míos. Inesperados, ardientes y posesivos... como nunca nadie me había besado.

Al principio me chocó volver a sentirlo de aquella forma y más aún después de su actitud durante aquel día, pero mis pensamientos al igual que mis sentimientos, problemas o cualquier cosa que me hubiese estado afectando en los pasados minutos quedaron relegados a segundo plano porque madre mía... ese chico sí que sabía lo que hacía.

Su lengua arremetió contra la mía de forma pasional, sin darme un respiro y sentí su aliento embriagador en mi boca y sin darme cuenta de lo que hacía me encontré a mí misma respondiéndole de la misma forma. Mis manos se enredaron en su cuello y le atrajeron nacia a mi como si le necesitase para respirar, toda una contradicción ya que su forma de besar me estaba dejando sin oxígeno a cada segundo que pasaba.

Tiré de su pelo hacia atrás cuando tuve que volver a respirar. Él gruñó de dolor cuando tiré aún más fuerte al ver que no se separaba de mi boca.

Ambos respirábamos jadeando y sus ojos marrones se clavaron en los míos cuando intenté controlar las oleadas de placer ardiente que me recorrían de la cabeza a los pies. Aún le rodeaba con mis piernas y pronto sus manos me apretaron con fuerza contra su cuerpo como si no soportara que hubiese espacio entre los dos.

-Eres un bruto-le dije jadeando y sin poder contenerme, aunque me daba claramente igual sus formas de tratarme, en menos de cinco minutos me había tenido dispuesta a darle lo que me pidiera.

-Y tú insoportable.

No me dio tiempo a rebatírselo puesto que sus labios volvieron al ataque un segundo después. Dios, aquello era demasiado intenso, le sentía por todas partes, sus manos comenzaron a desabrocharme la blusa con una mano mientras que con la otra me apretaba las caderas con fuerza; con la respiración acelerada comenzó a moverse hacia la derecha, seguramente con la intensión de colocarme sobre la mesita que había allí, pero yo tiré de él hacía atrás y mi espalda volvió a chocar contra la pared. De pronto se oyó un clic y la luz de la habitación se encendió iluminando todo a nuestro alrededor y a nosotros mismos con una claridad dolorosa.
había allí, pero yo tiré de él hacía atrás y mi espalda volvió a chocar contra la pared. De pronto se oyó un clic y la luz de la habitación se encendió iluminando todo a nuestro alrededor y a nosotros mismos con una claridad dolorosa.

Fue como si nos hubiesen echado un vaso de agua fría sobre la cabeza. Mew se detuvo; me miró sorprendido y jadeante al igual que yo, la realidad anteponiéndose a la atracción física de nuestros cuerpos. Mew apoyó su frente contra la mía, y cerró los ojos con fuerza por unos segundos que se me hicieron interminables.

-Mierda-dijo entonces depositándome en el suelo y sin siquiera volver a mirarme se giró y salió por la puerta.

La realidad me golpeó tan dolorosamente que mis piernas me hicieron resbalar hasta quedarme sentada en el suelo contra la pared. Me rodee las rodillas con las manos mientras me daba cuenta de lo que acabábamos de hacer.

Enrollarme con el no solucionaría absolutamente nada. No haría que los cuernos que me había puesto mi novio desaparecieran, no haría que la soledad que sentía al vivir en aquel lugar sin mi familia ni mis amigos doliese menos, y mucho menos iba a hacer que mi relación con él mejorara de alguna forma. Aquel episodio con Mew solo podía significar una cosa: problemas.
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Hola cómo están espero y le haya gustado este capítulo este actualizando más adelante ❤️
✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨
Que estén bien y que el MewGulf los acompañe ❤️ ✨
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Hermanatros (1)Where stories live. Discover now