86. Enfrentarlo

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Chiara volvía a colocar todos los instrumentos en su lugar bajo la atenta mirada de Martin y Naiara. Había comenzado a sentir una extraña sensación en su estómago pero prefirió ignorar el verdadero motivo y sustituirlo por una opción más convincente.

–Muero de hambre, ¿vamos a comer algo?.-propuso a sus amigos cuándo terminó de guardar la guitarra en su estuche. Había sido lo último que le faltaba por acomodar y se vió en la necesidad de girar a verlos dado su silencio ante la pregunta.

Ambos compartieron una mirada un tanto extraña para la ojiverde. No le gustaba sentir que le estaban ocultando algo, pero sus amigos no ayudaban en nada con lo poco disimulados que eran, incluso para ella, que podía reconocer lo mucho que le costaba captar las indirectas de ese tipo.

–Está bien.-se encogió de hombros fingiendo restarle importancia al ver que ninguno respondía.

Tomó su celular para llamar a su hermano pero este fue inmediatamente arrebatado por la pelinegra.

–¡Espera!.-Chiara la miró confundida y un tanto frustrada al ver como Naiara dirigía su mirada a la entrada por milésima vez en toda la tarde.

–¿Esperas a alguien?.-su amiga negó bajando la mirada y le regreso el celular con una evidente decepción que no pasó desapercibida por Chiara.

Estaba segura de que esperaba a alguien, y no entendía el porque tanto misterio ni mucho menos el porque la desconocida espera causaba tanto efecto en ella. Estaba incomoda y tenía la necesidad de salir de ahí lo antes posible. Marcó a Alex pero este le mando al buzón al menos unas tres veces. Sabía que estaba con Denna, pero descarto la idea de marcarle a la rubia dada la situación con su mejor amiga. No es como si fuera a hablarle para aclararle las cosas, pero aun así no le resultaba cómodo.

–Martin, ¿crees poder llevarme a casa? Alex no me contesta.-su mejor amigo asintió sin pensarlo, pero cuándo Chiara tomó su bolso para dirigirse hacia la salida, nuevamente compartió esa mirada de alerta con Naiara que la hizo rodar los ojos.

–¿Ahora?.-preguntó un tanto desconcertado y ella asintió sin entender el trasfondo de la pregunta.

–Sí, ya es algo tarde.-fingió un bostezo que hizo a Naiara reír ante lo poco convincente que había sido su actuación. No estaba cansada, ni mucho menos aburrida, pero cualquier escapatoria le resultaba mejor que permanecer en ese lugar que sentía hacerse cada vez mas pequeño. Algo estaba por pasar y prefería no quedarse a descubrirlo.

Su mejor amigo miro por última vez a Naiara que le indicó con una seña de afirmación que se fuera. Chiara prefirió no cuestionar ninguno de sus comportamientos y se despidió rápidamente de la pelinegra antes de salir disparada hacia la salida.

El problema llegó cuando la sensación de su estómago que se había propagado hasta su pecho se detuvo cuando choco con una cabellera pelirroja.

Perdió tan solo un poco el equilibrio, pero aún así unas delicadas manos la sostuvieron por la cintura atrayéndola hacia ella. Levantó la mirada  encontrándose con aquellos ojos café que le brindaban toda la seguridad y calidez que alguna vez pudo llegar a sentir. Aprovechó el acercamiento para envolver sus brazos alrededor de su cuello y esconder su rostro en aquel hueco entregándose en un reconfortante abrazo que había estado necesitando durante todo el día.

–Ruslana.-la pelirroja sonrió apretándola más contra ella. Ninguna sabía quien de las dos necesitaba mas de ese abrazo, pero estaban convencidas de que ese lugar seguro lo encontraban solo en los brazos de la otra.

–Estoy aquí.-su corazón se comprimió como nunca al escuchar el sollozo de Chiara. Tuvo que romper la unión para encargarse de limpiar cada una de sus lagrimas.–Por favor no llores.

–No quería lastimarte.-Ruslana veía el arrepentimiento en su mirada y se aferraba a la idea de Chiara priorizando sus sentimientos por encima de los de Violeta. Así fuera la minima esperanza que hubiera estaba dispuesta a sostenerse todo lo que pudiera.

–Estoy bien, no pasa nada.-acariciaba sus mejillas con sus pulgares y controlaba sus impulsos de cerrar por completo el espacio entre ellas, sabía que era un momento vulnerable y lo último que quería era aprovecharse de ello.

–¿Me lo prometes?.-la pelirroja sentía su corazón estallar ante lo adorable que Chiara podía ser con esa mirada tan brillante e inocente. Era increíble el poder que tenía sobre ella aun cuando había roto una parte de su corazón al confesarle lo sucedido del día anterior. Sin duda alguna, Chiara era la única persona capaz de romper y sanar su corazón cuantas veces quisiera. Era consciente del peligro emocional al que se estaba enfrentando, pero aún así, cada minuto valía completamente la pena si al final Chiara la miraba como si fuera la persona más importante para ella y le dejaba claro cada vez que podía que no quería perderla nunca.

–Te lo prometo.-claramente no estaba bien. Durante todo el camino había estado planeando un discurso muy detallado donde pensaba dejarle claro a la ojiverde que no estaba dispuesta a ser una segunda opción para ella. O la quería como algo más que una amiga o simplemente no la quería. Quería dejar las cosas claras y pedirle que no jugara con sus sentimientos por querer explorar los suyos con Violeta. Quería decirle que sería paciente pero que no esperaría mientras está intentándolo con alguien más. Pero sobre todo, muy dentro de ella, quería besarla y eliminar cualquier rastro de Violeta en ella.

–Te quiero.-confesó abrazándola nuevamente recostando su cabeza sobre su pecho. Ruslana entendió perfectamente la intención de ese te quiero como amiga.

Esta vez, fue una lágrima suya la que resbaló por su mejilla y se obligó a si misma a cerrar con fuerza los ojos para retener todas las que amenazaban con salir.

Tenía tantas cosas que decirle, pero no pudo decir ninguna.

Kivi/Ruski INSTAGRAMWhere stories live. Discover now