❄️Capítulo 78❄️

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—Me pareció que estaba disgustada porque su mirada parecía tensa.

Solo entonces Shuell se dio cuenta de que estaba poniendo bastante rigidez en su rostro, así que torpemente pasó su mano por sobre su frente y, sin motivo alguno, aceleró el paso.

Nevid corrió tras Shuell mientras se abría paso entre la multitud.

De repente, un rostro conocido apareció a los ojos de Shuell.

Shuell agarró por la nuca a Nevid y lo empujó contra la pared. Lo presionó contra la pared como si fuera una cáscara de mandarina arrugada.

—¡S-Su Alteza! Le prometí a mi Señor seguirlo por el resto de mi vida... —tartamudeó Nevid, incapaz de moverse.

—Sí, debes dedicar toda tu vida al Gran Duque, ¿entendido?

—¿Eh?

Shuell giró la cabeza para mirar hacia la plaza, donde se encontraba Sílkaro.

El llamativo cabello rubio destacaba tanto que ni siquiera su capa podía cubrirlo. Tardíamente, Shuell recordó que hoy era su cumpleaños.

«Si hoy es su cumpleaños, ¿no está en una cita con Elina?»

En la novela original, Shuell los interceptó, por lo que tuvieron su cita hasta mucho después de la hora acordada.

Shuell miró a su alrededor, pero no pudo ver a Elina.

Nevid, que se dio cuenta de la situación poco después, también parecía sorprendido.

—Uhm, supongo que espera a alguien. ¿Tendrá una cita?

—Ni siquiera puedo salir con el Gran Duque —refunfuñó Shuell.

—¡No se preocupe! Seguro que a mi Señor le gustaría estar con usted.

—Es un poco injusto porque el Gran Duque trabaja mucho mientras que otros salen...

Una voz suave se superpuso a la de Shuell.

—¿Señorita Shuell?

Al instante, Nevid se paró correctamente y saludó con cortesía.

—¡Lo saludo!

Shuell maldijo a Nevid con la mirada, pero él no comprendió.

—Veo que Su Alteza también ha venido a las festividades. Nos hemos encontrado por casualidad —respondió Shuell con una amplia sonrisa fingida.

—Ah, supongo que la capa no es muy útil —respondió sonriendo Sílkaro, jugueteando con el dobladillo de su capa como si se sintiera incómodo.

La parte aún más sorprendente fue que pensara no ser reconocido solo por usar una capa.

Shuell quería escapar porque creía que, si Elina aparecía, solo volvería a decir un montón de cosas desagradables.

—Bueno, feliz cumpleaños. Espero que lo pase bien —dijo Shuell mientras se inclinaba cortésmente, y se dio la vuelta.

—Señorita Shuell, ¿tiene algo de tiempo?

Sílkaro la detuvo.

—¿No?

—¿No acaba de decir que tiene tiempo suficiente para poder dar un paseo? —preguntó Nevid ladeando la cabeza.

Shuell de inmediato pisó con fuerza el pie de Nevid, y él soltó un grito agudo.

—Menos mal. Siento que llegué demasiado temprano.

—Bueno, al menos no llegó tarde.

Sílkaro esbozó una amplia sonrisa, sin demostrar lo que pensaba.

—Estoy un poco aburrido de esperar en vano. Aunque sea breve, hablemos un momento.

—Yo también tengo una cita.

—Bueno, entonces hablemos hasta el momento de la cita. ¿Le parece bien?

Aunque se negó abiertamente, Sílkaro perseveró en su petición. ¿Es esto lo que sentía Rayglen cuando ella insistía? Era bastante molesto.

Las personas del Festival ya miraban a Sílkaro de reojo por el buen aspecto que se veía por las aperturas de la capa. Todos parecían incapaces de pensar siquiera que se trataba del Príncipe Heredero. Además, ¡ambos estaban parados en medio del camino, bloqueando el paso!

—Creo que sería mejor cambiar la ubicación primero.

—Ah, después de todo, no es de buena educación mantener a una señorita de pie.

Estaba claro que no se había dado cuenta de que las personas alrededor estaban enojadas porque bloqueaban el paso en medio de la calle. Era algo natural porque seguramente todos se hacían a un lado cuando caminaba.

Shuell no quiso señalar la situación y siguió obedientemente a Sílkaro.

Sílkaro se sentó frente a una fuente, sacó un pañuelo y lo colocó a un costado para que Shuell se sentara. Nevid, que sacó una tela especial de su bolsillo, la guardó silenciosamente.

—Lamento tener tan ocupado al Gran Duque.

—Está bien. Le agradecería si pudiera devolverlo lo antes posible.

—Jajaja, lo siento, pero creo que podría ser un poco difícil —respondió Sílkaro mientras observaba la escena frente a él—. Oh, gracias por el regalo. Escuché que es un artículo difícil de conseguir.

Parecía que el regalo enviado por Gorfel se le fue entregado a través de Rayglen.

«Le pedí al Gran Duque que lo entregará usando su nombre. ¿Por qué fue honesto...?»

Shuell derramó lágrimas internamente por el comportamiento inocente y honesto de Rayglen.

—Me alegra que le gustara —respondió Shuell, sonriendo con calma.

—No puedo expresar lo sorprendido que estaban todos cuando lo recibí.

«Sí, seguro. ¡Todo debería haber sido acreditado al Gran Duque!»

Shuell se obsesionó con encontrar a una pelirroja entre la multitud. Se suponía que Elina habría salido temprano de la mansión para reunirse con Sílkaro.

El Festival era una oportunidad para que ambos se acercaran, así que Shuell estaba ansiosa por verse atrapada en medio de ellos.

De repente, una sombra negra apareció frente a Shuell.

—¿Este horario es ahora el de la cena con la señorita Soleil?

Shuell se levantó de su lugar.

—¡Gran Duque!

—La señorita Soleil.

La mirada penetrante de Rayglen exigía la verdad.


La villana cautiva al Gran DuqueWo Geschichten leben. Entdecke jetzt